Cuando nace un niño en un poblado de Melpa se planta un árbol. En el mismo hoyo cavado para hundir sus raíces, se entierra también la placenta y el cordón umbilical. Se bautiza al árbol con el mismo nombre que la criatura. Mientras el bebé está en edad de lactancia, se usan sus heces para abonar el árbol. Si todo va bien, eso dura tres años. Pasado ese tiempo se celebra un rito de iniciación. El padre invita a un banquete a todos los familiares de la madre. Es una manera de agradecerle, no sólo su fertilidad, sino también su fortaleza, demostrada en la larga duración de la lactancia. En ese misno banquete se le corta el pelo al niño por primera vez. A partir del día siguiente empieza el largo aprendizaje que ha de llevarle a alimentarse de otros modos y a depositar sus heces en los lugares destinados a tal uso. Se supone que el niño vivirá mientras sobreviva el árbol, y que éste tiene la capacidad de reflejar los estados de aquél; se secarán sus hojas cuando esté triste el hombre, resplandecerá cuando se enamore, brillarán sus frutas cuando se reproduzca, tal vez humille la copa si el niño enferma.
Fragmento del libro que estoy leyendo: Mentira de Enrique de Hériz.
Fragmento del libro que estoy leyendo: Mentira de Enrique de Hériz.
6 comentarios:
Pues resulta realmente interesante pensar en todas las culturas que nos rodean... algunas tan distintas y particulares...
Muxus
Xabi, el libro es ficción, pero el autor es un hombre que me consta se documenta muchísimo, por lo tanto, me parece – desde mi ignorancia antropológica – verídico. En cualquier caso, es muy curioso, con un gran simbolismo.
Comentaré la novela una vez que la termine, pero cerca ya de la mitad, me está gustando mucho.
BIQUIÑOS
Qué hermoso. Yo tengo un roble que me regalaron. Aunque no lleva ni mi placenta ni mis heces... va creciendo a la vez que yo. Creo que se crea cierta simbiosis.
Apunto el libro.
Bicos!
Me parece interesante esa costumbre. Yo he plantado bastantes árboles en mi vida y muchos de ellos continuan, pero nunca se me ocurrió relacionarlos con mis hijos.
Thabitha, cuida a ese roble.
El libro es una novela y una de las protagonistas es una antropóloga. Va intercalando entre su historia, pequeñas costumbres o relatos de creencias de diversas tribus.
Habla de las mentiras y las verdades. Está muy bien escrito y a mi me tiene atrapada.
Biquiños
Pepe, supongo que no es habitual ponerle nombre de un niño a u árbol, por mucho respeto que nos inspiren. Sin embargo, es curioso, y bonito a la vez.
Sigue plantando árboles, que buena falta hace.
Biquiños
Publicar un comentario