Ante la atónita mirada infantil (brillante interpretación), se despliegue la violencia entre vecinos que hasta hace días convivían en armonía.
El blanco y negro de las imágenes, la excelente fotografía y la música de Van Morrison acompañan a esta familia con sus conflictos y sus vínculos. Preciosa la relación del nieto con los abuelos.
Homenaje a la magia del cine cuando cada película representa infinitas posibilidades. Al otro lado, la religión, proclamada desde el matón de barrio al exacerbado sacerdote. El niño no sabe diferenciar a un católico de un protestante (curiosa la teoría poco exacta sobre los nombres propios). La escena en misa breve y contundente, magnifica.
Con otros dos actores en los papeles de padres podría mejorar mucho. Con todo, me ha gustado y emocionado.
Sinopsis Drama ambientado en la tumultuosa Irlanda del Norte de finales de los años 60. Sigue al pequeño Buddy mientras crece en un ambiente de lucha obrera, cambios culturales, odio interreligioso y violencia sectaria. Buddy sueña con un futuro que le aleje de los problemas, pero, mientras tanto, encuentra consuelo en su pasión por el cine, en la niña que le gusta de su clase, y en sus carismáticos padres y abuelos.
Dirección y guion: Kenneth Branagh. Reparto: Jude Hill, Caitriona Balfe, Jamie Dornan, Judy Dench. Música Van Morrison. Fotografía Haris Zambarloukos (B/N). Reino Unido 2021, 98 min. Oscar: Mejor guion original. Globos de Oro: Mejor guion. Premios BAFTA: Mejor film británico. Festival de Toronto: Mejor película (Premio del Público). David di Donatello: Mejor película extranjera
Pequeña
flor
Como mínimo: desconcertante
Te atrapa y ya no te suelta. El protagonista es un “flipado”. ¿Alucina, imagina, fantasea, se autoengaña?
La niña es una genia, y Laura es influenciable. Sus sesiones con el sanador tarado no tienen desperdicio.
Original, breve y sorprendente. Un único párrafo como técnica narrativa que asfixia. Rico vocabulario (en alguna ocasión podría resultar un pelín pedante).
Selección de fragmentos
Me torturé pensando en el destino, en mi papel en la historia, tenía un lugar reservado en el panteón de la mediocridad, suspendido en la cuerda floja, entre lo que me había convertido y el que hubiera querido ser.
No hay como el cansancio físico para recuperar porciones de ser.
Nuestro vínculo se reducía a una minuciosa dramatización del desafecto.
Hacer cumbre es un objetivo materialista, la paz se fragua antes, en la contemplación, en el camino. Es simple, pero es así.
Una pequeña nada insondable puede rastrillarnos el sendero hacia la epopeya.
Esa tarde entendí que lo que creemos imposible suele estar a tres segundos de distancia.
Editorial
Random House, 2017. Número de páginas: 128. Acceso al inicio.






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