Se terminaba agosto, y en una
incursión en el estante de la entrada de la biblioteca, donde se depositan los
libros que acaban de devolver, allí estaba, esperando por mi. Todavía recuerdo lo
bien que me lo pasé, cuánto me reí, en 2010 con La dulce envenenadora. Perfecto
para terminar este extraño verano.
Un avión en el que viaja una misión de la ONU se ve obligado a
efectuar un aterrizaje de emergencia en un rincón perdido del archipiélago
indonesio. Los supervivientes –una variopinta pandilla de enfermeras suecas,
comadronas y leñadores finlandeses, médicos noruegos, azafatas y pilotos
ingleses– consiguen alcanzar una playa rodeada por una jungla impenetrable.
Superada la consternación inicial, la comunidad de náufragos se dedica con
creciente alegría a la organización de la supervivencia.
Gracias a su humor irreverente y a sus personajes anárquicos,
locos y rebeldes, Paasilinna le da la vuelta al topos literario de la isla
desierta y se inventa una hilarante aventura utópica.
Desde la primera página me
quedé totalmente enganchada. La historia tiene todos los ingredientes para entretener,
e incluso para pensar, y, sobre todo para disfrutar.
Los personajes crean su propio
universo alejado de la sociedad. Establecen una forma de gobierno, planifican
el trabajo. Comparten esfuerzos e ilusiones. Camaradería, sexo y amor. De la
esperanza, se pasa a la incertidumbre y el miedo, y de ahí a valorar la
situación como una vida de calidad. Libertad, alcohol, aguas cálidas.
Muy recomendable. Escenas como
las de la destilería, no tienen desperdicio. Final arrebatador.
Nº de páginas: 200
págs.
Editorial: ANAGRAMA, bARCELONA 2012.
ISBN: 9788433978516
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