Qué hacer con estos pedazos
Piedad Bonnett
Primera novela que leo de esta autora, recomendada por Rosa Montero.
Parece algo común y corriente, cotidiano. Nada más lejos de la realidad.
¿Cómo será vivir, se pregunta, cuando ya uno no espera nada de uno mismo?
La protagonista no se siente a gusto consigo misma, ni como esposa, hija o madre. Relato en primera persona que se nos va impregnando. Disecciona sus emociones con un lenguaje rico y conciso. Es una verdadera delicia su prosa.
Párrafos seleccionados:
¿Qué clase de madre era, le reprochaba su madre, que no sabía cuidar a su hija, que se impacientaba, que se daba fácilmente por vencida?
El día de la bofetada salió huyendo y jurando no volver a hablarle jamás a su padre, pero no cumplió su palabra, porque los lazos familiares son también grilletes.
Tan libre, tan triste.
Los muchos años juntos parece que los hubieran soldado, convertido en un par de siameses que se necesitan, se quieren, se estorban y se odian. Una relación donde no cabe la indiferencia. Lo más parecido a esta es el desdén, que de vez en cuando, sin embargo, da un coletazo y luego permite que surja, como una ráfaga, la admiración de otros tiempos.
... qué miedo nos da la indiferencia de un hijo... ¿qué debería esperar?, si solo soy su mamá.
Siempre fue buena para huir y mala para persistir en la huida. Porque durante mucho tiempo no pudo deshacerse de la otra, de la que quería complacer, de la que sentía lástima, como su hermana, de cualquiera que hiciera un gesto parecido al perdón, de la que ahogaba su sensación de atrapamiento en las burbujas de sus viajes y en la liberación de sus textos, pero que estoicamente regresaba y se reacomodaba en el tibio nido de su desdicha cotidiana. Cuantos años le tomó dejar de sentirse esclava de la culpa. Culpa por odiar a la madre, que la mandaba callar con los ojos en las visitas familiares; al padre, que la cercaba con sus prohibiciones y la humillaba con sus castigos; a la pacata de su hermana, que la juzgaba por ser expansiva y provocadora y por enamorarse de tipos indeseables. Ay, la culpa por enamorarse de más, por no estar a la altura de lo que esperaba el marido, por ser arisca, ríspida, obsesiva. Por haber permitido que Pablo muriera, sobre todo por eso. Tal vez haberse acomodado, resignado, claudicado, haber hecho de la insatisfacción una segunda piel, otro modo de respirar, no había sido sino una forma de espiar esa culpa. Y así se le fue yendo la vida, distrayendo sus penurias, sublimando sus pesares y construyéndose una coraza que la protegida de la realidad, pero también de la amargura.
• 𝚂𝚒𝚗𝚘𝚙𝚜𝚒𝚜 •
A sus sesenta y cuatro años, Emilia se enfrenta a la remodelación de su cocina. Su marido lo ha decidido por su cuenta y ella, que solo quiere estar tranquila con sus libros, se siente incapaz de oponer resistencia.
Bonnett parte de este hecho cotidiano y aparentemente banal para construir una semblanza de la plácida y peligrosa insatisfacción, y de mujeres arrinconadas por muy distintos tipos de maltratos y silencios. El paso del tiempo, su acumulación y su peso, el aburguesamiento y la vejez (propia y ajena), y la imposibilidad de conocer realmente a quienes nos rodean empapan esta novela para obligarnos a mirar donde, a menudo, no queremos mirar: a lo que de verdad somos.
Nº
de páginas: 168, Editorial Alfaguara, 2022.
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