Resulta tentador sentarse ante la pantalla y pasar un rato con esta singular pareja, en mi opinión únicos. Ella es mi actriz favorita y de vez en cuando me premio con una de sus películas. Ésta en cuestión no la conocía y sin ser de lo mejor, es entretenida y con momentos divertidos.
Él es un científico que investiga para el ejército y ella posee una casa donde él podría trabajar tranquilamente. Ambos consideran que no volverán a enamorarse nunca más. Él por despecho, por el daño que le hicieron, y ella por todo lo contrario, por haber tenido durante un tiempo al amor de su vida. Entonces pactan un matrimonio de conveniencias para poder cooperar, y ya tenemos montado el lío.
A destacar la primera prueba con la máscara de oxígeno, el perrito-alarma para el sonámbulo y sobre todo las magníficas interpretaciones de los actores. Tracy – Hepburn es un binomio que funciona a las mil maravillas.
Hace unos días acababa de leer la novela en la que se basa el guión (ver comentario). Y es entonces cuando decido volver a esta película que estaba más o menos olvidada en mi extraña memoria. Recordaba varias escenas sobre todo del pasado del protagonista, pero era totalmente incapaz de unirlas, incluso con el texto tan reciente.
Como ya he explicado varias veces, no trato de hacer comparaciones, simplemente son dos modalidades de arte que me interesan, y muy relacionadas.
En la mayoría de las ocasiones la versión cinematográfica no sale muy bien parada. Y éste es otro de esos ejemplos. También es verdad que el libro es más denso y complejo y hay que renunciar y adaptar.
Me quedo con ese pasado de los adolescentes y sacaría de inmediato el recurso de poner a los personajes del presente en medio de esos escenarios pretéritos.
A veces intuyo desde el inicio cuando una película me va a entusiasmar. Esas sensaciones que entran de lleno. No es frecuente, no es una ciencia exacta, pero no suelo equivocarme.
Nunca he sentido la más mínima atracción o interés por el skate. De hecho en el parque al que iba antes con Otto hay siempre un grupo de chavales haciendo arriesgados ejercicios de equilibrio y ese ruido ensordecedor me resulta de lo más molesto.
Delicados movimientos de los chicos sobre sus patinetes, música que enmascara y oculta los sonidos, cámara ralentizada, giros y saltos, creando y disfrutando de sus acrobacias.
FOTOGRAFÍA, tonalidades de los colores de las imágenes, juegos con la cámara y esa banda sonora que nos transporta, nos seduce, nos recubre con esa angustia, esa soledad, esa necesidad de explotar de Alex.
Adolescente que desea encajar un cúmulo de sentimientos que le desbordan. Lo único que quiere es ir con su amigo al Paranoid Park, aunque no se considera lo suficientemente preparado. Se queda extasiado viendo las evoluciones de sus compañeros.
Una novia con la que comparte momentos divertidos e iniciación sexual. No encuentra en ella el apoyo que anhela.
Unos padres separados que no le ofrecen seguridad, ni afecto.
Una amiga que le brinda el mejor de los consejos y le escucha, aunque él no sea capaz de hablar.
Pero hay algo que no soporta, que le quema por dentro y nos colamos en el interior de su cabeza, somos parte de esa mano que redacta detalles desordenados e inconexos de lo sucedido para darle forma lentamente, cual figura de arcilla que nace abstracta y se va transformando.
Debut fulminante del protagonista. Recreación de su rostro, en numerosos primeros planos que nos acercan más y más a su mundo interior, plagado de oscuras sombras de culpa.
Amelia Earhart vive para volar, su gran sueño es ser piloto y libre. Tendrá que luchar con muchos factores en contra, al ser mujer y no disponer de una economía para poder subvencionar tan costosos proyectos.
La publicidad, sus relatos y las numerosas apariciones en actos públicos serán sus mejores aliados; además del caballero que se enamora de ella y que colaborará en su lanzamiento a la fama.
Cómo nos gustan las heroínas y aventureras!!! Sin embargo el resultado se queda a medio camino, muy alejado del más mínimo grado de pasión y sobresaturado de mensajes ñoños y obvios:
¿Quién quiere una vida aprisionada por la seguridad?
Todo el mundo tiene océanos que cruzar, siempre que se tenga coraje para hacerlo.
¿Es una temeridad? Tal vez, pero que saben los sueños de límites.
Cautivadora, elegante y evocadora. Sin efectos especiales, ni 3D. Tampoco la acción es vertiginosa. Repleta de encanto, te va llevando de la mano hasta esa esquina de la luna lejana y tan solitaria. Allá arriba está Sam cumpliendo una misión para suministrar energía a la tierra. A punto de finalizar los tres años de su contrato, ya ansioso por volver a ver a su mujer y a su hija, comparte sus últimos momentos con un robot programado para hacer su vida más fácil. Entonces sufre un accidente y… NO REPRODUCIR EL TRAILER SI NO SE QUIERE SABER MÄS.
Sam Rockwell, del que no tengo apenas referencias, está impecable. La banda sonora y la recreación lunar logran el efecto deseado, una excelente ambientación en la mejor línea de los clásicos de la década de los 70 – 80.
Cuando Sam Rockwell y yo nos conocimos, para otro proyecto que al final no salió, nos pusimos a hablar sobre las películas que nos gustaban, y nos dimos cuenta que era un cine que ya no se hacía, como ‘Blade Runner’, ‘Atmósfera cero’, Solaris’ o ‘Alien’, películas sobre trabajadores y gente normal en el espacio. Así que nos dijimos que intentaríamos hacer algo así. Extracto de una entrevista a Duncan Jones que se puede leer íntegra en Blog de cine, MEJOR después de haber visto la película.
DIRECTORMatías Bize REPARTOBlanca Lewin, Gonzalo Valenzuela GUIÓN Julio Rojas MÚSICA Diego Fontecilla FOTOGRAFÍA Cristián Castro y Gabriel Díaz Chile - Alemania 2005, 85 min. Seminci: Espiga de Oro.
Un encuentro sexual en un motel que bien podría quedarse en anecdótico, da pie a juegos e intensos diálogos de la pareja protagonista sobre experiencias anteriores similares, trayectoria de novios y romances, la curiosa teoría del cine y la clasificación de las personas en función a sus preferencias, mujeres que simulan orgasmos, dios, o las cicatrices de sus cuerpos.
Cuando parece que alcanzan el mayor grado de sinceridad y crecen las confidencias, surge la desconfianza y se resguardan tras sus muros defensivos.
¿Por qué estamos haciendo esto, hablar como si hubiera un futuro?
Las palabras pronunciadas entre ellos, dos personas que no se conocían, y que ni tan siquiera recordaban el nombre del otro, esconden miedos, inseguridades, resignación, y sus respectivas vidas lejos de esas cuatro paredes.
Leyendo una entrevista a Julio Medem con motivo del estreno de su última película, descubro que es un remake, y es entonces cuando siento curiosidad por ver la original.
Bajo una apariencia sencilla (pareja – sexo – habitación – conversación), nos sumergimos en las debilidades y vulnerabilidad de los protagonistas. Resulta curioso y muy interesante este planteamiento, tan teatral, tan mínimo, pero que logra el efecto deseado. Me ha sorprendido y me ha gustado.
Ahora habrá que ver la producción española y establecer las inevitables comparaciones.
Dos parejas ante la maternidad, la infidelidad, el miedo al compromiso y las mentiras. Los cuatro actores son los mismos que previamente la representaron en la obra de teatro.
Proceso de creación, dominio casi absoluto por parte del artista a la hora de determinar un final feliz o dramático, de contar las cosas tal como fueron o como desea que sean, de otorgar sentimientos, de borrar sin dejar huella. Fascinante poder. La manipulación de aquello que acontece, inmersa en una pseudo-comedia que utiliza recursos del cine dentro del cine (se construye el guión con los actores, vemos a todos los técnicos y artefactos entre bambalinas), con un fuerte aroma teatral. Original ejercicio que resta fuerza al argumento, con buenos diálogos y actuaciones, pero un hilo conductor que se desdibuja por momentos.
Es interesante, curiosa y da pie a variadas reflexiones sobre las parejas, la vida, el cine, la creación, las verdades y mentiras, los diferentes puntos de vista ante un mismo acontecimiento… Desconcertante y un tanto fría. Mientras la estaba viendo, mi opinión era más positiva. Ahora, han pasado unos días, y el regustillo no es tan dulce.
En la banda sonora aparece esta maravillosa canción: To love somebody de Nina Simone , que escuchamos en el trailer.
Detrás de esta horrorosa traducción que, en principio invita casi a salir corriendo, se esconde una de esas comedias clásicas y brillantes. Un buen día estaba yo dando tumbos por la red y me detuve en el Blog de Ethandonde la descubrí.
Y este fin de semana pude disfrutar, y mucho, ya desde las primeras escenas.
Enredos de un matrimonio en proceso de divorcio provocado por las mentiras e infidelidades de ambos. Cary Grant e Irene Dunne en estado de gracia abordan diversos géneros cómicos con gran solvencia. Guión disparatado, repleto de diálogos irónicos y situaciones llevadas al límite. No he parado de reírme con la pareja, con las zancadillas y venganzas, con el perrillo y el juego del escondite, con él detrás de la puerta y en la misma habitación que el amante mientras ella está con el candidato a esposo y, sobre todo, con la actuación musical interrumpida por la rotura de una inoportuna silla.
Imprescindible ver en versión original subtitulada, ya que el doblaje es terrible (y lo digo yo, gran defensora de la escucha y no de la lectura en pantalla).
Dejo un vídeo muy curioso donde se entremezclan escenas en completo desorden, pero que reflejan perfectamente el tono de esta divertida película.
Cuando pienso en mis padres en la época anterior a convertirse en mis padres, después de haber tomado la decisión pero antes de que su vida la volviera -en aquellos tiempos- irrevocable, los veo no sólo conmovedores e indefensos, maravillosamente engañados, sino más atractivos que en ninguna época posterior. Es como si entonces nada se hubiese frustrado y la vida aún floreciera llena de posibilidades, como si ellos disfrutaran de toda clase de poder antes de inclinarse el uno hacia el otro. Naturalmente, eso no puede ser cierto; debían de estar ya impacientes, mi madre seguro que estaba impaciente, con casi treinta años y soltera. Debían de conocer ya el fracaso, puede que acudiera el uno al otro con reservas más que con el optimismo exuberante que yo imagino. Pero lo imagino, como seguramente nos complace hacer a todos, para no pensar que nacimos de un afecto siempre cicatero, o de una promesa sin gran convicción. Creo que cuando llegaron y eligieron el lugar donde vivirían el resto de sus vidas, en el río Maitland al oeste de Wingham, en el municipio de Turnberry, en el condado de Huron, viajaban en un coche que rodaba bien por carreteras secas en un día claro de primavera, y que ellos eran amables y apuestos y sanos y confiaban en su suerte.
La escritora comparte con nosotros los hallazgos que realiza sobre su propia familia. Retrocede varias generaciones hasta los profundos valles de Escocia desde donde emigran a Canadá en busca de una vida más próspera.
Su padre trabaja en una fundición, ella va a visitarle y estas son sus sensaciones:
La penumbra, el polvillo en el aire, la idea de que existían lugares como ése por todo el país, en cada pueblo y ciudad, lugares con las ventanas pintadas. Uno pasaba por delante en coche o en tren y ni se planteaba qué ocurría dentro. Algo que ocupaba la vida entera de muchas personas. Un proceso interminable, repetitivo, que consumía la atención, que consumía la vida.
¿Cuál es la mejor época en la vida de un hombre?
… a la hora de exigir, intimidad, o al menos algún tipo de igualdad, incluso con una persona que no me inspiraba simpatía, yo nunca era capaz de desistir.
No soporto saber el final de una historia hasta que la acabo. No me gusta que me cuenten cómo termina un libro o una película. Y en esta web se dedican precisamente a eso: últimas páginas.
Van a tener su primer hijo y entonces los suegros se marchan a Bélgica durante dos años. Esto implica que no habrá abuelitos que echen una mano a la pareja. Y también, que cerca no tienen a nadie que les apoye, lo que les brinda la oportunidad de buscar un buen sitio donde asentarse. Tiran de agenda y hacen una ruta de prueba a lo largo y ancho del país, pasando incluso al vecino Canadá. Viven momentos variados y esperpénticos y al final no encuentran esa afinidad que esperaban, ni tan siquiera con sus propios hermanos.
A resaltar las promesas de amor que se hacen, realmente conmovedora esa escena. La banda sonora ocupa un espacio importante, creando una atmósfera de mayor intimidad.
Algunas partes son buenas, pero el conjunto se queda muy por debajo de lo que podría haber sido.
No consigo llegar al fondo de la cuestión, o sea la insatisfacción vital de este matrimonio, mediada en parte por el trabajo que desempeña él. Surge de pronto la decisión de dejarlo todo, marcharse a París (¿idea romántica o simpleza convencional?) y allí encontrar su verdadera vocación (mientras su abnegada esposa que parece no haber dado un palo al agua fuera de las paredes de su entrañable hogar, ejercerá de secretaria muy bien remunerada… castillos en el aire) Se consideraban especiales (y puede que lo sean, pero la realidad no les devuelve precisamente esa imagen). Aspiraban a otro tipo de existencia.
Tenía mucha curiosidad por ver esta película. Me había hecho una idea muy diferente en mi cabecita. No puedo con Leo, con su cara, con su pose…
Fallida reflexión sobre los sueños y deseos, las aspiraciones y el logro de las expectativas. Sin duda lo mejor es el personaje chiflado que no duda en decir lo que realmente piensa.
A priori ambas eran serias candidatas a gustarme. Prefiero la primera, pero no acaba de convencerme. Son historias adornadas con lazos brillantes que se convierten en fuegos artificiales, explotan con vivos colores, atraen nuestra atención y se desvanecen por completo.
Al personaje incauto de Ewan McGregor le ofrecen una suma millonaria por acabar la autobiografía del ex primer ministro británico. No tiene tiempo para reflexionar y de inmediato está a bordo de un avión rumbo a Estados Unidos, a la vivienda -bunker donde reside actualmente este hombre con su mujer.
Fuertes medidas de seguridad custodian el manuscrito realizado por su antecesor (otro “negro”, muerto en extrañas circunstancias). Las primeras páginas le resultan muy aburridas y se queda dormido sobre el fardo de folios. Pero ahí se va a acabar su tedio. La situación se complica e investiga para llegar al verdadero meollo de la cuestión.
Sin grandes aspavientos, ni sobresaltos, sin apenas violencia, sin sangre, nos introduce en una espiral de amenazas, de desconfianza y opresión. La casa es otra protagonista, con esas cristaleras abiertas al paisaje, golpeado por fuertes vientos y lluvias.
Magníficos personajes, diálogos repletos de “dardos” y cinismo, acción pausada, aunque sin un minuto de respiro, con algunas escenas brillantes (GPS y final). Me ha gustado mucho, me lo he pasado estupendamente.
Cuando vi el trailer en el cine pensé que era una comedia; desde luego nada más lejos de la realidad.
Extraña mezcla de autoayuda, alucinaciones y exaltación del compañerismo, la amistad y los sentimientos arrinconados durante largo tiempo. Demasiados excesos.
¿Cuándo fue la última vez que fuiste feliz? (Piensa en un partido de fútbol).
Te llena tanto que se te olvida tu vida durante unas horas (sí, de nuevo el futbol).
En un año de Mundial, con todo lo que nos va a caer de furia roja, partidos a todas horas, lo mejor será tomárselo con un poco de humor, como en este anuncio.
La aurora boreal se retuerce en el cielo invernal, las fuertes nevadas lo cubren todo. Un hombre aparece asesinado, pertenece a una congregación religiosa. Investigación policial y de una abogada fiscal amiga de la hermana del fallecido.
No podría destacar grandes virtudes de esta historia, bastante convencional.
La crítica de Página2 (vídeo) sobre la adaptación de esta novela al cine, dejaba claro que lo mejor eran los paisajes blancos y ese ambiente gélido de los países escandinavos. Ellos sí recomiendan el libro.
Un hombre a los 40 tacos tiene la cara que se merece.
Tres amigos quedan para cenar y alargan la noche hasta el infinito. Cargan con sus propias miserias e insatisfacciones. Se resisten a madurar y desean recuperar el paraíso perdido y la ilusión por las cosas cuando se viven por primera vez.
Nos cuentan la historia desde la perspectiva de cada protagonista y suenan temas que te ponen los pelos de punta como Beneath the rose de Micah P. Hinson.
Drogas, desenfreno, soledad, frustración, violencia durante la interminable noche de fiestas, copas y retretes. El resultado es bastante mediocre y cansino.
Bocanada de aire fresco. Cita programada con meses de antelación que parecía no llegar nunca. Nervios previos casi de adolescente. En la coctelera los mejores ingredientes: amigos, música y Barcelona. Ganas de disfrutar, de compartir y de sentir.
Abrazos de bienvenida y casi de inmediato canjeo de las entradas por la pulsera y la tarjeta de identificación. Ya “marcados”, accedemos al enorme recinto.
Programa en mano, comienza la complicada tarea de elegir el escenario y localizarlo. Los móviles no descansan, el punto de encuentro, la mesa de sonido.
A destacar
JUEVES:
The XX – sofisticados. Pavement – SUBLIMES. Sus canciones son maravillosas, pero donde realmente brillan es en directo. Conmovedores.
VIERNES, y llegó el EXTASIS: Condo Fucks – guitarras nostálgicas. Beach House – cautivadores. Qué voz!!! Les Savy Fav – desmadre. Nunca me había divertido tanto en un concierto. Todo un espectáculo su cantante. Cold Cave – demoledores. Pixies – impecables. Píldoras de dos minutos que fueron coreadas por miles de personas totalmente entregadas. Sin palabras. Les tenía TANTAS GANAS!!!!
SÁBADO Noche de tránsito, puesta en común de tantas emociones y algunos conciertos que, sin estar mal, no llegaban a la altura de todo lo vivido.
Estar a gusto con los amigos, reencuentros y nuevas incorporaciones. Desayunos deliciosos cerca de casa de A., pasear por las calles de esa ciudad, comer en el Raval, descubrir rincones “recoletos”, y, sobre todo, RISAS. Nos hemos reído mucho!!!!!
Y antes de volver cada uno a sus “orígenes” surge lo inevitable: ¿Cuándo la próxima?
Agradecimientos: K. por su constante preocupación por los demás y por su impagable labor de mediadora del gran grupo; A. por esa felicidad que desprende y lo genial que es; C. por ser inagotable y llevar la sonrisa puesta y J. por su acogida y la anécdota TAAAAN curiosa.
Inolvidable.
Esta entrada se la quiero dedicar a Penélope, por definir ciertos comportamientos como inmaduros y mis preferencias musicales como “raras” (con cariño). Si ella pudiera verme en medio de la multitud, desenfrenada y sin poder parar, no se lo creería. Cuando quiero soy sosegada y muy “profesional”. Pero, no siempre.