Tras realizar un atraco en el que han muerto dos personas, Ben Harper
regresa a su casa y esconde el botín confiando el secreto a sus hijos. En la
cárcel, antes de ser ejecutado, comparte celda con Harry Powell y en sueños
habla del dinero. Tras ser puesto en libertad, Powell, obsesionado por
apoderarse del botín, va al pueblo de Harper, enamora a su viuda y se casa con
ella.
“Desconfiad de los falsos profetas que se cubren con pieles de cordero
pero que en su interior son fieros como lobos. Por sus frutos los conoceréis”.
La vuelvo a ver, y, de nuevo, me deja totalmente fascinada y
aterrorizada. Sin una pega, lo tiene todo. Una historia tremenda y
excelentemente narrada. Una fotografía que incrementa la sensación de desamparo
de esos niños. Un ritmo que atrapa y no deja ni un segundo al relax.
Ese malvado personaje que hará lo que sea por alcanzar su botín. Su
sombra, su silueta en la lejanía, tan inquietante. Esa musiquilla que silba
para mostrar su amenazante presencia.
“Estos dedos, queridos hermanos, están siempre luchando los unos con
los otros. El odio de la mano izquierda lucha, y parece que el amor va a perder
pero todo cambia, el amor gana. Ha ganado la mano del amor y el odio de la mano
izquierda ha quedado fuera de combate”
El niño que ha prometido no desvelar un secreto. Ese crío que tendrá
que sortear todo tipo de peligros para no caer en la trampa. Será el primero en
darse cuenta de lo que está sucediendo.
La madre que se deja arrastrar por el fanatismo religioso en búsqueda
de paz y redención. Una mujer temerosa de todo, incapaz de sobrevivir sin
alguien a su lado que la guíe; incapaz de criar y querer a sus propios hijos.
Un tío borrachín que habla cada día con su difunta esposa. Un hombre
débil que quiere ayudar, pero no sabe cómo.
Una niña pequeña que lo único que desea es tener una vida feliz, jugar
con su muñeca y que su familia vuelva a ser un refugio.
Y al fin esa mujer fuerte y bondadosa que los acoge y los defenderá con
gran determinación (y un arma). Lillian Gish, estrella del cine mudo y actriz
predilecta de Griffith. Esa noche de espera es un verdadero prodigio de escena.
Robert Mitchum en sus memorias habla de un rodaje repleto de problemas,
de un guión mil veces reescrito, de un director que no soportaba a los niños….
No todas esas afirmaciones parecen completamente ciertas.
Considerada una obra maestra, un clásico del cine, no tuvo el éxito esperado
en su estreno, y esto llevaría a su director a no volver a realizar otra
tentativa. Nos deja pues esta ópera prima, y una sensación de gran pérdida al
no haber prolongado tan prometedora carrera.
“El viento sopla y la lluvia es fría. Los niños son firmes”.
Un grito enérgico para velar por la infancia, para protegerla. Un canto
hermoso a la inocencia. Ternura contra el miedo.
Título
original The Night of the Hunter. Director Charles Laughton.
Guión James Agee
(Novela: David Grubb). Música Walter Schumann. Fotografía Stanley
Cortez (B/N). Reparto Robert Mitchum, Billy Chapin, Sally Ann Bruce, Shelley Winters, Lillian Gish, Peter Graves, Evely Varden, James Gleason.
EE UU 1955, 93 min.
2 comentarios:
Que tal Lu!
Enhorabuena por la reseña, diría que no te has dejado nada atrás. Todas esas sensaciones que describes son tal cual, me ha encantado como lo has planteado. Esa Lilian Gish en la penumbra, empuñando el rifle con Mitchum cantando es una de mis escenas favoritas del cine, no se, pero a mi esa canción me provoca una especie de efecto "flautista de Hamelin", vamos, que dan ganas de salir detrás de el. Bueno, lo de la escena de los nudillos ya ni te cuento.
Si que es raro el caso de Charles Laughton, nunca mas volvió a ponerse detrás de una cámara, sobre esto se ha especulado bastante.
Lo dicho, estupendo el post.
Bicos!
Fran, me entusiasma esta película, y volver a verla fue admirarla todavía más. Y cuando algo nos gusta mucho, resulta más sencillo dejarse llevar y contarlo. GRACIAS
Esa escena de la noche haciendo guardia es simplemente soberbia. A mi la cancioncilla me produce inquietud, y me entran ganas de todo lo contrario, de salir corriendo. Soy una miedica, jeje
Otra de mis favoritas es la del granero, esa imagen, esa noche, bufff, INCREIBLE
La verdad de los motivos por los que no volvió a dirigir la sabrá el propio Laughton, porque el cine se nutre de miles de habladurías y leyendas…. Nos ha dejado una ópera prima que ya quisieran muchos, y una grandísima carrera como actor.
BICOS
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