En la puritana sociedad londinense de los años 50, Hester Collyer (Rachel
Weisz), la esposa de un juez del Tribunal Supremo Sir William Collyer (Simon
Russell Beale), lleva una vida privilegiada. Pero todo cambia cuando, para
asombro de todos, decide dejar a su marido para irse a vivir con Freddie Page
(Tom Hiddleston), un joven y apuesto ex piloto de la RAF del que ha caído
profundamente enamorada.
Asfixiada en una vida sin la más mínima chispa. Entorno que reprime y
condena las emociones y las pasiones. Dos hombres. Un marido respetuoso, culto,
rico y gélido. Un amante más joven, fogoso, divertido y desquiciante. Ella ha
descubierto un mundo hasta ahora inimaginable.
A destacar el gran trabajo de la actriz principal, y la ambientación de la
época. Escena del final, ella lustrando sus zapatos, demoledora.
Son y siempre han sido mi mejor amuleto ante los desasosiegos de
la vida.
Son libros que me
ayudaron a atravesar esos tiempos oscuros, los estrechos desfiladeros de la
vida; a decir verdad, pienso en ellos como si fueran mis amigos.
…parece que leer te
ayuda a ser más feliz.
Esta semana he escuchado el nuevo disco de Tindersticks, con
temas preciosos, y he recordado el primer lanzamiento en solitario del
hipnótico y fascinante Thom Yorke.
Una vez más, un minuto es suficiente, y antes de que finalice la
presentación con los rótulos, ya estoy
plenamente convencida de que me va a encantar. Vale, si es una historia de
amistad, emotiva y el protagonista es Ricardo Darín, ya iba muy predispuesta.
He salido de la sala de cine totalmente conmocionada. Me ha costado volver a la
realidad, a la tarde con unas pocas nubes y coloreada de invierno, de días cada
vez más largos.
Tomás se despide de su mujer en la gélida Canadá, y vuela hacia Madrid.
Allí vive Julián, con su inseparable Truman.
No es un reencuentro fácil. Son amigos de toda la vida, y Julián lucha
contra un cáncer que primero ocupó sus pulmones, y cuando parecía que iba
replegándose, invadió otras zonas de su cuerpo.
Una despedida? ¿Sentimientos de culpabilidad por no haber estado allí
antes? ¿Consejos para que no toma la decisión equivocada?
Sorpresa, se planta de golpe ante la puerta de su piso. Cargado con una
botella del mejor whisky, chocolates y un dibujo hecho por sus hijos. Un abrazo.
Y pronto las primeras muestras de una gran complicidad y de un sentido del
humor que hará mucho más llevadera la intensa estancia de cuatro días que van a
compartir.
Me gustaría tener una memoria prodigiosa y no olvidar ni una coma: diálogos
brillantes, gestos, secuencias, silencios.
¿Qué hace quien sabe que el tratamiento ha fracasado y que un nuevo ciclo
de quimioterapia no le va a curar?
Empieza a pensar en alguien que pueda adoptar a Truman. Tampoco sabe cuánto
va a sufrir su querido perro tras su muerte. La breve visita al veterinario no
tiene desperdicio.
Un cruce de miradas en medio de la calle, y sin más le cuenta lo que ha
aprendido de él y pregunta si el otro también ha sacado algo en limpio de esa
amistad. Cuestiones que no nos planteamos habitualmente, y, sin embargo, cuánto
nos influyen los amigos!!!
Pide respuestas sinceras a su médico, y no parece demasiado dispuesto a
cambiar de opinión, incluso tras escuchar las tímidas protestas de su amigo.
Qué fácil es dar consejos. Cada uno se muere como puede, y reacciona lo mejor
que sabe, o que aprende en ese periodo de tiempo.
Las personas que le rodean y se preocupan. Su prima que ha mantenido
informado al amigo de Canadá durante mucho tiempo, y que cada noche llama para
saber cómo ha ido el día.
Su hijo, de 21 años, con quien no ha sido demasiado sincero últimamente.
¿Para qué se van a preocupar tanto los demás?
La gente. Esos conocidos que hacen como que no le han visto. Ese hombre que
con motivos para no dirigirle ni un saludo de cortesía, se acerca y le dice lo
mucho que siente todo lo que está pasando. Cómo nos cuesta relacionarnos con un
rostro muy enfermo!!!!
Podría seguir porque cada escena merece una mención, una reflexión.
Me ha parecido una propuesta brillante. Un guion magnífico, con unos diálogos
increíbles. Actores soberbios. Ricardo Darín se supera a si mismo, algo
complicado para alguien que nos tiene acostumbrados a interpretaciones
sensacionales.
Y con todo, me quedo con la sensibilidad exquisita del director a la hora
de plantear un tema tan delicado. Me he sentido muy cerca de los protagonistas,
lo vives casi como si formaran parte de tu propia vida. He sonreído, me he
reído, con un humor que se parece mucho al mío, y he llorado. Soy de esas
personas que contiene las lágrimas en el cine por pura vergüenza, y, sin
embargo, esta vez me he dejado llevar, y ha sido todo muy natural.
Muy recomendable. Eso sí, elegir el momento para verla, sobre todo si se
está pasando por una situación similar. De muy alta intensidad emotiva.
Troylo, el perro que
da vida a Truman, se dedicaba a la terapia para
niños con autismo y murió el pasado mes de noviembre. Todo un alegato sobre las
falsas etiquetas de peligrosidad de algunas razas caninas.
Hay que ser muy valiente para pedir ayuda, pero hay que ser todavía más
valiente para aceptarla.
¿Qué puede llegar a ocurrirles a los vecinos de un barrio cualquiera en
estos tiempos difíciles? ¿Cómo resisten, en pleno ojo del huracán, parejas y
personas solas, padres e hijos, jóvenes y ancianos, los embates de una crisis
que «amenazó con volverlo todo del revés y aún no lo ha conseguido»? Los besos
en el pan cuenta, de manera sutil y conmovedora, cómo transcurre la vida de una
familia que vuelve de vacaciones decidida a que su rutina no cambie, pero
también la de un recién divorciado al que se oye sollozar tras un tabique, la
de una abuela que pone el árbol de Navidad antes de tiempo para animar a los
suyos, la de una mujer que decide reinventarse y volver al campo para vivir de
las tierras que alimentaron a sus antepasados. En la peluquería, en el bar, en
las oficinas o en el centro de salud, muchos vecinos, protagonistas de esta
delicada novela coral, vivirán momentos agridulces de una solidaridad
inesperada, de indignación y de rabia, pero también de ternura y tesón. Y
aprenderán por qué sus abuelos les enseñaron, cuando eran niños, a besar el
pan.
Nº de
páginas: 336 págs.
Editorial:
TUSQUETS EDITORES, Barcelona
2015.
ISBN:
9788490661918
Cada vez que Almudena Grandes publica un libro, sé que,
tarde o temprano lo leeré. Empezar significa que no voy a poder parar, que me
va a atrapar, me va a transportar lejos....
En esta ocasión la acción se sitúa en el presente, en las
consecuencias de esta maldita crisis. Un barrio madrileño y una excelente
colección de personajes. Se van entrelazando sus vidas, entretejiendo un
complejo universo de incertidumbre, desasosiego, desesperanza. Y ante todo, de
solidaridad, apoyo, cariño, ternura, amor.
No es uno de sus mejores trabajos. Me ha gustado, pero sin
encandilarme. Fascinante esa facilidad para llegar a los sentimientos, a los
rincones más íntimos de sus protagonistas. Son personas que reconocemos, que
forman parte de nuestra vida. Cercanos, como tú o yo, como la gente que nos
rodea.
Podría hablar durante horas de algunas escenas, de cada uno
de los componentes de esta gran coral humana. Me quedo con los abuelos. Adela
que cocina pisto para su nieto (lo olemos al entrar en ese piso); que en el mes
de septiembre decide montar el árbol navideño para sorprender y animar; que
encuentra refugio y empuje en las batallas de un videojuego, ante la atenta
mirada de su difunto marido desde un marco que coloca a su lado; que tiene la
capacidad de sanar las heridas del que se siente humillado y despreciado...
Ángel, otro abuelo que sabe por experiencia lo duro que es emigrar y ve como su
nieta opta por marcharse a Alemania en vez de quedarse a hacer un Máster.
Amalia, desde su peluquería de barrio, cada vez con menos clientas, asiste
atónita al eficaz arranque de un negocio asiático de esmalte de uñas exprés
lowcost, en la acera de enfrente. Mujeres chinas, clones unas de otras,
vestidas de pulcro blanco y pelo lacio, pasarán de competidoras a cómplices. Me
encanta cómo se va gestando ese acercamiento. Amalia, tijeras en mano, sin
pestañear reclama alimentos para su caja de ayuda. Amalia que se ve obligada a
cortar el pelo a María Gracia (el personaje más demoledor de esta historia), sabiendo
que no es una buena decisión. Amalia que accede a la extraña petición de
Andrea, que se encoje en la silla y llora mientras toma la decisión más
importante de su vida...
El primer día del Carnaval, un sereno de Madrid encuentra el cadáver de una
rica y avarienta prestamista, que ha sido asesinada. El principal sospechoso es
un vendedor de relojes que le debía mucho dinero a la anciana. Tras ser detenido,
su hija empieza a investigar por su cuenta para demostrar la inocencia de su
padre
Miércoles de ceniza,
entierro de la sardina y fin de unas fiestas llenas de máscaras. Por unos días
todo está permitido. La gente sale a la calle a divertirse. Detrás de sus
disfraces se permiten todo tipo de licencias.
En el interior de un
piso, una mujer asesinada. Posibles motivos: recuperar una papeleta de
endeudamiento, venganza por sus métodos abusivos de préstamo… El sereno y un
vecino encuentran el cadáver y llaman a la policía. Pronto aparece un posible
sospechoso, acompañado de una hija con fuerte carácter. Ella y una amiga
intentarán – a su manera – resolver el misterio. A la par que un comisario de
policía, encargado de este asunto, realiza interrogatorios y otras pesquisas.
Costumbrismo, fiesta
(narices y bigotes), humor e intriga. Una mezcla muy eficaz en las manos
hábiles de Edgar Neville.
El joven Rafael es asesinado en plena calle delante de la Jefatura de
Policía de Barcelona. Miguel y Marcial, dos agentes de la Brigada Criminal
encargados de la investigación, hallan, en la habitación del muerto, un
ejemplar de "La Vanguardia", en el que aparece señalado un anuncio
solicitando un gerente para una empresa de productos químicos, mediante el pago
de una fuerte fianza, y con la indicación de escribir para más información al
apartado de Correos 1001. Ésta será la única pista.
La primera vez que
la vi, en 2008, me había encantado. Le dediqué una entrada doble. Ahora,
aprovechando la programación de La2 de esta semana, he caído de nuevo rendida.
Cine negro de calidad hecho aquí en 1950.
Cuando Kelly Sherwood, una joven empleada de banca, regresa a su domicilio
en un barrio de San Francisco, es atacada por un desconocido que le exige que
robe cien mil dólares del banco donde trabaja; si no cumple sus órdenes,
asesinará a su hermana Toby. Aterrorizada, la joven se pone en contacto con el
FBI, pero las pistas que aporta son muy escasas.
Comienza con una pieza musical excelente. Y ya, de golpe y porrazo, el
primer ataque a la protagonista. Un hombre del que no vemos su rostro, con una
respiración entrecortada, amenaza con matarla a ella y a su hermana menor, si
no accede a sus condiciones. Esa primera escena es soberbia. El blanco y negro,
con sus sombras. Esa tensión que nos pilla desprevenidos. Esa mirada de terror.
Sublime.
La acción va añadiendo intriga. Siempre rozando el límite.
Me ha gustado mucho. Me ha parecido muy entretenida y con una intriga muy
bien llevada hasta el final. Buenas interpretaciones. Muy recomendable.
Esta semana he estado escuchando lo nuevo de Suede, y me ha
dejado muy buenas sensaciones. Mi favorita del disco:
Don't tell me that you'll change, Tell me again. And they always get away. It never works out for me.
It never happens to me.
Una
colaboración de Robert Smith, con su toque tan especial, en
una canción que me hace sentir bien. Me encanta.
Comics terroríficos,
con el cantante de The Cure como protagonista. (Ver artículo).
El 3 de febrero
se cumplieron 4 años de la llegada de Vilma a casa. Entrar, olisquear
un poco por todo el piso, subirse al sofá, enroscarse, y a dormir! En unos
minutos ya había tomado posición. A partir de ese momento fue todo muy
sencillo. Es tan fácil quererla cada día más y más. Es FELIZ, y nos contagia a
todos. Hace que nuestras vidas sean mucho mejores. Me siento tan orgullosa de
ella.
El 1 de febrero se “celebra” el Día
Mundial del galgo. Unas cuantas razones para adoptar uno. (Ver artículo).
Sol de febrero. Una
comida improvisada en la playa y un paseo al atardecer.