Publicada en Suecia allá por 1968, cuando los nórdicos no ostentaban el título
de sociedad del bienestar; ni el resto del universo caía rendido ante su
literatura policíaca.
Escrito mano a mano por el matrimonio Sjöwall-Wahlöö (difícil de
pronunciar-escribir, y de recordar, al menos para mí). Cuarta entrega de la
serie protagonizada por Martin Beck. Unos años más tarde Stuart Rosenberg la
llevará a la gran pantalla, con Walter Matthau en el papel principal. En España
la titulan "San Francisco ciudad desnuda", y a mí no me suena de
nada.
En las calles de Estocolmo la gente protesta por la intervención
americana en Vietnam. Y a pocos metros de la multitud, aparece un autobús con
ocho cadáveres y un herido, muertos a tiros. Pronto descubrirán que una de las
víctimas es el detective Stenstrom. ¿Qué hacía allí? Nadie parece saberlo, ni
sus compañeros, ni su chica. ¿Podrá aportar algo el único superviviente?
Se lee casi de un tirón, si
tienes ese tiempo disponible, claro. Yo lo he hecho en varias tandas. Repleto
de diálogos y de apellidos infernales. Me gustan los personajes, como los
describen, como van recopilando pistas hasta llegar a la resolución del caso,
sus vidas, sus relaciones entre colegas, con sus parejas. Ambientada en una
Suecia que en la actualidad nos cuesta reconocer. Seguro que repetiré con estos
autores.
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