Ojos azules
Libro elegido para retomar nuestros encuentros presenciales en Vigo. En una terraza de una antigua librería, una tarde de julio de este extraño verano (climático y anímico).
Dispersión y el inevitable tema covid, vacunación, restricciones, emociones. Con ganas de hablar y escuchar, compartir y disfrutar. Unas cervezas, unas croquetas de boletus, un chal y reparto de albahaca (esta planta aromática dio pie a un breve texto y risas de wasap). Personas muy bonitas.
El libro
Sinopsis: Pecola es una niña que
vive con sus padres. Le gustan las muñecas y las caléndulas, que no le gustan a
nadie excepto a ella. Pecola es negra y cree que es fea porque no se parece a
Shirley Temple. Y tiene un truco para desaparecer cuando sus padres se pelean o
su padre la molesta por las noches: piensa que tiene unos preciosos ojos
azules, que todo el mundo admira su belleza y que las otras niñas la envidian.
Pero ese sueño nunca se convertirá en realidad y seguirá atrapada en la triste
vida que le ha tocado en suerte.
Nº de páginas: 272. Editorial Debolsillo, 2018.
Ganadora del Premio Nobel de Literatura 1993, parte de la realidad de una chiquilla desgraciada para tratar temas como el concepto de belleza impuesto, la voz femenina o la infancia truncada, y lo consigue con una historia dura y deliciosa al mismo tiempo.
Dedicatoria:
A las dos personas que me dieron la vida.
Y a la persona que me hizo libre
Primer párrafo con signos de puntuación. Segundo, repite texto sin signos de puntuación. Tercero: Heaquilacasaesverdeyblancatieneunapuertarojaesmuybonitaheaquialafamiliaalamadreelpadredickyjan...¿Por qué hace esto la escritora? Desde luego logra captar la atención, y cierta incomodidad. Bucle obsesivo, canción de terror para esconderse y que nadie te encuentre…
Dividido en cuatro estaciones que van profundizando en varios de los personajes.
Con una calidad impresionante para ser su primera obra. Profunda, durísima, con un lenguaje fluido, muy cuidado. Me ha encantado.
En realidad nada más habría que decir, salvo por qué. Pero, dado que el porqué es difícil de manejar, será mejor refugiarse en el cómo.
– ¿Queréis un penique?
Mr. Henry nos tendía una reluciente moneda. Frieda agachó la cabeza, demasiado complacida para responder. Yo hice ademán de cogerla. Él chasqueó los dedos y el penique desapareció. El deleite se sumó a nuestro sobresalto. Le registramos meticulosamente, metimos los dedos en sus calcetines, palpamos el forro de su chaqueta. Si la felicidad es una mezcla de expectación y certidumbre, éramos felices.
Empezó en Navidad con los regalos de muñecas. El regalo supremo, el especial, el más amoroso era siempre un gran bebé de ojos azules. Por los ruidos cloqueantes que emitían los adultos, yo sabía que aquella muñeca representaba lo que ellos creían que era mi más preciado deseo. A mí me dejaba estupefacta tanto la cosa en sí como el aspecto que tenía. ¿Qué se esperaba que hiciese yo con ella? ¿Fingir que era su madre? No me interesaban ni los bebés ni el concepto de maternidad. Me interesaban sólo los seres humanos de mi edad y de mi tamaño, y era incapaz de experimentar el menor entusiasmo ante la perspectiva de ser madre. Maternidad equivalía a vejez y a otras posibilidades remotas. Aprendí rápidamente, no obstante, lo que se suponía que debía hacer con la muñeca: acunarla, inventar historiadas situaciones en torno a ella, incluso dormir con ella. Los libros ilustrados estaban llenos de niñas que dormían con sus muñecas. Generalmente eran muñecas de trapo, pero en mi caso éstas eran inaceptables. Me repugnaban físicamente y, en secreto, me asustaban aquellos ojos redondos y estúpidos, la cara de torta y el pelo de color naranja que parecía compuesto de gusanos.
Momentos a destacar:
La madre cantando los sábados
Cuando la niña va a comprar golosinas,
no la miran, no es reconocida, siente vergüenza y rabia.
Los únicos momentos en que
era feliz parecían ser como cuando estaba en el cine.
Pero para descubrir la verdad sobre cómo mueren los sueños una no debería fiarse de las palabras del soñador.
Juntamente con la idea del amor romántico, otro concepto se le reveló: el de la belleza física. Ambas ideas eran probablemente las más destructivas de la historia del pensamiento humano. Ambas nacían de la envidia, medraban en la inseguridad y terminaban en la desilusión.
Después maduraron. Se introdujeron en la vida por la puerta trasera. Adquirieron identidad. Todas las personas de su mundo parecían estar en posición de darles órdenes. Las mujeres blancas decían: "Haz esto". Los niños blancos decían: "Dame esto". Los hombres blancos decían: "Ven acá". Los negros decían: "Acuéstate aquí". Los únicos seres de quiénes no necesitaban recibir órdenes eran los niños negros y sus propias congéneres. Pero todo aquello lo asimilaban y lo recreaban en concordancia con su misma imagen. Gobernaban las casas de los blancos, y lo sabían.
Su negocio era el pavor. La gente le buscaba despavorida, le hablaba en susurros despavoridos, lloraba y suplicaba sumida en el pavor. Y era el pavor el objeto de su asesoramiento.
De todos los deseos que la gente la había transmitido - dinero, amor, venganza -, aquél le parecía el más conmovedor y el que más merecía ser satisfecho. Una niña que quería salir del pozo de su negrura y ver el mundo con ojos azules.
... la belleza no era simplemente algo que contemplar, era algo que una podía hacer.
De esta autora leí y comenté aquí su novela Amor, que me gustó muchísimo.
Mi banda sonora de hoy
2 comentarios:
Que tal LU!
Pues mira, todavía no me he pasado por la antigua "Cervantes", el lugar tiene una pinta estupenda y la carta también. Anda que menudo veranito estamos teniendo...
Bicos;)
Buen día, CON SOL
Sí, un verano muy muy peculiar, y fresquito jiji
Me encanta como han dejado ese local. La decoración es una delicia. Estuve un par de veces, tomando algo en la terraza (este verano soy de terrazas), y probé sus croquetas de boletus, con una salsa de queso muy rica.
Cuidaos mucho. Biquiños
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