jueves, 9 de febrero de 2012

La analfabeta de Agota Kristof


Una más, una de tantas casualidades, deja en mis manos un par de libritos de Agota Kristof. Todo parece pequeño, breve, minimalista, pero en su interior hay profundas reflexiones sobre la pérdida, la marcha forzada, el desierto cultural de una lengua desconocida, la incapacidad para dialogar, para escuchar, para entender. El deseo de escribir y leer.

Esta vez soy yo quien no puede resumir lo mucho que me han impactado sus textos.

La analfabeta, un relato autobiográfico

"Leo. Es como una enfermedad"

"En primer lugar, hay que escribir, naturalmente. Luego, hay que seguir escribiendo. Incluso cuando no le interese a nadie, incluso cuando tenemos la impresión de que nunca interesará a nadie. Incluso cuando los manuscritos se acumulan en los cajones y los olvidamos para escribir otros. Al llegar a Suiza mis esperanzas de convertirme en escritora eran casi nulas. Es verdad que publiqué algunos poemas en una revista literaria húngara, pero las posibilidades de publicar mi obra se quedaron allí. Y cuando, tras varios años de impaciencia, por fin conseguí acabar dos obras de teatro en francés, no sabía exactamente qué tenía que hacer, dónde enviarlas, a quién enviarlas (...). Empiezo a escribir relatos breves sobre mis recuerdos de infancia. Ni se me ocurre que algún día esos textos breves se convertirán en un libro. Sin embargo, dos años más tarde, tengo encima de mi escritorio un cuaderno que contiene una historia coherente, con un principio y un final, como una novela de verdad. Todavía falta pasarla a máquina, corregirla, pasarla de nuevo a máquina, eliminar lo que sobra, corregir aún más, hasta que considere que el texto es presentable. En este punto tampoco sé muy bien qué he de hacer con el manuscrito. ¿A quién he de enviarlo? ¿A quién he de dárselo? No conozco a ningún editor, a nadie que pudiera conocer a uno."

Siempre quiso ser escritora, desde los doce años.

"Peor que la guerra fue la posguerra. Hungría se convirtió en una colonia de la URSS"

«Me dejé en Hungría mi diario de escritura secreta, y también mis primeros poemas. También dejé a mis hermanos, mis padres; sin avisarles, sin despedirme de ellos, sin decirles adiós. Pero sobre todo, ese día, ese día de finales de noviembre del año 1956, perdí definitivamente mi pertenencia a un pueblo.»

"Más habría valido que mi marido hubiera estado dos años en la cárcel que yo cinco en una fábrica. Suiza me parecía el desierto. Lo pasé mal."
"Tenía sus ventajas. La monotonía me permitía escribir poemas mentalmente. Los transcribía al llegar a casa después de acostar a la niña. En húngaro".

“Aunque peor que la fábrica fue luego trabajar en la consulta de un dentista. En un sitio no se podía hablar. En el otro, la gente no paraba".

«Sé que nunca escribiré el francés como lo escriben los escritores franceses de nacimiento, pero lo escribiré como pueda. No he escogido esta lengua. Me ha sido impuesta por el destino, por la suerte, por las circunstancias.»

"Hubiera escrito lo que fuera en cualquier lengua",

"Me equivoqué al publicar esos textos. Es una recopilación de narraciones que, hace años, mandaba a una revista en alemán de Zúrich. No tienen ningún valor. Son redacciones escolares. ¿Por qué las publiqué? Entonces porque necesitaba el dinero. Ahora porque se empeñó el editor suizo... De todos modos, no hay quien entienda nada. Mi editor francés no lo quiso y en Alemania le dieron el premio de los críticos. Diez mil euros. No fui a recogerlos".

CONTINUARÁ...

Fragmentos extraídos de los siguientes enlaces:

Entrevista publicada por Babelia en 2007, que nos muestra a una mujer que ha perdido el interés por seguir escribiendo, que prefiere ver la televisión o sumergirse en la trama de novelas policiacas. Sorprendentes declaraciones  como:

¿Cree en los sentimientos?
No.






4 comentarios:

xalons dijo...

Lo leí hace casi tres años. Escribí unas lineas por aquí: http://apuntes-sin-papel.blogspot.com/search?q=analfabeta

LU dijo...

Hace unos días me fui a la biblioteca para coger unos DVDs, y, de paso, unos libros. Me fui al final de una estantería, sin rumbo, y vi los dos que reseño de Agora Kristof. El tamaño pequeño me pareció muy atractivo y los cogí, sin más; apenas sin leer la contraportada.

Ya en casa, esa noche, la primera página de La Analfabeta me enganchó por completo. Después leí algo sobre su vida, y todo en conjunto, me dejó muy buenas sensaciones.

Efectivamente el estilo es casi minimalista, pero lo que expresa es muy conmovedor y profundo.

Ese desarraigo, ese desierto que es Suiza y un idioma desconocido….

Me gustó mucho.

Biquiños

Conciencia Personal dijo...

Tiene pinta de interesante, lo buscaré para salir de mi analfabetismo, será mi primer contacto con su literatura...
Tienes un blog muy bonito....

Un abrazo lleno de amistad, en mi país hoy celebramos este día.

Monique.

LU dijo...

Monique hoy mismo antes de leer este comentario tuyo te escribía un mail añorante y te recomendaba este pequeño libro porque creo que te va a gustar.- Ojalá acierte.

Siempre gracias por tu visita y tus palabras.

Biquiños