jueves, 26 de noviembre de 2009

Nick Cave - William S. Burroughs y Allen Ginsberg

La muerte de Bunny Munro – Nick Cave
Su faceta musical sirve de trampolín para que personas como yo nos acerquemos a su obra literaria con una enorme curiosidad. Una vez iniciada la lectura, no logro conectar ni con su estilo de prosa, ni con los personajes que habitan ese universo desquiciante. Obsesiones y situaciones grotescas que lo único que generan es un sentimiento de fuerte rechazo hacia el protagonista. Seguiré escuchando sus canciones, donde sí destaca como creador

Las cartas de la ayahuasca – William S. Burroughs y Allen Ginsberg
Los viajes tienen muy diversos objetivos: descansar, conocer nuevos lugares y su cultura, fundir la tarjeta de crédito en ataques de compras compulsivas, llenar varios gigas de la cámara digital, recorrer en pocos días cientos de kilómetros arrastrando pesadas maletas, degustar sabrosos platos típicos, dar un paseo sobre exóticos animales…
Estos dos escritores, a mediados del siglo XX, se internan en pueblos y selvas de Panamá, Colombia y Perú para probar nuevas drogas.


Dos ejemplos que sin duda dejarán paso a textos de mucho más valor e interés. Con todo lo que quisiera leer, me da un poco de pena perder el tiempo con este tipo de literatura. No siempre se elige bien.

¿Eres capaz de dejar a medias un libro, o lo acabas siempre? ¿Qué haces después, lo guardas en el fondo de la estantería, lo regalas, lo donas a una biblioteca?







HACE UN AÑO Y UN DÍA: El Capricho


HACE UN AÑO: Alberto García Alix

8 comentarios:

kei dijo...

Lo regalas... a alguien que no te caiga bien. Suerte con próximas lecturas, LU.

Pepe del Montgó dijo...

Suelo dejar los libros que no me están gustando en la estantería, pero horizontales sobre otros, esperando retomarlos hasta que algún día desaparecen y no me preocupo por ellos ni donde estarán. Otros pasan meses, digo bien, meses, en la mesilla de noche.

Miguel dijo...

El primer libro que abandone a su suerte fue "Robinson Crusoe"; y tengo la espinita clavada todavía. Intento terminarlos, aunque me cuesta, con la idea que igual, al final, mejora.
Pero algunos han podido conmigo. No sé dónde los dejo, los abandono en alguna estanteria que sé que no repaso. Y si alguien viene y lo quiere, previa advertencia, se lo regalo...
Un beso.

Conciencia Personal dijo...

Querida Lu...
Me apena dejar un libro a medias, me duele gastar en algo que no me guste, algunas veces la elección es acertada en otras me embarco en aventuras desconocidas, que nunca salen bien, pero en fin...

Besos, Monique.

LU dijo...

Key, podría ser, envuelto con uno de esos papeles de regalo insufribles, llenos de lazos plateados y una tarjeta con una frase triunfal.

Yo soy muy buena, al enemigo, NI AGUA, je je

LU dijo...

Pepe, no me había parado a pensarlo y la verdad es que a veces también los coloco, o mal-coloco, horizontales, sobre los demás. Qué gracia!!!!

El año pasado hice limpieza y muchos se fueron directos a la biblioteca municipal, los que mis amigos no querían, ni para hacer bulto.

Me gusta tener aquéllos que me parecen buenos o que por motivos sentimentales seguirán en un lugar de honor.

LU dijo...

Miguel, el que no se me olvida., que pudo conmigo desde el primer párrafo, y solamente le di un margen de unas pocas páginas, era de Terenci Moix. Pensé en darle otra oportunidad, pero no encontré el momento.

Es raro que deje un libro a medias, pero ya me ha pasado.

LU dijo...

Monique, a mi me duele perder tiempo con algo que no me dice nada, que no me entretiene, y que además me supone un esfuerzo. Y es ahí donde o lo acabo por cabezonería o lo dejo.

Ahora estoy ya con otras lecturas que me han dejado muy buen sabor de boca y que ya iré comentando.