Luciérnaga
Natalia
Litvinova
Premio
Lumen de novela 2024
Desde
que recibió el premio sentía curiosidad. Apareció en la mesa de
novedades de la biblioteca y se vino conmigo para casa.
Se
deja leer, con algunas partes muy bellas. En conjunto no me ha
convencido del todo.
Autora
de origen bielorruso, afincada en Buenos Aires. La trama evoca la
vida cerca de Chernóbil, la radiación, el engaño a la población
por parte de los políticos tras el gravísimo accidente nuclear. Y a
mi me cuesta encajar el vocabulario argentino. Además hay una parte
de realismo mágico que desentona con el resto.
Fragmentos
guardados
Había
aprendido a convivir con el crujido de la madera en la casa de campo
de la abuela Elena, con el relincho de los caballos tan cerca, con
las puertas golpeando los días de tormenta, con el timbre en el
colegio, pero no con la música fúnebre. Me ponía la piel de
gallina y sentía un nudo en el estómago.
Recuerdo
que un día le pregunté por qué le gustaba coser. "Unir",
me contestó, "unir con hilos que después no se ven, las
partes, las capas, las ideas todavía invisibles. Y en mi caso, como
soy muy buena, queda algo más grande y hermoso que el resultado de
esa idea: un vestido que hará hablar a mi cuerpo cuando me lo ponga
y pasee".
Y
no hay soledad más grande que la de una mujer que tiene que
mostrarse fuerte todo el tiempo.
La
libreta se parece a un cuaderno escolar de hojas amarillentas y
rayadas. La tapa se desprendió hace tiempo y se perdió en alguna de
las mudanzas. No recordamos de qué color era.
En
ella, mamá solía anotar sus recetas respetando los renglones y
pegaba de manera prolija los recortes de las revistas. Yo invadía la
libreta con mis dibujos infantiles, garabatos y stickers.
También
contiene números de teléfono de Gómel, frases de algún escritor
triste, manchas viejas de café y aceite, fragmentos de poemas,
recordatorios y direcciones. Algunas palabras ya no se entienden,
alejadas de su país de origen y de aquel tiempo.
La
poeta Marina Tsvietáieva vivió en una casa en la calle
Borisoglebsky en Moscú, durante la guerra civil. Para sobrevivir
junto con sus hijos a la hambruna y el frío, destrozó sus muebles
de caoba y los usó como leña. Aquella casa de techos altos y con un
desván tenía las habitaciones empapeladas. Marina escarbó la
esquina con la uña, luego tiró con fuerza y un fragmento de
empapelado cayó sobre sus pies. Sacó del cajón el lápiz que
guardaba con recelo, se sentó con vistas a un callejón sombrío y
se puso a escribir poemas.
Todo
me resulta novedoso y mis ojos hacen un trabajo doble: observar y
comprender. Mis ojos son redes que lanzo sobre lo que me rodea.
¿Qué
es lo importante?, ¿qué no lo es? ¿Y si lo importante naufraga en
el mar tumultuoso de la memoria? Escribir es como bucear. El peso de
mi historia me hunde. Conocer el fondo y no olvidarse de él es volar
después.
Miramos
en silencio la foto que sacó del cajón. Mamá sonríe, pero es una
sonrisa que podría confundirse con la mueca que hacemos antes de
llorar.
Sinopsis
A
los treinta y seis años, tras haberlo dejado con su pareja, Natalia
regresa a casa de su madre, en Buenos Aires, y así emprende un viaje
hacia un pasado entre dos mundos: el de su país de origen,
Bielorrusia, en el que la autora nació pocos meses después de la
explosión de la central nuclear de Chernóbil, en un momento de
caos, pobreza y miseria, y el del país de acogida, Argentina, adonde
la familia de Natalia emigró en 1996 en busca de un futuro mejor,
pero que se reveló menos acogedora de lo previsto. Mientras Natalia
deshace el tejido de su infancia, los recuerdos empiezan a aflorar; y
donde la memoria no llega, la imaginación se encarga de llenar los
vacíos de la historia familiar mediante un diálogo imaginario con
su abuela materna, Catalina, a la que nunca llegó a conocer.
En
esta ópera prima delicada y contundente, de desarraigo y memoria,
Natalia Litvinova recupera el relato oral de las mujeres de su
familia en un mundo inhóspito en el que la historia parece estar a
punto de acabarse, y aborda la identidad, los lazos familiares y la
experiencia privada en un memoir lleno de poesía y sinceridad, que
es también un ajuste de cuentas con un pasado marcado por la
migración y la necesidad de sobrevivir a un mundo en disolución.
Editorial
Lumen, 2024. Número de páginas: 240. Tiempo de lectura: 5h 40m.
Empezar a leer.
En
un muelle de Normandía
Conozco
a Emmanuel Carrère en su faceta de escritor. He comentado dos de sus
libros: Yoga y El adversario. Ahora me acerco a su filmografía. Y me
encuentro a una protagonista escritora. Círculos.
Me
ha dejado a medias. Me gusta como refleja la realidad de esas mujeres
limpiadoras, invisibles, agotadas. La solidaridad y la cordialidad (a
veces me cuesta ver todo tan “bonito”). No necesito que me
describa qué piensa en voz en off.
Plantea
un interesante debate. ¿Cómo profundizar en situaciones ajenas en
su contexto, pero con la seguridad que da no compartir las
preocupaciones económicas? ¿Vale todo tipo de engaño para crear la
obra? ¿Cómo me sentiría yo en el lugar de quien ha ofrecido
confianza y amistad y se siente traicionada?
A
medida que avanza va perdiendo fuelle y el final es bastante pobre.
Parece
que la única actriz profesional es Juliette Binoche (guapa y
atractiva incluso cuando refleja precariedad laboral y riesgo
social). El resto del reparto (supongo que representan partes de sus
propias experiencias o entorno), resultan naturales y creíbles.
Excelente trabajo coral.
Sinopsis:
Marianne Winckler, una
reconocida autora, decide escribir un libro sobre la precariedad
laboral viviendo esta realidad de primera mano. Para ello, ocultando
su identidad, consigue trabajo como limpiadora en un pueblo de
Normandía, al norte de Francia, y descubre una vida ignorada por el
resto de la sociedad en la que cada euro ganado o gastado importa.
Pese a la dureza de la experiencia, la solidaridad entre compañeros
crea fuertes lazos de amistad entre Marianne y ellos. La ayuda mutua
conduce a la amistad y la amistad a la confianza pero ¿Qué pasa con
esta confianza cuando la verdad sale a la luz?
Título
original: Le Quai de Ouistreham. Dirección Emmanuel Carrère. Guion
Emmanuel Carrère, Hélène Devynck. Novela: Florence Aubenas.
Reparto: Juliette Binoche. Música Mathieu Lamboley. Fotografía
Patrick Blossier. Francia 2021, 102 min. Festival de San Sebastián:
Premio del Público al Mejor film europeo