miércoles, 23 de abril de 2008

Muy importante en mi vida



El otro día la “enana”, le preguntaba a su madre sobre las razones que mueven a una persona a tener un perro.

De pequeña era uno de mis sueños. Me encantaban, aunque lo curioso es que durante muchos años les tuve verdadero pánico. Rebuscando en experiencias negativas, se lleva la palma aquélla en Madrid en casa de mis tíos.
En Salamanca nos pusimos de acuerdo las personas que compartíamos piso e hicimos saber a todos nuestros amigos y conocidos que buscábamos un perro. Y así llegó Leo, metido en una caja de cartón, muerto de miedo y sucio. Él me ayudó a vencer por completo todos mis temores caninos. Era la carta de presentación para todo el barrio. Los vecinos no se sabían nuestros nombres, pero nos asociaban con él. La vuelta a Galicia implicó muchas despedidas, muy tristes, y una de ellas fue la de Leo, que se iría a vivir a un precioso pueblo de Cantabria.
Ya instalada en mi ciudad, y esta vez con el complot paterno, que echaría una mano para cuidarlo y sobre todo para salir a la calle, entra en mi vida Otto. Aquel sueño se hacía realidad.
Me enseña muchas cosas: a ser menos egoísta, a responsabilizarme, a ser más paciente, a ser constante, a dar más de mí misma… todo positivo.
Está siempre ahí. Se alegra al verme después de un largo viaje o cuando vuelvo del supermercado Se acurruca en el sofá sobre mis rodillas cuando estoy cansada. Siente mis alegrías y tristezas. Incluso cuando por pereza me quedaría feliz en casa y tengo que ir de paseo con él, una vez que ya estamos en la calle, ese aire y ese movimiento me hacen sentir mejor. Caminar con él por la Alameda a media tarde ahuyenta las tensiones cotidianas y me ofrece ese tiempo de tranquilidad tan importante.
Saber que está ahí es bueno para mí. Me río cuando hace todo su teatrillo para conseguir sus propósitos (comida, paseo o mimos). Esa caída de orejas, de ojos, cara ladeada de perrito abandonado… Si es que es todo un actor! Me río cuando me roba los calcetines o las zapatillas, su travesura más común. La “maldad” consiste en esperar a que yo entre en la ducha, me mira y comete el hurto. Desde el otro lado de la mampara me “enfado” y él se va, moviendo ese rabito minúsculo, con el tesoro, que acaba depositado sobre su cama, sin más “daños” que unas babas. Me río cuando huye despavorido ante el zumbido de un moscardón y busca refugio (contra la pared, en la esquina, debajo de mi cama). Me río cuando quiere ser un héroe ladrando a sus “enemigos” desde lo alto de la ventana.
Contagia sus alegrías. Quiere jugar, pero no se trata de lanzar objetos para que los traiga. Él ha puesto sus propias reglas. Va a por ellos, pero lo divertido es que tú intentes quitárselos. Disfruta en la playa, corriendo, persiguiendo gaviotas, bañándose en el mar y comiendo todo tipo de algas u otras “piezas jugosas” que su olfato detecta. Como ayudante de basurero, no tiene precio.
Me relaja verle dormir.
También me pongo triste o lloro, cuando le operaron, cuando le veo mal, cuando trato de asumir que ya no es tan ágil como antes y que las patas de atrás le fallan con demasiada frecuencia…
Es una parte de mi vida muy importante e imprescindible.


5 comentarios:

Pau Llanes dijo...

Qué bueno recuperar a tu Otto... me recuerdas a mi Klee... Gracias... Pau

Zadelia dijo...

Cuánto tiempo sin ver a ottito, porque para mi sigue siendo chiquitín, y claro, el tiempo pasa lo sé pero yo soy así. Me alegró mucho la foto de la playa, hoy javi g se iba a la playa y no veas que morrinha me dió cuando me lo dijo, mi mar, mis amigos, y mi ottito. También me entristeció el final de tu post, sólo decirte lo que sé que sabes, que lo disfrutes SIEMPRE, que cada etapa es cada etapa y que si te hizo mejor persona le des todo el amor del mundo. La generosidad de los animales no racionales les hace infinitamente superiores a nosotros, cada día estoy más convencida.

Penélope dijo...

POR FIN ME HACES CASO EN ALGO. QUEDA PRECIOSA LA FOTO DE OTTO EN EL BLOG.

Anónimo dijo...

Los perros podencos portugueses, muy dóciles

LU dijo...

Otto no es exactamente dócil, pero a mi me gusta así.
No conozco a los podencos portugueses. Echaré un vistazo. GRACIAS