(Bouzas - Vigo)
La niebla en mañanas de agosto
es mi infancia.
La niebla que transforma el
paisaje, que lo vuelve fantasmagórico.
La niebla que nos deja sin
horizonte, sin luz.
La niebla que quema las pieles
de los despistados.
Prefiero pisar tierra firme en
días de niebla, con la mirada en hoy, en el pasado o sin calendario.
Escuchando el sonido de las
olas.
Libros para el verano: Feria y Gema.
Feria de Ana Iris Simón
Ana Iris creció escuchando a
sus abuelos el relato de dos mundos que se desvanecen. Unos, feriantes,
quejándose de que cada vez tenían más trampas y menos perras, porque a medida
que la vida se convertía en una feria —la de las vanidades—, la auténtica feria
dejaba de tener sentido. Los otros abuelos, campesinos, le transmitieron el
arraigo mágico de la tierra. Y fue ese abuelo el que la llevó un día a un
almendro y le dijo que lo había plantado él, así que para ella era su sombra.
La foto que llevaba su abuelo en la cartera con un gitano a un lado y al otro un Guardia Civil. La infancia rural, además de respirar aire puro, es conocer la ubicación del puticlub y reírse con el tonto del pueblo. Un repaso a las grietas de la modernidad y una invitación a volver a mirar la tradición, la estirpe, el habla, el territorio. Y a no olvidar que lo único que nos sostiene es, al fin, la memoria.
Nº de páginas: 240. Editorial Círculo de Tiza 2020. Primeras páginas.
Importancia que temían los rituales. Religión, misas y procesiones, contrastando con el comunismo. Su madre es un “universo expandido” (La Anamari, no mamá). Vergüenza ocultando la profesión de feriantes. Hombres que crecen y siguen jugando. Amor antes de conocer (preexiste, como el que siente por el hermano antes de nacer).
Adulta el día que su padre les pide a su hermano y a ella que cuenten qué ha pasado con el gigante de la estación que sangraba. Vivir en un relato, crear ese relato.
La primera mitad me tenía bastante encandilada. Evocadora, nos sumerge en su pasado, y un poco en el propio. Después se va perdiendo en su ideología.
Gema de Milena Busquets
La vida de una escritora de
cuarenta y tantos años transcurre sin grandes sobresaltos, entre sus dos hijos
y una relación que parece a punto de terminar. Pero esa existencia plácida se
ve sacudida por la reaparición de un fantasma del pasado en forma de repentino
recuerdo: Gema.
Nº de páginas: 176. Editorial Anagrama, Barcelona 2021. Primeras páginas
Hace 5 años leía con su primera novela, Esto también pasará, me quedé encantada. No se ha repetido la sensación. Una lectura de playa, sin mayor trascendencia, con detalles leves, muy leves:
No me parecía que el ansia por conocer hasta el último detalle de la vida secreta de las personas amadas fuese una verdadera muestra de cariño o de interés. ¿Acaso no era más bien una falta de confianza, una señal de ingenuidad y un deseo oculto de controlar al otro? ¿Acaso no era importante también el pudor?
Me había dado cuenta de que el amor de mis padres, que durante un tiempo después de su muerte creí que se había evaporado, se había reproducido con más intensidad si cabe en mis hijos. Era la única herencia posible, aquel amor, como una piedra ardiente que nos íbamos pasando unos a otros. No era huérfana porque tenía hijos y porque, seamos serios, nadie es huérfano a partir de los 30 años.
Algunas cosas las hacemos solo para vérnoslas hacer o para que otros nos las vean hacer.
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