Pensamos que las horas de los fines de semana se alargan indefinidamente, el tiempo está a nuestra disposición y vamos a poder hacer cientos de cosas. Y después, a una velocidad de vértigo se desvanece y ya estamos de nuevo poniendo el despertador.
El viernes es el día señalado en la agenda, el momento para empezar a dejar volar la imaginación. Escucho y leo en el blog de Enrique Ortiz lo nuevo de mi adorado Darren Hayman y será mi banda sonora. Precioso disco con un toque pausado, suave y lleno de melodías que me hacen sentir bien. El mágico influjo de la música. (K y yo no olvidaremos nunca aquel concierto donde descubrimos a Hefner).
Le toca el turno a Stefan Zweig y un libro de pocas páginas. No he leído nada de este escritor, pero al ver la versión oriental de Carta de una desconocida, me pareció que era un buen momento. No encontré lo que buscaba, sin embargo éste también promete.
El viernes es el día señalado en la agenda, el momento para empezar a dejar volar la imaginación. Escucho y leo en el blog de Enrique Ortiz lo nuevo de mi adorado Darren Hayman y será mi banda sonora. Precioso disco con un toque pausado, suave y lleno de melodías que me hacen sentir bien. El mágico influjo de la música. (K y yo no olvidaremos nunca aquel concierto donde descubrimos a Hefner).
Le toca el turno a Stefan Zweig y un libro de pocas páginas. No he leído nada de este escritor, pero al ver la versión oriental de Carta de una desconocida, me pareció que era un buen momento. No encontré lo que buscaba, sin embargo éste también promete.
Por alusiones, un par de películas ya viejas conocidas. Ciudadano Kane, para poder disfrutar de lo que se contaba en RKO 281. Y, claro, ahora la he visto con otros ojos. Me sigue pareciendo espléndida. Y Carta de una desconocida de Max Ophüls (1948), quien transforma al escritor en músico y omitirá por completo una parte de la vida de Liza (la censura de la época), perdiendo así fuerza narrativa. Viena (totalmente recreada en decorados de lujo) y la nieve, las luces y sombras en la iluminación y las buenas interpretaciones aportan lo mejor de esta cándida historia pasional. Parece ser que existe otra versión mexicana titulada “Feliz año, amor mio”.
Sin duda lo mejor fue la visita de unos amigos de Ferrol, las largas comidas, el turismo y esos momentos compartidos entre anécdotas viajeras, fotos y excelentes novedades.
Domingo relajado en la parte alta de la ciudad, hermosas vistas de la Ría y las Cíes. Antes del aperitivo, un paseo entre cuadros de La escuela de La Haya, prados, nubes, reflejos en el agua, vacas, patos, molinos, Holanda rural y costumbrismo.
En el mes de julio, de Constant Gabriël (1887-1888)
8 comentarios:
Pena de no disponer de más tiempo libre para, como dices, hacer lo que te venga en gana. Otra vez lunes, y luego martes,... y el despertador,..., en fin, la maldita rutina.
A veces no es cuestión de más tiempo, sino de la calidad del que tenemos.
Venga, que el lunes ya se acaba y en un plis plas estamos a mitad de semana.
Biquiños
Qué entrada tan bonita! un gran regalo cargado de morrinha por todos sus detalles. Siiiiii ese concierto de Hefner, DIOS Darren saltandose a la torera los horarios y bis tras bis... jeje, maravillosos!
Y todo lo demás, la ria, las islas, los cuadros y el calor de los amigos.
Un besazo desde madrid... y ánimo que ya es martes!!!
Fue un fin de semana especial y eso se nota.
Lo de Hefner fue increíble. El otro día alguien decía que a Darren hay que verle en directo, y es verdad. Eso sí estaría bien. Ves como me tiene totalmente abducida??
La canción que puse me encanta, complilation cassette, también, otros tiempos…
Cuando vengáis tenemos que ir a comer al sitio donde estuve este sábado. Os va a encantar.
Falta la foto de las islas, pero es que el día estaba un tanto mustio y no luce nada…
BIQUIÑOS desde las Rías Baixas.
Si, pasan volando, pero has captado con esa música optimismo y muchas ganas de disfrutar de tantas cosas. Me voy a Holanda con tus cuadros, muchas gracias. besos
Mónica, hay que aprovechar ese tiempo libre y disfrutarlo.
Biquiños
Tengo una preciosa colección de diapositivas (¡qué tiempos!) de Combarro hace 30 años. Siempre que venían a verme amigos los llevaba por esas calles al puertecito. Si señor, hay que disfrutar.
Pepe, no reconocerías Combarro si lo ves ahora. Ha perdido la magia, aunque la postal del frente de los hórreos contra el mar sigue siendo bien bonita.
Yo también llevo años llevando a mis amigos o visitas a ese pueblo, y al Monasterio de Poio, en el mismo lote.
Biquiños
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