miércoles, 15 de febrero de 2012

Un granizado de café con nata de Alessandra Lavagnino

Agata transita entre el lujo y la comodidad. Su marido tiene una amante y ella lo sabe, incluso ha leído las cartas. La niñera se ocupa de todo con tanta eficacia que parece la dueña y señora. Agata se refugia en sus insectos, en el laboratorio; pero hasta allí llega la mano corrupta de la ambición y el engaño. Acostumbrada a callar, sufre un accidente y el traumatismo daña una parte de su cerebro. A partir de ese momento se desboca su lengua y no para de soltar verdades por esa boquita. Se me olvidaba un dato importante: vive en Sicilia.

Las consecuencias familiares y sociales del mal que padece son inmediatas, y hay que buscar una solución.

Con ese planteamiento, me esperaba algo más de esta novela, que me ha dejado un tanto a medias.

Curiosa reflexión sobre la sinceridad y la culpa. ¿Qué pasaría si de repente fuéramos incapaces de mentir y de silenciar todo cuanto se nos pasa por la cabeza? Me voy a preparar un café mientras pienso en algunas de esas cosas que no verbalizamos por cortesía, hipocresía, miedo a herir a los demás, o simple indiferencia. Y otras que, una vez expresadas en voz alta, desearíamos rebobinar y eliminar de un plumazo. ¿Queremos escuchar siempre la verdad?



4 comentarios:

Manderly dijo...

Todos decimos que nos gustaría que los demás nos dijeran de verdad lo qeu piensan sobre nosotros o sobre nuestro comportamiento aunqeu no nos guste, pero... a veces esto genera problemas, por eso quizás a veces, lo evitamos.
Yo soy de las que suelen - muy a menudo- decir lo que pienso y me ha generado problemas, pero ser hipócrita me parece un problema aún más grande.
Creo que hablando las cosas con educación y respeto, por todas las partes, se puede llegar a buen término.

Me ha recordado a otro libro que aprovehco para recomendarte: 'Lo que sé de los hombrecillos' de J.J. Millás. ¿Qué pasaría si nuestros deseos se hicieran realidad?

Saludos.

ethan dijo...

Me recuerda a una película del inefable Jim Carrey (una comedia bastante mala por cierto); a parte de eso, desde luego la trama tiene interés.
Saludos!

LU dijo...

Manderly, creo que si quien nos dice una de esas verdades incómodas es una persona en quien confiamos y que nos quiere, podemos encajarlo. Y aunque en ese momento nos pille desprevenido, después pensando un poco, se lo agradecemos. No es fácil decir cosas que sabemos no van a gustar.

Yo a veces callo para no lastimar, por omisión; eso sí lo he hecho más de una vez.

Leí el libro que citas de Millás, es un escritor que me gusta mucho.

Biquiños

LU dijo...

Ethan, tengo alergia a Jim Carrey, hablando de verdades. No me quito de la cabeza su imagen más histriónica.

La trama es muy interesante y tiene varios momentos realmente muy logrados. Ese peregrinaje para la curación no tiene desperdicio, al más puro estilo italiano.

Hoy me sorprendía en las noticias la popularidad de algunos cantantes italianos, melódicos se dicen, alabando las bondades de la camorra….

Biquiños