miércoles, 31 de julio de 2024

Momentos de inadvertida felicidad de Francesco Piccolo

Momentos de inadvertida felicidad

Francesco Piccolo

Leído en el Club de lectura / mayo 2024.

Párrafos reflexivos, irónicos. Es como escuchar los pensamientos del protagonista (¿ficción o escritor en primera persona?). A ratos me dejo llevar, a ratos me irrita un pelín. Me gusta su prosa. Curiosidad por leer una de sus novelas.

Me inspiró a poner en palabras la felicidad que me proporciona la lectura.

Puedes acceder al PDF donde se amplía el contenido de esta entrada desde AQUÍ


Fragmentos seleccionados

Te gusta que el tiempo no pase nunca y te gusta no saber qué hacer.

Algunas cosas que no tendrían que gustarme pero me gustan.

Ser capaz de salir bien parado cuando hablo con alguien fingiendo que lo he reconocido y en realidad no tengo ni la más remota idea de quién diablos es. Si consigo marcharme sabiendo que he logrado no demostrar que no sé en absoluto de quién se trata, me siento muy satisfecho de mí mismo.

Quitarle el pepinillo al cheeseburger.

La primera y la última página de un libro.

El recuerdo morboso de los libros que he leído: me acuerdo de dónde los he leído, de lo que hacía en la época en que los leía, de con quién hablaba de ellos.

A decir verdad, incluso cuando hay asesinatos, no sé por qué, pero nunca me pregunto quién habrá sido. Y eso elimina muchos libros en los que hay delitos y eventuales asesinos.

Y además me gusta muchísimo mantener conversaciones y discusiones inútiles, con quien sea.

El agua cuando tienes sed; la cama cuando tienes sueño.

Descubrir que una buena acción desgrava.

Caminar de puntillas sobre el suelo recién fregado, con una contracción de los músculos que pretende hacerte creer que has obtenido una ligereza tal que el suelo no va a ensuciarse.

Todas esas cosas que hay que hacer me gusta posponerlas, o bien haberlas hecho ya.

Las grandes librerías porque puedes dar una vuelta, tocar, hojear, sin que nadie quiera darte un consejo.

Algunas noches insomnes, cuando me despierto a las cuatro y me levanto, me hago un café y en casa están durmiendo todos, mejor dicho, están durmiendo todos en todas partes, y tengo horas por delante en las que puedo hacer cosas y adelantarme así al resto del mundo.

Cualquier película con Marilyn Streep.

Todos los acontecimientos que no dependen de mí.

Tu vida está concebida de esta manera: hacer lo que sea siempre y cuando no haga falta hacer cola. No haces nada para lo que sea necesario hacer cola.

Me gustaría que ninguna puerta se estuviera cerrando, que ningún ser humano estuviera tosiendo, que ningún ciudadano no se sintiera ciudadano; y que siempre en este momento alguien estuviera diciendo: qué bonito es vivir aquí. Aunque fuera para sus adentros.

Sinopsis: Estás en la cola del supermercado, esperando a que llegue tu turno, o tal vez estás parado en medio de un atasco, o bien esperas a que tu novia salga del probador de una tienda de ropa, en fin, que estás algo distraído, cuando, de repente, la realidad que te rodea parece confluir hacia un único punto y hace que éste resplandezca. Y entonces te das cuenta de que acabas de encontrarte con uno de ellos. Los momentos de inadvertida felicidad funcionan de esta forma: pueden anidar en cualquier parte, dispuestos a llover sobre tu cabeza y hacer que abras los ojos ante algo en lo que hasta un momento antes no habías reparado. Para hacer que descubras, por ejemplo, lo valioso que resulta ese puñado de días de agosto en que todo el mundo se ha marchado de vacaciones y tú te quedas solo en la ciudad. O el interés morboso que te empuja a encerrarte con llave en los lavabos de las casas en las que nunca habías estado y curiosear todos los productos que utilizan. O la satisfacción de constatar que un amigo tuyo ha recuperado en poco tiempo todos esos kilos que había perdido mediante una dieta severísima que, durante unos días, estuviste tentado de seguir tú también.

A medio camino entre Me acuerdo de Perec y las implacables leyes de Murphy, pero con ese gusto tan italiano por la divagación, Francesco Piccolo pone al desnudo con despiadado sentido del humor los placeres más inconfesables, los tics, las debilidades con las que todos, tarde o temprano, hemos de bregar. Página tras página, momento tras momento, acabamos arrastrados por una irrefrenable oleada de diversión, inteligencia y estupor. Con la misma sensibilidad con la que explorara la Italia «despreocupada», Francesco Piccolo colecciona, cataloga y hace suyas las mil epifanías que se asoman en cualquier recodo del camino. Porque sólo reduciendo a añicos la realidad se logra atrapar por la cola -siquiera un instante- el sentido más profundo de la vida.

Nº de páginas: 152. Tiempo de lectura estimado: 3h 33m, Anagrama, Barcelona 2012. Traducción: Xavier González Rovira. Acceso a las primeras páginas desde la web de la editorial

Francesco Piccolo (Caserta, 1964) vive en Roma. Ha publicado Escribir es un tic: los métodos y las manías de los escritores (Ariel, 2008), Storie di primogeniti e figli unici (Premios Giuseppe Berto y Piero Chiara), E se c'ero dormivo, Il tempo imperfetto, Allegro occidentale, L’Italia spensierata y La separazione del maschio. Es guionista, entre otras, de las películas Caos calmo de Antonello Grimaldi, y de El caimán y Habemus papam de Nanni Moretti. Momentos de inadvertida felicidad tuvo un extraordinario éxito en Italia con motivo de su publicación en 2010.

Mientras leía el libro me acerqué a su faceta de guionista.

Mia madre


Filmografía de Francesco Piccolo (guiones)


No hay comentarios: