domingo, 15 de diciembre de 2013

De tal padre, tal hijo


Dos llamadas de teléfono para anunciar un gravísimo error. Reunión en el hospital con ambas parejas de progenitores con niños de 6 años que se intercambiaron al nacer.


¿Qué hacer? Demandar al centro sanitario, conocerse entre todos e intentar llegar al mejor acuerdo… Pero ¿cuál es esa solución buena?


Una familia formada por un arquitecto que sólo vive para progresar en el trabajo, su mujer que es la encargada del hogar y de la crianza del hijo único. Lujoso apartamento en la zona exclusiva de la ciudad, clases de piano y un colegio de élite.


La otra familia mucho más espontánea, que se divierte con sus hijos. Regentan un pequeño comercio en el suburbio periférico y comparten hasta la hora del baño todos juntos, padres y los tres niños.


Tenemos dos perspectivas vitales repletas de matices. Matrimonios con diferencias a la hora de enfocar y sufrir el gran problema. Culpas externas o propias (como madre, asegura una de ellas, tendría que haberse dado cuenta de que ése no era su bebé). Los férreos lazos de sangre por encima del amor. Las expectativas forjadas para el futuro. El dinero y posición social como seguro protector y facilitador del bienestar. Un dolor profundo. Y mientras dos pequeños que se ven inmersos en un juego que deja de serlo muy pronto y pasa a convertirse en una situación incomprensible y contra la que lucharán con los medios de los que disponen.


Con todo este cargamento, parece increíble que sin sentimentalismo barato; incluso por momentos bajo esa apariencia de insensibilidad de algunos de los personajes; esta historia y cada uno de los componentes de ese trágico cuadro, nos lleguen a lo más hondo.


Los dos hombres, diametralmente opuestos. Para el rico arquitecto no hay tiempo para estar con su familia, lo único verdaderamente importante es su profesión, ascender y lograr el éxito de su jefe. No sabe jugar, ni disfrutar de las travesuras de los niños. Quiere un modelo perfecto para su hijo, y parece explicarse ahora porqué ese niño no se parece en nada a él.


El otro hombre es una persona muy desinhibida, con un sentido de la responsabilidad bastante más relajado, siempre disponible para sus hijos, los hace reír, y se lo pasan en grande todos juntos.


Las madres son la fuerza de esta historia, las que sufren, las que se culpan y abrazan; las que desde un principio podrían dialogar y llegar a un acuerdo.


Me ha encantado. Los dos niños son maravillosos. Toda la puesta en escena es delicada y con mucha fuerza visual y emotiva. Una banda sonora que amortigua la desazón. Los personajes se van mostrando con sus fortalezas y debilidades, por sí solos, con su presente y su pasado personal y familiar. Una maravilla.


Título original Soshite chichi ni naru. Dirección y guión Hirokazu Koreeda. Fotografía Mikiya Takimoto. Reparto Masaharu FukuyamaYôko MakiJun KunimuraMachiko OnoLily Franky. Japón 2013, 120 min. Festival de Cannes: Premio del Jurado. Festival de San Sebastián: Premio del Público


En este blog ya he reseñado otras dos películas del director, que me encantaron: Air doll y Still walking.



4 comentarios:

Manderly dijo...

Como sabes, a mi también me ha gustado mucho.
También he visto Air doll pero tengo pendiente Still walking, así que tendré que verla.
Saludos.

TRoyaNa dijo...

Lu,
Still walking me pareció una obra maestra,ya sabes lo hondo que me llegó.
Ahora,sabiendo que el mismo director está detrás de "De tal padre,tal hijo" y conforme a tu reseña,no me queda más opción que darle una oportunidad.
De entrada,el punto de partida me parece muy interesante ya que pueden desatarse emociones muy complejas y contrarias.
Biquiños

LU dijo...

Manderly, como comentaba en tu blog, tenía muchas ganas de ver De tal padre, tal hijo, y salí del cine emocionada.

Still walking es una maravilla, ya me contarás.

Biquiños

LU dijo...

Troyana, ahonda mucho en las emociones de los padres, de ambas parejas, y de los niños. Creo que te va a gustar mucho, pero ya me dirás. Cine de emociones.

Biquiños