La casa junto al mar
May Sarton
Me cautivó, me dio pie a citar textos, a comentar, a hablar sobre algunos de los temas que plantea. Una lectura viva,, y muy sentida.
Adentrarme en las páginas de este diario fue como entrar en el hogar de la autora. Conversar con ella, escucharla, mirar el entorno con sus ojos de observadora meticulosa y delicada, capaz de captar la belleza y mostrarla con sus palabras.
Soledad, visitas de amigos, lectura y escritura, reflexiones y miedos.
Proceso de creación y bloqueos.
Envejecimiento.
Fragmentos seleccionados
... el valor del silencio, la amplitud e intensidad del silencio, la palabra exacta en el tono exacto en el momento exacto.
En el silencio perfecto de esta mañana.
Y el silencio, claro, el silencio de la nieve que se vuelve hipnótico en cuanto nos detenemos a escuchar.
Me siento floja cuando, al levantarme, necesito sacudirme el peso de la tristeza como un perro. Pero el peso está en mi mente, claro.
Nos derramamos sin control, y ya es hora de contener el dique y levantar los puentes.
Al envejecer, debemos compaginar el intenso amor a la vida con un creciente desapego. ¿O será que las cosas a las que estamos apegados van cambiando?
El aislamiento, para mí, está muy asociado con las relaciones amorosas. Cuando no hay una perfecta comunicación, estamos aislados. En soledad si podemos entablar una buena relación con nosotros mismos.
El sentido de un diario estriba en ese poder de atrapar los acontecimientos al vuelo. Y, sin embargo, el meollo no surgirá de la narración, sino del examen de la experiencia y del intento, al menos, de reducirla a su esencia.
La escritura es el hilo que va urdiendo una continuidad bajo el tumulto de los días.
Lo que necesitamos, pero pocas veces encontramos, son colegas emocionales
Lo mejor del trabajo creativo es que nunca es monótono, nunca se repite.
Entonces me di cuenta de lo agradable que era no estar esperando a nadie, ser libre, sin ataduras ni tensiones durante esta hora larga que pasé allí dentro. Al final, salí con la sensación de haber disfrutado intensamente del momento, como en unas auténticas vacaciones.
Sinopsis: «Un amanecer sereno. He contemplado el sol bañando el estudio con una luz anaranjada y brillante, y me he sentado para atrapar la visión del disco rojo justo cuando se detenía un segundo en el borde exacto del horizonte.» En 1973, May Sarton abandonó su casa de Nuevo Hampshire, escenario de toda esa vida interior y creativa que tan bien supo plasmar en Anhelo de raíces y Diario de una soledad, para trasladarse a una casa en la costa de Maine, un lugar solitario salvo en los meses de verano, con el mar, los bosques y los cielos inmensos siempre presentes. Al principio, la paz del lugar y el haber escapado a la angustia vivida durante tanto tiempo, que había llegado a asociar con la casa de Nuevo Hampshire, parece encerrar también un lado oscuro. Tal y como afirma la autora, «Me quedé cautivada por algo sobre lo que había leído unos años atrás sobre el hecho de que los japoneses, cuando atraviesan un periodo de paz, lo único que pintan son abanicos». Sin embargo, la pasión creativa regresó, y Sarton descubrió, así, que lo mucho que tenía que ofrecer no dependía de los demás; un descubrimiento de un valor excepcional. «La soledad, como los largos amores, se vuelve más profunda con el tiempo, y confío en que no me falle a medida que mi poder creativo vaya mermando, pues crecer en soledad es un modo de crecer hasta el final», dice la autora. Este es el más conmovedor y reflexivo de los diarios-memorias de Sarton. Una obra para meditar, saborear y amar por la pura belleza del alma y el pensamiento que la conforman. Es, ciertamente, un libro radiante.
Nº de páginas: 280. Editorial Gallo Nero, Madrid 2023. Traductora: Blanca Gago Domínguez
«Estoy viviendo bajo un poderoso hechizo, el hechizo del mar.»
De la autora, otro libro que me gustó mucho: Diario de una soledad. Le dediqué una entrada con reflexiones.
El diablo viste de Prada
Ponte zapatos rojos de tacones imposibles. Saca del armario prendas exclusivas. ¿Preparada?
Ayudante (esclava), que desea ser periodista (aunque no investiga ni lo más mínimo sobre la revista en la que empieza a trabajar), pasará meses acatando órdenes de una jefa intratable. Su objetivo es aguantar para lograr una recomendación y brillar con luz propia en medios serios.
Meryl Streep, con una excelente interpretación, sobresale en esta ñoñería con mayúsculas.
Sinopsis En el vertiginoso mundo de la moda de Nueva York, la cumbre del éxito la representa la revista Runway, dirigida con mano de hierro por Miranda Priestly (Meryl Streep). Trabajar como ayudante de Miranda podría abrirle cualquier puerta a Andy Sachs (Anne Hathaway), si no fuera porque es una chica que destaca por su desaliño estilo dentro del grupo de guapísimas periodistas de la revista. Andy comprende muy pronto que para triunfar en ese negocio va a necesitar algo más que iniciativa y preparación. Y la prueba está delante de ella, vestida de pies a cabeza de Prada. El personaje de Meryl Streep se inspira en Anna Wintour, directora de Vogue en los Estados Unidos.
The Devil Wears Prada. Dirección David Frankel. Guion Aline Brosh McKenna. Novela: Lauren Weisberger. Reparto Anne Hathaway, Meryl Streep, Stanley Tucci. Música Theodore Shapiro- Fotografía Florian Ballhaus. Estados Unidos, 2006 111 min.
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