Matadero
cinco
Kurt
Vonnegut
Llego
a este autor de extraño apellido a través de otro escritor, Javier
Peña, desde su podcast “Grandes Infelices”.
No
me queda claro dentro de qué género se podría encuadrar. Incluso
en las bibliotecas lo puedes encontrar en categorías diferentes de
novela: contemporánea, política y social, fantástica. Cuando
publica esta historia, los “expertos” la menosprecian; la ciencia
ficción no se consideraba literatura: «allí donde van a parar los
escritores que, además de escribir, saben cómo funciona una nevera»
(Kurt Vonnegut). Del otro lado, el público que lo aclama y considera
como un referente de la contracultura.
Me
encanta su estilo conciso: frases y párrafos breves. Me lo he
pasado en grande (sí, hay un fondo terrible, con mensaje
antibélico). Mezcla a la perfección el lado más dramático (guerra
y destrucción), con unos peculiares extraterrestres
(tralfamadorianos) y un protagonista inolvidable: perdido, frágil,
diana de mofas y venganzas. Humor y ternura. Me ha sorprendido, y
mucho.
Algunos
fragmentos a destacar:
Si
la casualidad lo permite.
Los
alemanes y el perro estaban llevando a cabo una operación militar
que tenía un divertido nombre. Se trataba de una empresa humana que
raras veces ha sido descrita detalladamente, la sola mención de cuyo
nombre en las noticias o en la historia todavía llena a los
entusiastas de la guerra de una especie de satisfacción postcoical.
Y, en la imaginación de los apasionados de los combates, su
realización era como el indolente juego amoroso que sigue al orgasmo
de la victoria. Se trataba de la "Operación Limpieza".
El
perro, que tan feroz había parecido en las distancias invernales, no
era más que una hembra de pastor alemán. Tenía la cola entre las
patas y temblaba ostensiblemente. Los soldados se la habían pedido
prestada a un granjero aquella misma mañana. Nunca había estado en
la guerra hasta entonces; y por lo tanto no tenía idea de cuál era
el juego. Se llamaba Princesa.
Vivía
encerrado en una celosía de acero situada sobre un vagón y de la
que sólo salía, bien encajado, aquel largo tubo. Todo lo que podía
ver eran las pequeñas porciones de espacio que recortaba el orificio
exterior del tubo. Pero lo peor del caso era que él ignoraba dónde
y cómo se encontraba, y ni siquiera se daba cuenta de que su
situación era anormal.
¿Cómo
puede vivir en paz un planeta?
Allí,
en el hospital, Billy estaba viviendo una aventura muy común entre
la gente sin autoridad alguna en tiempos de guerra: estaba intentando
probar a un enemigo voluntariamente ciego y sordo que él era alguien
interesante de ver y escuchar.
Más
tarde, los tralfamadorianos enseñarían a Billy que lo importante
era concentrarse tan solo en los momentos felices de la vida
ignorando los desdichados, disfrutar de las cosas bonitas puesto que
no podían ser eternas. Si tal elección fuera posible - pensaría
Billy muchos años después -, habría escogido como el momento más
feliz de su vida aquel en que tomaba el sol dormitando en la parte
trasera de una carreta de color verde en forma de ataúd.
...
si es tan corto, confuso y discutible es porque no hay nada
inteligente que decir sobre una matanza. Después de una matanza solo
queda gente muerta que nada dice ni nada desea: todo queda silencioso
para siempre. Solamente los pájaros cantan». ¿Y qué dicen los
pájaros? Todo lo que se puede decir sobre una matanza. Algo sí
como: «¿Pío-pío-pí?.
• 𝚂𝚒𝚗𝚘𝚙𝚜𝚒𝚜 •
Kurt
Vonnegut quería escribir una novela sobre la guerra. Pero tenía dos
problemas. El primero, que le hacía volver a lo que él había
sufrido: sobrevivió al bombardeo de Dresde, el más cruento de la
Segunda Guerra Mundial, y fue hecho prisionero de guerra. El segundo,
que le daba pavor que llevasen la historia al cine (como le advirtió
que pasaría una buena amiga suya) y la interpretase una gran
estrella, un actor muy machote, y los niños quisiesen ir también a
la guerra y las guerras no se acabaran nunca.
Pero
escribió esa novela, y se prometió que sería distinta a todas las
demás. Que hablaría de «la cruzada de los niños». Y que en ella
habría miedo y risa y viajes en el tiempo y ternura y estupor y
sorpresa y fragilidad.
Y
esa novela se convirtió en la gran novela antibélica de todos los
tiempos. En el emblema de la contracultura de los sesenta. En uno de
los mayores clásicos de la narrativa estadounidense. En este libro
que ahora sostiene el lector, en el que late el corazón asustado y
risueño de Vonnegut dentro de un búnker bombardeado y también la
promesa infantil (y bonita) de que no habrá más guerras.
Nº
de paginas: 237. Editorial Anagrama, 1991. Para Círculo de Lectores.
Traductora: Margarita García de Miró.
Mapa
En
la reciente edición de los Goya, Arquitectura
emocional 1959, se llevaba
el premio al mejor
cortometraje de ficción. Busco
en la filmografía del director y hago un estupendo descubrimiento.
Obra
experimental y muy personal. Tal vez entre la terapia, el desahogo,
el autoconocimiento, y la búsqueda creativa. Me llega su sinceridad
y autenticidad.
La
importancia de la música que cambia nuestro estado de ánimo, nos
acompaña y nos da respuestas inesperadas.
Viaje
a la India, a los contrastes. Grabar arquitectura, muerte, miseria.
Discusiones con el otro, esa implacable voz interior. Incapacidad
para la acción.
Fantasear
con el amor y la pareja ideal. Borrar aquello que no desea conservar
en su recuerdo.
Me
quedo con la maravillosa secuencia de la vaca intentando salir de un
atolladero, y un niño interfiriendo, curioso.
• 𝚂𝚒𝚗𝚘𝚙𝚜𝚒𝚜 •
Un
joven director español es despedido de su trabajo en televisión.
Para hacer realidad su sueño de hacer cine, viaja a la India con la
intención de hacer su primer largometraje, pero pronto descubre que
lo que realmente busca no está en la India sino en Madrid. Rodada
durante varios años con un presupuesto muy limitado, es una especie
de "película-diario" que narra en primera persona
situaciones de la vida cotidiana del realizador.
Dirección,
fotografía y guion: León
Siminiani
Documental.
Intervenciones de: León Siminiani y Ainhoa Ramírez. España 2012,
85 min. Festival de Sevilla: Mejor documental (ex aequo)