Nº de páginas: 184
Editorial: Tusquets Editores,
Barcelona 1995.
ISBN: 9788472238923
Escritora de referencia en la
literatura francesa y universal, Françoise Sagan toma un verso del poeta
francés Paul Éluard para darle nombre a su primera creación. En ella nos
sumerge en un verano a las orillas del Mediterráneo cuestionando el egoísmo y
sus consecuencias.
¿Existe el perdón para todos
los pecados? ¿Qué nos exime de la culpa? ¿Hasta qué punto nos dominan nuestras
obsesiones?
El duelo entre el placer y la
culpa y el lugar que ocupa el remordimiento son los hilos conductores de esta
novela psicológica, hipnótica y mágica.
"A ese sentimiento
desconocido cuyo tedio, cuya dulzura me obsesionan, dudo en darle el nombre, el
hermoso y grave nombre de tristeza. Es un sentimiento tan total, tan egoísta,
que casi me produce vergüenza, cuando la tristeza siempre me ha parecido
honrosa. No la conocía, tan sólo el tedio, el pesar, más raramente el
remordimiento. Hoy, algo me envuelve como una seda, inquietante y dulce,
separándome de los demás."
Con esta atractiva
introducción presentan el libro seleccionado para agosto desde el club de
lectura Gabo – Cineforum Vigo. De su página de Facebook son también las
imágenes que acompañan a esta entrada.
Me ha gustado mucho y me ha
dejado perpleja al saber que lo escribió con tan solo 18 años. Dejo textos
seleccionados para reflexionar. Libro que merece la pena releer.
Me tumbaba después en la
arena, cogía un puñado, lo dejaba escurrir entre los dedos y la arena caía en
una lluvia amarillenta y suave. Pensaba que se escapada como el tiempo, que eso
era una idea fácil, y que resultaba grato tener ideas fáciles. Era el verano.
Amor, añoranza.
Me daba cuenta de que la
despreocupación es el único sentimiento que puede inspirar nuestra vida sin
darnos argumentos para defendernos.
Sí, eso era lo que le echaba
en cara a Anne, que me impedía quererme a mí misma. Yo, hecha para la
felicidad, la amabilidad, la despreocupación, penetraba por su culpa en un
mundo de reproches, de mala conciencia, en el que, demasiado inexperta para la
introspección me perdía yo misma.
Ahora me tocaba a mí verme
influida, reorientada y modelada por Anne. Ni siquiera sufriría.
La libertad de pensar, y de
malpensar y de pensar poco. La libertad de elegir yo misma mi vida, de elegirme
a mí misma. No puedo decidir ser yo misma puesto que no era más que un barro
moldeable. Pero si la libertad de rechazar los moldes.
No estaba acostumbrada a meditar,
me ponía de mal humor.
Me sorprende la liquidez de
mis recuerdos a partir de aquel momento. Adquirí una conciencia más atenta de
los demás, de mí misma. La espontaneidad y un egoísmo fácil habían sido siempre
para mí un lujo natural, me habían acompañado siempre. Y de repente aquellos
pocos días me alteraron lo bastante como para obligarme a meditar, a poner
atención en mi vivir. Sufría todos los horrores de la introspección sin por
ello reconciliarme conmigo misma.
... ese abismo entre mis
gestos y yo
...ese vacío alrededor, esa
intensidad del vacío.
Nos acostumbramos a los
defectos de los demás cuando no nos vemos obligados a corregirlos.
Renegar - renunciar
... me asustaban el
aburrimiento y sobre todo la tranquilidad. Mi padre y yo para estar
interiormente tranquilos necesitábamos la agitación exterior...
Una ruptura le costaría menos
que una vida ordenada. Lo único que le minaba y le consumía era el hábito y la
rutina, como a mí. Éramos ambos de la misma raza.
Apenas recordaba nada de la
película, pero me pareció una idea estupenda revisarla y poner imágenes a la
historia.
Título
original Bonjour
tristesse. Dirección Otto Preminger. Guion Arthur Laurents (Novela Françoise Sagan).
Música Georges Auric. Fotografía Georges Périnal. Reparto Jean Seberg, David Niven, Deborah Kerr, Geoffrey Horne, Mylène Demongeot,Juliette Greco, Martita Hunt, Walter Chiari.
EE UU 1958, 94 min.
Refleja muy bien el fondo del
texto, con bastante acierto en el planteamiento. Buen reparto y entretenida.