domingo, 7 de septiembre de 2014

Tombuctú de Paul Auster

De nuevo a partir de una conversación surge esta recomendación, por parte de una persona que ha quedado encandilada con el libro, y con quien comparto el amor por los canes.

Míster Bones es un perro de raza indefinida, pero de una inteligencia muy precisa. No habla inglés –quizá porque se lo impide la forma de sus fauces–, pero tantos años escuchando el incesante torrente verbal de su amo han hecho que lo comprenda a la perfección, y que pueda pensar e interpretar el mundo con una sensibilidad muy canina y una sintaxis muy humana. Porque Míster Bones tiene siete años y ha vivido desde que era un cachorro con William Gurevitch, más conocido como Willy Christmas desde que Santa Claus le habló desde el televisor, provocando en él una auténtica experiencia mística. Willy es un vagabundo, un poeta errante, un excéntrico superviviente de las revoluciones de los sesenta. En un principio, se asoció con Míster Bones en busca de protección, porque la vida en las calles es muy dura, una alianza que se convirtió en un mutuo descubrimiento, un amor sin condiciones. Juntos recorrieron América, sobrevivieron a duros inviernos en Brooklyn y ahora están en Baltimore, viviendo la que quizá sea su última aventura en común

Nº de páginas: 176 págs.
Editorial: ANAGRAMA, 2003 Barcelona.
ISBN: 9788433967459

La historia se divide en dos partes. En la primera, al lado de Willy, parlanchín incansable, con una mente muy dispersa, poeta, y con una salud muy deteriorada. Da instrucciones a su perro de lo que ha de hacer para no caer en las garras de los malvados humanos que se llevan a los perros a refugios o a restaurantes chinos.

En la segunda parte, Mr Bones, indefenso, tendrá que buscar comida y hogar y vivirá experiencias muy variadas.

Uno de los libros más breves de Auster, un autor que siempre me fascina. De prosa ágil y ligera, de mucho trasfondo argumental. Estilos de vida radicalmente opuestos. Voz interior de un perro capaz de comprender e interpretar lo que le rodea. Personas que no se callan, y otras que viven guardando para si mismas la esencia de sus emociones e inquietudes. La complicidad, los afectos, la crueldad, la locura, la búsqueda de una vida mejor; y un paraíso al final del túnel.

No es de mis preferidos. Tiene grandes momentos, pero deja un regusto agridulce, triste.


No hay comentarios: