Resulta
muy “acogedor”:
El único problema es que no puedo entrar en él siempre que
quiero.
Un
enjambre uniforme de empleados y el ascensor. Es un pobre diablo a disposición
de varios directivos y jefecillos. Entrega las llaves y con ellas su dignidad,
a cambio de un ascenso. Desoladora fiesta navideña, rodeado de risas y efluvios
etílicos. Un espejo resquebrajado que la delata. Un corazón roto, el de un
hombre enamorado en silencio
Arrasó
en los Oscars. Es la preferida de Wilder. A mí me parece una historia tan
TRISTE. Menos mal que contiene numerosos toques cargados de humor:
Algunas veces son dos juerguecitas por noche. No abuse de la
salud. (Sabios consejos médicos). Estoy haciendo investigaciones de anatomía patológica y
me gustaría pedirle un favor Cuando haga
testamento, y al paso que va, no lo demore ¿Le importaría dejar su cuerpo a la Facultad ? (este
doctor es genial).
Cuando me siento muy desgraciado, hago una comedia. Y cuando
estoy de muy buen humor, hago una película seria.
La idea reposó en el cuaderno negro de Wilder durante años.
Inspirado en Breve encuentro de David Lean, la idea era: “Película sobre el
hombre que se acuesta en la cama que aún está tibia por la presencia de los dos
amantes”. A medida que la censura se fue relajando, vio que había llegado la
hora de rodar El Apartamento. ¿Existe una comedia dramática, triste y amable,
que mejor represente la vida norteamericana contemporánea? Dentro de muchos
años la respuesta será todavía, probablemente, no. Este “cuento de hadas
obsceno”, totalmente moderno, es una obra maestra de cine romántico y social
sobre un hombrecillo en una gran empresa. Su apartamento se convierte en el
picadero de ejecutivos mujeriegos, y Lemmon, inimitable en el papel de C. C.
“Bud” Baxter, asciende sospechosamente la escala corporativa, mientras ejerce
de alcahuete amable e involuntario, lleno de inocencia. Se enamora de la
ascensorista, Fran Kubelik (Shirley MacLaine), que en secreto visita su
apartamento con Fred MacMurray, el supercanalla director de la seguradora J.D.
Sheldrake. En 1961, Wilder obtuvo un triunfo triple poco frecuente en los
Oscars: Mejor guión (con Diamond), Mejor Película y Mejor Director. Cuando el
dramaturgo Moss Hart entregó el segundo de los tres premios a Wilder, se
inclinó y le susurró al oído: “Es hora de parar, Billy”. Estas palabras
persiguieron a Wilder, que era consciente ya entonces, de que El Apartamento
sería difícil de superar. Nota curiosa: Lemmon y MacLaine perdieron los Oscars
de interpretación ante el Burt Lancaster de El fuego y la palabra y la Elizabeth Taylor
de Una mujer marcada. Pocas veces han sido los Oscars más injustos. Del
libro “Conversaciones con Billy Wilder” de Cameron Crowe
TÍTULO ORIGINAL The Apartment EE UU 1960, 125 min. DIRECTOR Billy
Wilder . GUIÓN Billy Wilder, I.A.L. Diamond MÚSICA
Adolph Deutsch. FOTOGRAFÍA Joseph LaShelle (B/N) REPARTO Jack
Lemmon, Shirley
MacLaine, Fred
MacMurray, Ray
Walston, Edie
Adams, Jack
Kruschen, Joan
Shawlee, Hope
Holiday, David
Lewis, Naomi
Stevens, Johnny
Seven, Joyce
Jameson, Willard
Waterman, David
White. Puedes verla íntegra en youtube.
Supongo
que está todo dicho y escrito sobre esta obra maestra del cine: sublime director,
magníficas interpretaciones, guión soberbio...
Me uno a la legión de adoradores de esta joya imprescindible.
Cállate y juega.
Cuidado
con las luces de Fin de Año, si se apagan, alguien puede desaparecer. Descorchemos
el cava, un brindis por un 2012 repleto de buenos momentos. Feliz año a
tod@s!!!
4 comentarios:
Sin duda una gran película, aunque yo dudo entre esta y la frescura de "Irma la dulce" que he vuelto a ver, y van un montón de veces, hace poco.
La caradura de los jefes del pobre Jack Lemmon es impresionante, sobre todo el malvado -recuperado. Fred McMurray. Una peli fascinante. (Alguna vez he de porbar yo lo de escurrir spaghetti en la raqueta de ténis)
Pepe, Wilder es uno de mis clásicos predilectos. No me canso de ver sus películas. Con El Apartamento siempre tuve una sensación extraña, al ser etiquetada como comedia dramática, y la verdad es que ese pobre hombre me da tanta pena…
Biquiños
Juli, todos se aprovechan de él, jefes y jefecillos, que ni pinchan ni cortan. Todo por un ascenso en el escalafón… Un pobre diablo.
Ese arte culinario, raqueta en mano. Sensacional, aunque yo no añadiría a mis pocas artes en la cocina la de la práctica del “tenis”, era ya lo que me faltaba para el desastre total…
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