miércoles, 16 de enero de 2008

La copa


Título original: Phörpa (The cup)
Dirección y guión: Khyentse Norbu.
Países: Bután y Australia 1999.
Duración: 93 min.
Reparto: Orgyen Tobgyal (Geko), Neten Chokling (Lodo), Jamyang Lodro (Orgyen), Lama Chonjor (Abbot), Godu Lama (Viejo Lama), Kunsang Nyima (Palden), Pema Tshundup (Nyima), Thinley Nudi, Dzigar Kongtrul (Maestro Vajra).Música: Douglas Mills.
Fotografía: Paul Warren.

Debut cinematográfico del realizador butaniense Khyentse Norbu. Es un hecho único en la historia del séptimo arte tener un largometraje en lengua tibetana realizado por un eminente Lama de tradición budista tibetana.Para Khyentse Norbu la autenticidad del contexto y de los personajes era primordial. Escogió como principal lugar de rodaje el monasterio de Chokling, situado en una zona de refugiados tibetanos al pie del Himalaya.Ninguno de ellos tenía experiencia de actor y la mayoría no entendía el inglés. El guión y los diálogos fueron escritos por Norbu en inglés, así que los actores no lo podían leer antes del rodaje. Cada secuencia tenía que ser abordada en el mismo día de su rodaje: los diálogos debían ser memorizados y la secuencia se repetía una o dos veces únicamente: es el resultado de una gran disciplina y del ejercicio monástico de la concentración.Transformar un monasterio activo en set de rodaje exigió suspender las actividades del centro durante dos meses para permitir al conjunto del monasterio unirse a la producción de la película. Con el fin de mantener las obligaciones religiosas, algunos de los monjes se levantaban a las cuatro de la mañana para la oración antes de empezar con su día de rodaje.La visión de supremas reencarnaciones de lamas corriendo por el pueblo (cumpliendo con sus papeles) desafió seguramente la etiqueta monástica, e hizo falta a los monjes mayores un cierto tiempo para acostumbrarse a tales imágenes. Sin embargo la producción se comprometió a seguir códigos locales en cada etapa del rodaje, con la presencia de oráculos, yoguis y adivinadores. Todo era decidido según el sistema ancestral tibetano de adivinación budista del "Mo". Desde el cásting de los actores, la selección de los ingenieros y las imágenes, hasta la fecha de inicio del rodaje, Khyentse Norbu recurrió varias "pujas", rituales budistas tradicionales que permiten evitar los obstáculos y favorecer buenos auspicios.El cielo del norte de la India, a menudo cubierto, y los cortes imprevistos de luz por las autoridades indias estuvieron a punto de retrasar los plazos de producción. Numerosas ceremonias de oración fueron organizadas para restablecer la corriente y aclarar el cielo. Fueron, seguramente, eficaces, ya que la mayor parte del rodaje se cumplió en los plazos previstos y sin sobrepasar el presupuesto de producción. Las circunstancias geográficas y logísticas no permitieron el visionado cotidiano de los "rushes". Norbu y su equipo no vieron las primeras imágenes del rodaje hasta tres semanas después, cuando volvieron de Australia, una vez pasadas a vídeo.La copa se realizó con un equipo de técnicos de Bután, India, Australia, Canadá, Hong Kong, Francia y EEUU.(Terra)

El mismo año en que se estrenaba esta sorprendente coproducción entre Bután y Australia (coproducción pintoresca y a priori imposible, donde las haya), el pequeño país asiático cuya religión oficial es el budismo en su lectura más fundamentalista estrenaba canal de televisión, el único canal de televisión, queremos decir. La TV estaba prohibida en Bután porque sus autoridades pensaban y piensan que nada bueno puede llegar a la gente de esa caja para algunos infernal, que sólo contiene cosas de occidente, todas perversas, y pecado en forma de cine, entretenimiento en general y ¡fútbol!
Del fútbol nace la anécdota que da pie a “La copa”, la historia de dos niños que viven su iniciación a la mística de Buda al mismo tiempo que caen fascinados por este deporte y algunos de los que fueron sus ídolos a finales del siglo pasado, iconos del peso de Zidane y Platini, ídolos del Mundial de 1998, que se celebró en Francia.
Las contradicciones entre las culturas occidentales y orientales sostienen el peso de “La copa”, primera de las cuatro películas producidas hasta ahora en Bután, historia basada por lo demás en un hecho real que mereció amplia cobertura, dentro de un orden, en los escasos medios de comunicación de aquel país.
“La copa” contiene un punto de ternura y algunas dosis de exotismo, al tiempo que adentra al espectador en algunos de los misterios de un país todavía enigmático, apenas 600.000 almas que sobreviven a duras penas, a un lugar en algunos sentidos paradisíaco en el que los acontecimientos más importantes de la vida cotidiana tienen que ver con el alarmante descenso de la producción de patatas que sufre en los últimos tiempos o con ese ingenio casi diabólico recién llegado a aquellas tierras y al que se conoce como internet. (TCM)

Copio toda esta información, aparte de porque me ha fascinado la película, por todas las curiosidades. Había tenido yo un pésimo día y después de verla, se me cambió la cara y el ánimo.


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