martes, 3 de marzo de 2009

Un cuento antes de dormir



El dios de la pobreza y el dios de la fortuna

Hace mucho, mucho tiempo, en un pequeño pueblo vivía un hombre muy trabajador. Este a pesar de trabajar tanto vivía en la miseria ya que el dios de la pobreza habitaba tambíen la misma casa.
Un día decidió dejar de trabajar, cansado de ver que su situación no mejoraba en nada.
Todo el pueblo al ver que este hombre había perdido las esperanzas en una mejora de su situación decidieron presentarle una mujer que lo acompañe y para la cual continúe luchando por la vida, con quien se casó.
Ella era muy trabajadora.
El hombre que no quería que sólo ella trabaje, empezó nuevamente a trabajar con todos sus ánimos.
El dios de la pobreza al verlos esforzarse tanto dijo: "Cada día se me hace más difícil vivir aquí, ellos esforzándose tanto y mientras yo esté en esta casa no podrán dejar de ser pobres."
Al final de dicho año, el dios de la pobreza se encontraba llorando en el desván de la casa, la pareja al notarlo fueron a ver qué ocurría.
Ellos se sorprendieron y le preguntaron: "¿Quien eres?".
El les contestó: "Soy el dios de la pobreza. Durante mucho tiempo he vivido aquí pero ustedes trabajan tanto que muy pronto tendré que abandonar esta casa ya que vendrá el dios de la fortuna."
Ellos al escucharlo se sintieron muy tristes puesto que él era el dios que cuidaba la casa durante mucho tiempo. Lo invitaron a bajar a la habitación.
El hombre le dijo: "Queremos que se quede aquí con nosotros para siempre porque ésta es su casa", la mujer insistio : "Sí, está bien".
El dios de la pobreza se puso muy contento ya que era la primera vez que alguien lo había tratado con tanto afecto.
En ese momento vino el dios de la fortuna y dijo "¡Todavía estás aquí! ¡Fuera, rápido!
El dios de la pobreza contestó ¡No! ¡Esta casa es nuestra! y se abalanzó sobre el dios de la fortuna, pero no podía competir con él porque era muy delgado y el dios de la fortuna muy gordo.
Al ver eso los esposos le ayudaron y echaron de la casa al dios de la fortuna.
Este no entendía nada de lo que acontecía. Se preguntó a sí mismo: " Yo soy el dios de la fortuna ¿No?"
Al final, nunca pudieron llegar a ser ricos, pero, vivieron felices para siempre.
El dios de la pobreza todavía vive en el desván de la casa.


Cuentos Japoneses de Haruna
Diario del viajero

4 comentarios:

Pepe del Montgó dijo...

El cuento es precioso porque fortuna y frlicidad no suelen ir unidos. Pero tampoco es frecuente la convivencia de la pobreza con la felicidad. Pero, en fin, es un cuento. Saludos

Conciencia Personal dijo...

Dice el existencialista más extranjero del mundo Albert Camus: La pobreza no se elige, pero se conserva.

Siempre fui a la Feria del Libro, era un hormiguero, ir en sábado un error, pero salí a salvo...

besos, Monique.

LU dijo...

Pepe, en el enlace que dejo de cuentos japoneses hay varios de ese estilo, muy breves y con mucha magia.
Seamos prácticos, puede que el dinero no dé la felicidad, pero la tranquilidad que nos da y los problemas que nos puede evitar… Casi prefiero tener que no tener.

Biquiños

LU dijo...

Monique, he leído tu extraordinario dialogo con libros. Ya contarás qué te llevaste a casa después de un día completo en la Feria. Yo me voy esta tarde a la biblioteca, bastante más relajado.

Biquiños