lunes, 3 de septiembre de 2018

M train + Gimme danger

M train

Un singular y bellísimo libro de memorias. Muestra la parte más poética de su vida cotidiana como si lo hiciera a través de un caleidoscopio. Revisita las cafeterías que más ha frecuentado a lo largo de los años y que convertía en lugares de creación, empezando por el Café 'Ino de Greenwich Village de Nueva York. Su vida de poeta, dramaturga, cantante, artista y peregrina se revela aquí como si se tratara de un mapa de carreteras. Gracias a una prosa que fluye sin contrastes de los sueños a la realidad, del pasado al presente, acompañamos a la autora en sus viajes, entramos en la Casa Azul de Frida Kahlo en México, visitamos las tumbas de Genet, Plath, Rimbaud o Mishima, somos testigos de su relación con Robert Mappelthorpe, y recordamos su matrimonio con el guitarrista Fred Sonic, la retirada de los escenarios para dedicarse a su familia y su vuelta triunfal al mundo de la música.

«Cuando empecé no tenía ningún argumento. Quería escribir libre de cualquier trama o responsabilidad. Sólo quería que la obra se desplegara».

Nº de páginas: 288 págs.
Editorial: DEBOLSILLO (PUNTO DE LECTURA) 2018.
ISBN: 9788466342223

Rendida ante Éramos unos niños, entro llena de fascinación en este libro. Cuánto lo he disfrutado. Aroma a café junto al mar. Copio algunos párrafos, y podría seguir. Una maravilla, para releer y degustar.

Estoy segura de que podría escribir sin parar sobre nada. ¡Sí solo tuviera esas naderías que decir!

Sin darme cuenta caigo en una ligera aunque persistente desazón. No es depresión, sino más bien fascinación por la melancolía, a la que doy vueltas en la mano como si fuera un pequeño planeta, veteado de sombras, de un azul imposible.

Luego me detenía en el descampado que había detrás de la tienda de aparejos de pesca, un simple puesto de cemento encalado. Me hacía pensar en Tánger, aunque nunca había estado allí. Me sentaba en el suelo, en un rincón, rodeada de bajos muros blancos, y dejaba a un lado el tiempo real, libre para deambular hasta el tranquilo puente que comunicaba el pasado con el presente. Mi Marruecos.

Seguía el tren que quería, cualquiera. Escribir sin escribir, sobre genios, buscavidas y viajeros míticos, mi vagabundia. Luego volvía andando a casa, felizmente satisfecha, y reanudaba mis quehaceres. Incluso ahora, que por fin he estado en Tánger, ese rincón de detrás de la tienda de cebos parece el verdadero Marruecos de mi memoria.

Un paso en el interior de un espacio vivido y se percibe el papel central que ocupa el trabajo en una vida. Vasos desechables de café semivacíos. Sandwiches de la tienda de delicatessen a medio comer. Un bol con sopa incrustada. Aquí hay alegría y dejadez. Un poco de mezcal. Unas cuantas pajas mentales, pero sobre todo trabajo.
Así es como vivo, pienso.

Me riñeron por no llevar abrochado el cinturón de seguridad. Había olvidado ponerme el abrigo sobre el regazo para ocultarlo. No soporto sentirme atada, sobre todo cuando es por mí bien.

Libros que amé y en los que habité, pero que no consigo recordar.

Con el tiempo a menudo nos compenetramos con aquello que no supimos comprender.

- ¿Cómo es que nos distanciamos el uno del otro pero luego siempre regresemos?
- ¿Regresamos realmente el uno al otro o solo venimos aquí y colisionamos lentamente? - respondí yo.

Queremos cosas que no podemos tener. Intentamos recuperar cierto momento, cierto sonido, cierta sensación. Yo quiero oír la voz de mi madre. Quiero ver a mis hijos cuando eran niños. Manos pequeñas, pies ligeros. Todo cambia. El hijo crece, el padre muere, la hija es más alta que yo, llorando por una pesadilla. Por favor, quedaos para siempre, le digo a las cosas que conozco. No os vayáis. No crezcáis.

Estaba deseosa de permanencia, supongo que necesitaba que algo me recordara lo efímera que es la permanencia.

Lo que he perdido y no puedo encontrar, lo recuerdo. Lo que no puedo ver, intento tocarlo.

Gimme danger


El rock'n'roll potente y agresivo de The Stooges, que apareció en Ann Arbor, Michigan, durante una revolución contra-cultural, fue como una bomba en el paisaje musical de finales de los años sesenta. El grupo en el que debutó Iggy Pop plantó los cimientos de lo que se conocería posteriormente como rock alternativo. Este documental presenta el contexto en el que The Stooges evolucionaron musicalmente, culturalmente, políticamente, históricamente, a través de sus aventuras y sus desgracias, evocando sus fuentes de inspiración y las razones de sus primeros desafíos comerciales, hasta su llegada al Panteón del rock.

Dirección y guion Jim Jarmusch. Fotografía Tom Krueger. EE UU 2016, 108 min.


Iggy sentado, tranquilo y riéndose de todo, o casi. Repasando su vida y su trayectoria musical. Cómo consigue la habitación grande en la autocaravana familiar.

Deja de tocar la batería, subido a un pedestal o después de que se hundiera el muelle, harto de ver culos.


En Nueva York con John Cale y Nico. Preparando canciones en el Chelsea Hotel para grabar al día siguiente y Not right no se llega a ensayar, la primera toma es la buena.


Sentido del humor, montaje dinámico y desenfadado. Para fans, y para quienes desean saber más de este tipo tan peculiar. Mucho más que un torbellino a pecho descubierto.




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