Una reseña muy sugerente de @xpgigirey.
Una editorial que hasta ahora me ha dejado siempre con muy buenas sensaciones,
y además mima sus productos. Es un verdadero placer tener en mis manos sus
libros de tapa dura y portadas que me susurran, leéme. Lo encuentro en la
biblioteca y me lo traigo a casa.
Casi de un tirón he legado al
final. Si me dejo llevar lo termino el mismo día que lo empecé.
Partir es una historia sobre
la juventud, sobre cómo matar la ingenuidad postadolescente y morir un poco,
para luego resucitar hermosos. A través de la protagonista, la autora nos
sumerge en un relato descarnado en primera persona. Desde sus personajes
—jóvenes locos, temblorosos, que quieren descubrir el mundo y hacerlo estallar
en pedacitos— hasta sus escenarios —Madrid, París, el ambiente universitario,
ese sabor fresco, moderno, duro y urbano—, la historia va tomando fuerza y
realidad y nos invita a seguir leyendo con miedo y emoción. Un libro comparable, entre otros, a La
campana de cristal, de Sylvia Plath, o a las primeras novelas autobiográficas
de Amélie Nothomb.
208 páginas, encuadernación
cartoné
Expediciones Polares; abril
de 2016
ISBN: 978-84-944149-6-1
Lucía Baskaran (Zarautz,
1988) es redactora en el magazine Kulturaldia, columnista en el periódico
Diagonal y feminista radical. Con 17 años huyó a Madrid para formarse como
actriz. En 2009 puso en marcha su primer blog, “La loca del pueblo”, donde
escribía sobre todo aquello que le interesaba, sin orden ni censura. Años más
tarde regresó a su Zarautz natal con una bonita crisis existencial y pasó por
varios trabajos, pero nunca dejó de escribir. Partir es su primera novela y
quedó finalista en el premio Herralde de Novela 2015. Actualmente vive entre
Donostia y Barcelona.
De estilo ágil, sin
esconderse, directa al grano. Te lleva al inicio de la independencia, a los
años de universidad lejos de la familia. Al querer comerte el mundo.
De forma paralela vivimos un
presente ya más “adulto”, repleto de vacíos y desgana, de deseo perdido por el
camino, de abrazos que no son suficientes.
Rotunda, desoladora y vital.
Romperse para rehacerse.
Lo bueno de las redes
sociales es que puedes elegir ser quien tú quieras ser. Yo he elegido ser más
cretina de lo que realmente soy porque ser un poco cretino (no demasiado) te da
cierta popularidad. Tengo más de mil seguidores en Twitter que es mejor que tener
amigos, porque a tus seguidores no tienes que llamarlos ni escuchar sus penas.
Creo que cuando la gente
piensa en tener hijos sólo piensa en bebés inofensivos y no en un posible
futuro granujiento cabrón.
La culpa es un sentimiento
inútil que solo daña a la persona que lo siente. La culpa también es una forma
moderna de redención. Como te sientes culpable, y eso te ha producido dolor, te
crees con derecho a volver a cometer el mismo error. Ya has pagado por tus
pecados.
Para él era demasiado
doloroso decirle a la gente que su hija era camarera, por esa extraña manía de
confundir el verbo ser con la forma de ganar dinero.
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