lunes, 17 de enero de 2011

Lecturas por Jerusalén

Viaje a Palestina - Luís Reyes Blanc

Lo había leído ya hace unos años y ahora vuelvo a él, tras haber pasado por Jerusalén. Es un magnífico libro, escrito con gran rigor, sentido del humor cuando es posible y bastante sensatez. En sus textos me voy a apoyar para acompañar a las imágenes de la próxima entrada.

De momento, un avance:

Judíos ultraortodoxos: su vida está dedicada al estudio, a la oración y a la procreación. Se pasa las noches enteras leyendo la Torah en aquella covachuela y duerme de día, lo que no le impide tener familia numerosa, y subsiste gracias a los subsidios que le paga el gobierno israelí a todos los estudiosos, pese a lo cual despotrica contra el gobierno como impío, o ni siquiera le reconoce legitimidad, porque no acepta la existencia del Estado de Israel, ya que la regeneración del pueblo judío solo tendrá lugar con la venida del Mesías.

El judío ultraortodoxo trata a su mujer de forma muy parecida al musulmán tradicional. No la deja salir a trabajar fuera de casa, la tiene allí como una máquina reproductora de la estirpe paterna, cuidando de la caterva de niños, cinco seis, diez... Cuando salen a la calle es normal verlas por Jerusalén con el marido, caminando delante, flanqueado por sus hijos varones mayores, y ella detrás con el resto, porque “los auténticos haredim (piadosos) nunca miran a una mujer”, según sostienen los más estrictos.

El mayor pecado femenino es despertar la concupiscencia de los hombres, y para los ultraortodoxos lo que más excita es, como entre los mahometanos, el cabello de la mujer. Sus esposas tienen que salir a la calle no sólo con mangas hasta la muñeca, faldas largas y medias gruesas cubriendo la poca pierna que dejan ver, sino con un pañuelo a la cabeza que tape completamente el pelo. Algunas, más prácticas, recurren a raparse la cabeza y ponerse una peluca. Como el cabello no es suyo, ya no es pecado, si se les ve un poco…

No hay ciudad en el mundo – aparte de Roma - tan llena de secretos, de maravillas y de sueños, tan deseada, tan codiciada a lo largo de milenios que haya levantado semejantes pasiones, fanatismos, esperanzas y amores.
Los palestinos en cambio no dejan de suspirar por ella y de prometerse que será la capital de su Estado, y la siguen llamando Al Quds, que en árabe quiere decir la Santa.
Los israelíes la llaman Jerusalén (pronunciando Yerushalaim)… llamada en el Libro del Génesis Shalem, Paz en hebreo, de modo que Jerusalén es la Ciudad de la Paz.
Bella etimología, pero inventada.
En Palestina la etimología, como la toponimia o la arqueología, es un arma letal.

El perfume de nuestra tierra: voces de Palestina y de Israel - Kenizé Mourad

Numerosos testimonios que quieren mostrar al mundo la situación que se vive en esa zona tan conflictiva.

La resistencia, lucha por la tierra, los toques de queda, barreras, el Miedo, los colonos, judíos ortodoxos, los niños que tiran piedras, torturas, demolición de casas, levantamiento, acuerdos de paz… Describe de forma detallada el sentir de los palestinos y de algunos israelíes. Lectura que deja huella y ayuda a comprender muchas cosas que los informativos de televisión malinterpretan o no estiman necesario exponer a los espectadores.


De repente en lo profundo del bosque – Amos Oz

Una hermosa fábula que habla de lo que implica ser diferente, de las burlas y el maltrato. Como un cuento nos narra la vida de un pueblo en un valle donde hace ya muchos años han desaparecido los animales.

El miedo a no ser como todos, a quedarse cuando todos se marchan o a irse cuando todos se quedan. Nadie quiere quedarse sin la manada o ser apartado del rebaño. Si te alejas un poco, una vez o dos del enjambre, jamás te permitirán volver…





HACE UN AÑO: Déjame entrar

4 comentarios:

Thabitha dijo...

Hace tiempo leí El perfume de nuestra tierra y me impactó muchísimo. Dejé un post sobre él: http://dialogosdelobaesteparia.blogspot.com/2007/06/el-perfume-de-nuestra-tierra.html
Biquiños

LU dijo...

Thabitha, a mi me impactó mucho ese conjunto de testimonios.

Estuvimos en diciembre un día en Jerusalén, con un guía árabe, palestino que vive en Jerusalén, con cédula israelí y pasaporte jordano. Nos habló de la lucha por la tierra y de la imposibilidad de solucionar ese CONFLICTO. Las guerras generan más beneficios que la paz.

Vimos como las carreteras diferenciaban matrículas, los palestinos no pueden acceder a muchos lugares. Y ese MURO… y los soldados y helicópteros por la ciudad…

Al volver a casa me leí de nuevo Viaje a Palestina (muy recomendable), y buscando sobre el tema apareció éste otro. Es un libro que deja muy claras las circunstancias que allí están viviendo (la demolición de las viviendas, los bloqueos, los crímenes injustificados, la artillería contra las piedras, la desilusión, el miedo, los traumas). Es realmente ofensiva la imagen que nos transmiten los medios de comunicación, suicidas radicales. Parece que todo se define dentro de la radicalidad, pero el sentir y pensar de mucha gente no es ése, es miedo y es desesperanza.

La labor del periodista en una zona conflictiva debería ser ésa, dar voz y difundir ante el mundo lo que está pasando. Para la autora tuvo que ser una experiencia muy dura, mirar a los ojos de esas personas, escucharles, y a veces hacer que recuerden ese inmenso dolor.

Biquiños

Alamut dijo...

Tus viajes siempre me producen unas ganas enormes de echarme a andar.
Biquiños, Lu

LU dijo...

Alamut, pues te deseo un estupendo caminar.

Y gracias