El cuento de la
criada
Amparándose en la
coartada del terrorismo islámico, unos políticos teócratas se hacen con el
poder y, como primera medida, suprimen la libertad de prensa y los derechos de
las mujeres. Esta trama, inquietante y oscura, que bien podría encontrarse en
cualquier obra actual, pertenece en realidad a esta novela escrita por Margaret
Atwood a principios de los ochenta.
En la República de
Gilead, el cuerpo de Defred sólo sirve para procrear, tal como imponen las
férreas normas establecidas por la dictadura puritana que domina el país. Si se
rebela “o si, aceptando colaborar a regañadientes, no es capaz de concebir” le espera
la muerte en ejecución pública
o el destierro a unas Colonias en las que sucumbirá a la polución de los
residuos tóxicos. El régimen controla con mano de hierro hasta los más ínfimos
detalles de la vida de las mujeres: su alimentación, su indumentaria, su
actividad sexual. Pero nadie, ni siquiera un gobierno despótico parapetado tras
el supuesto mandato de un dios todopoderoso, puede gobernar el pensamiento de
una persona. Y mucho menos su deseo.
Los peligros
inherentes a mezclar religión y política; el empeño de todo poder absoluto en
someter a las mujeres como paso conducente a sojuzgar a toda la población; la
fuerza incontenible del deseo como elemento transgresor: son tan sólo una
muestra de los temas que aborda este relato desgarrador, aderezado con el sutil
sarcasmo que constituye la seña de identidad de Margaret Atwood. Una escritora
universal que, con el paso del tiempo, no deja de asombrarnos con la lucidez de
sus ideas y la potencia de su prosa.
Nº de páginas: 416
págs.
Editorial:
SALAMANDRA, 2017
ISBN: 9788498388015
Traductor: ELSA
MATEO
Lectura sugerida por
un par de amigas. Advertida estaba de la crudeza de la historia, y aun así, me
costó mucho pasar páginas, sobre todo al principio.
Un hipotético futuro
deshumanizado y devastador. Leyes que humillan y someten. Personas que ven como
su antigua vida parece una extraña pesadilla. Mejor no recordar, mejor no
pensar, no desear. ¿Se puede sobrevivir en esas circunstancias extremas, sin
derechos básicos, sin amor, sin alguien en quien confiar, sin futuro ni
presente?
Y con todo el dolor
que produce, rabia e impotencia (te penetra hasta las entrañas. Da igual que sea
ciencia ficción o un desvarío), me ha parecido una obra magistral. Literatura
con mayúsculas. Para leer, pensar y recomendar.
Es sorprendente la cantidad de cosas a las que llega a acostumbrarse la gente si existe alguna clase de compensación.
No sé si me atreveré
a ver la serie. De momento, dejaré pasar un tiempo prudencial.
Ya no somos dos
Jack Linden (Mark Ruffalo) y Hank Evans (Peter Krause), profesores
universitarios en una pequeña ciudad, son dos amigos aficionados a las carreras
entre clase y clase y a frecuentar el pub después del trabajo. También sus
mujeres (Laura Dern y Naomi Watts) son muy amigas. Las dos parejas suelen
compartir animadas cenas, en las que el vino fluye en abundancia. Pero, en
realidad, los Evans y los Linden no son tan felices como parecen. A Jack y
Terry, que tienen hijos pequeños, los esfuerzos por llegar a fin de mes les
están pasando factura. A Hank, que es un escritor egocéntrico, le gusta la vida
familiar, pero no es precisamente monógamo, y su mujer Edith acaba buscando
consuelo en Jack.
Insatisfacción e
infidelidades. Con pretensiones de ser algo a lo que ni se acerca.
Es más fácil vivir
con una mujer que se siente querida.
Título original We Don't Live Here Anymore. Director John Curran. Guion Larry Gross (Historias: Andre Dubus). Música Michael
Convertino, Lesley Barber. Fotografía Maryse
Alberti. Reparto Mark
Ruffalo, Naomi
Watts, Laura
Dern, Peter
Krause, Sam
Charles, Haili Page,Jennifer
Bishop. EE UU 2004, 101 min. Web oficial
La bicicleta
Ramón, un niño de 12 años, visita un viejo taller de bicicletas para
arreglar un pinchazo. Allí encuentra a un anciano llamado Mario, antiguo
ciclista amateur, y se queda fascinado por una bicicleta que acaba de construir
con piezas de diferentes modelos. El anciano decide regalársela.
El 22 de septiembre se celebra el Día sin coche, y esta cinta es un alegato
para utilizar la bici. Sin duda esa idea es la parte a salvar de una historia
que se pierde en buenas intenciones.
Director Sigfrid Monleón. Guion Sigfrid
Monleón, Martín Román. Música Joan Valent. Fotografía Alfonso Parra.
Reparto Pilar
Bardem, Sancho
Gracia, Bárbara
Lennie, Javier
Pereira, Alberto
Ferreiro,Carlos
Bardem, José
Miguel Sánchez, Rosana
Pastor, Juan
José Otegui,Albert
Forner, Sergi
Calleja, Cristina
Plazas. España 2006, 98 min.
Lunes otoñal y soleado en Galicia. Empezar la semana con una buena
caminata. Hacer fotos y poner algo de distancia con la silla y el ordenador.
Monte do Castro, uno de los puntos altos de la ciudad de las cuestas, desde
donde se disfruta de espléndidas vistas de la Ría (lo mismo opinan los turistas
que bajaban del bus justo cuando yo llegaba a mi cima). Lugares a los que voy
con amigos y familia de paso por Vigo.
Un estupendo disco, lo nuevo de este grupo:
2 comentarios:
Hola LU!
Que tal la entrada del otoño? Bueno, nosotros de vuelta de unos días por Canarias, todavía estamos asimilando lo del cambio de temperatura...jeje
Me gusta la nueva foto de cabecera del blog, tengo muchos recuerdos de mi infancia por el Castro, aquellas tardes con mi madre y mi tía, el bocadillo, el estanque de los patos, los guardias municipales advirtiendo a las parejas que se ponían cariñosas (esto suena muuuuy viejuno...jajaja!), los cañones de la entrada del castillo...bufff
Pues nada, todavía nos quedan un par de semanitas de vacaciones, procuraremos disfrutar en la medida de lo posible.
Bicos:)
Ya he visto que estabais de vuelta y lo bien que estuvo. Las maravillosas vacaciones!! Pues ahora de cabeza al otoño vigués, y sus nieblas. Impresionante la de esta tarde. Estaba la zona del puerto de cine. Pena de cámara de fotos de las buenas de verdad.
Lo del Castro fue un arrebato del lunes por la mañana. Un descanso para moverme y lejos de la mesa y el ordenador, subiendo a buen paso.
Y no veas la de recuerdos que se me vinieron a la cabeza. Una amiga de muy muy lejos con la que estuve allí hace muchos años (llevo a todos los visitantes, jiji), me mandó un mensaje precioso después de ver imágenes que puse en facebook.
El estanque de los patos está cada vez más abandonado. Ya no se parece al de la infancia.
Tengo fotos muy divertidas con mis primos en los cañones, a diferentes edades. El lunes imposible pararse allí ante la llegada de un bus repleto de turistas, a los que tocó esquivar.
Nuestra querida ciudad. Y lo bien que se hace la bajada, jajaja
Buen finde y bienvenido!!
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