Desde que empecé con el primer libro de esta saga, he caído rendida ante el detective protagonista, Bernard Gunther. Hasta ahora me he leído las novelas que conforman la trilogía original, que en la actualidad ya va por la octava entrega. La acción arranca en el Berlín previo a la II Guerra Mundial.
Violetas de marzo
Estamos en 1936, los nazis persiguen a judíos, comunistas y homosexuales. La mujer debe permanecer en casa, no utilizará maquillaje, ni fumará en público. Bernie fue inspector de policía, pero en este momento trabaja por libre, como detective privado.
Un poderoso magnate del acero le contrata para buscar el collar de diamantes de su hija, muerta en un incendio en su casa. En plena investigación, el mismísimo Göring reclama sus servicios para que localice a su colaborador. Poco a poco, ambos casos se van entrelazando.
Pálido criminal
El chantaje al hijo de una editora de éxito y los asesinatos en serie de chicas arias, son la base de la acción de la segunda entrega, para mi, la más floja del trío.
Algunos párrafos:
¡Qué ciudad era aquella para los edificios públicos, tan inmensos como montañas de granito gris! Los construían así de grandes para recordarte la importancia del Estado y la comparativa insignificancia del individuo. Es justo la muestra de cómo empezó todo aquel asunto del nacionalsocialismo. Resulta difícil no sentirse apabullado por un gobierno, cualquier gobierno, que se aloja en unos edificios tan grandiosos. Y las largas y anchas avenidas que cruzaban rectas de un barrio a otro parecían no haber sido construidas para nada que no fueran columnas de soldados en marcha.
Pero no soy yo quien lo decide. Yo solo obedezco órdenes.
Era la típica excusa para todo de los alemanes en aquellos días, y me sentí avergonzado por usarla.
¿Qué tendrían lo relojes de pulsera suizos que los hacían tan atractivos para los hombres con poder?
Alguien dijo una vez que la felicidad es lo negativo, la pura abolición del deseo y la extinción del dolor.
¿Y mis derechos civiles?
Joder, ¿dónde has estado estos últimos cinco años? Esto es la Alemania nazi, no la antigua Atenas.
Berlín 1947, desolado y en ruinas. Bernie cruza la frontera y se marcha a Viena, para huir de un suceso acontecido con un soldado ruso e intentar cerrar las heridas de su matrimonio. Un antiguo compañero de la policía lo necesita para salir de la cárcel, acusado de haber asesinado a un americano.
Esta entrega me ha fascinado. Con muchos puntos de conexión, bien podría ser un homenaje, a El tercer hombre. Todavía con el delicioso regustillo que me deja la lectura, vuelvo a ver la película de Carol Reed para refrescar mi destartalada memoria.
Web oficial de Philip Kerr
El tercer hombre
Martins llega a Viena porque un amigo le prometió trabajo. Sin embargo se encuentra con que acaba de morir atropellado en extrañas circunstancias. Decide quedarse para averiguar la verdad. Contacta con las personas que lo conocían, su novia, sus compinches, e irá construyendo el rompecabezas completo.
Memorable música de Anton Karas y escenas inolvidables: la huída por la escalera de caracol, la luz de la ventana que ilumina el rostro sumido en la oscuridad, esa acelerada carrera en coche hacia un destino desconocido, persecución por las alcantarillas, ese camino entre árboles desde el cementerio. Graham Greene, autor de la historia y del guión, opina que es mucho mejor la versión de la película que la del libro (con finales diferentes). A mi me trae excelentes recuerdos de lecturas de antaño, y el film me parece espléndido.
Al volver a verla, después de la lectura de la novela de Kerr, aparecen muchas referencias, muchísimos puntos en común: defensa de un “amigo”, lugares concretos de la capital austriaca, un perrito, el mercado negro, la chica con pasaporte falso…
Excelente cóctel de intriga para amenizar unas cuantas horas con los tres libros (o cuatro, si añadimos el de Graham Greene) y la película. En unos meses seguiré con las andanzas de Gunther.
En el blog Detectives de libro, se hace un completo recorrido por la biografía de Bernie.
2 comentarios:
Felicidades por el cuarto cumpleaños que me ha pillado fuera.
Muchas gracias, voy ahora mismo a fisgar en las fotos portuguesas.
Biquiños
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