El
47
Ganadora
de un Goya a mejor película, a la par que La infiltrada. Sentía
curiosidad por ese galardón compartido. Y lo cierto es que me parece
justo. Ambas son dos grandes propuestas, muy diferentes.
Del
47 sobresale el siempre maravilloso Eduard Fernández. La historia
(basada en hechos reales) habla de un barrio apartado y olvidado.
Tremenda la primera secuencia: el derribo de las viviendas que no
estaban terminadas de construir al amanecer.
Otra
parcela de la historia que el cine hace presente, y le otorga el
reconocimiento a las personas que hicieron posible aquello y lo que
vendría después.
Sinopsis:
"El 47" cuenta la historia de un acto de disidencia
pacífica y el movimiento vecinal de base que en 1978 transformó
Barcelona y cambió la imagen de sus suburbios para siempre. Manolo
Vital era un conductor de autobús que se adueñó del bus de la
línea 47 para desmontar una mentira que el Ayuntamiento se empeñaba
en repetir: los autobuses no podían subir las cuestas del distrito
de Torre Baró. Un acto de rebeldía que demostró ser un catalizador
para el cambio, de que las personas se enorgullecen de sus raíces,
de una lucha del vecindario, de la clase trabajadora que ayudó a
crear la Barcelona moderna de los años 70.
Dirección
Marcel Barrena. Guion Marcel Barrena, Alberto Marini. Reparto:
Eduard Fernández, Clara Segura, Zoe Bonafonte. Música Arnau
Bataller. Fotografía Isaac Vila. España 2024, 110 min. 5 Premios
Goya. Premios Platino del Cine Iberoamericano: Mejor actriz de
reparto. 7 Premios Gaudí y 2 Premios Forqué. Premios Feroz: Mejor
actriz de reparto.
Elogio
de las manos
Jesús
Carrasco
Tercer
libro del autor que leo. En 2013, Intemperie (me preció muy duro) y
en 2021 Llévame a casa
(¿Qué hacemos con los padres cuando
envejecen?) del que hablé en un podcast.
Autoficción
que nos traslada a la casa en ruinas que van reparando y haciendo de
ella un hogar, un lugar donde vivirán experiencias divertidas,
variadas. Personas, entorno, animales. La propia familia. El autor
que escribe bajo la parra, que aprende, que observa y disfruta. Una
delicia.
Párrafos
y citas
Todos
callábamos de manera infantil, como si no nombrar el hecho lo
alejara.
Juanlu solía contar conmigo sin preguntarme.
Disponía de mi tiempo como si fuera suyo y eso me gustaba porque
difuminaba nuestros respectivos límites y corroía mi ego. El tiempo
que cada uno de nosotros dedica a sí mismo es el terreno en el que
la libertad y la identidad juegan. Solo en ese espacio privado
podemos ser plenamente nosotros, nos decimos. En esa soledad no
supervisada nos entregamos sin miedo a quienes somos: nos metemos el
dedo en la nariz o gozamos con la untuosidad de una chocolatina que
quizás no deberíamos tomar. El tiempo propio es un territorio sobre
el que cada uno reina de manera indiscutible. Que otras personas
puedan entrar en ese reino sin llamar puede ser una tortura o una
alegría. Depende de si hemos sido nosotros quienes hemos entregado
la llave o si esta nos ha sido arrebatada.
Lo
que me resulta enigmático del dibujo no es la complejidad y
perfección que puede alcanzar sino su sencillez. Claro que me
encantaría ser capaz de dibujar el Pórtico de la Gloria con todos
sus detalles pero, si pudiera elegir, preferiría poder hacerlo como
un niño. Que mi trazo revelara despreocupación, ligereza y alegría.
Quisiera que mi trazo no hablara de lo que sé hacer sino de lo que
soy capaz de descubrir. Quisiera para mis dibujos, en resumen, lo que
quiero para mi vida: no tener miedo.
Sentir
es comprender, pensar es errar. Pessoa
Conservador
es el que tiene miedo a perder algo que posee, o cree poseer, y que
dirige sus energías a retener ese algo.
[…]
lo contrario de la vida no es la muerte, sino el miedo.
He
experimentado muchos momentos así a lo largo de los años, cuando he
tenido la certeza de que algo valioso terminaba: un verano, un amor,
un libro emocionante, una ciudad que ha sido un hogar. Se da una
nueva lucidez en la que los sentidos se despliegan como lo harían
ante una alerta. Súbitamente, lo cotidiano pierde su condición
trivial y todo alrededor parece elevarse. Es, quizá, el último
estado de consciencia plena. El que antecede al fin. Un homenaje que
el cuerpo le hace al mundo que lo ha acogido.
Sinopsis:
En el año 2011, el narrador de esta novela y su familia llegaron, de
un modo azaroso, a una vivienda casi en ruinas situada en un pequeño
pueblo del sur de España. Un acuerdo con el propietario les
permitiría hacer uso de ella mientras él encontraba financiación
para construir allí unos apartamentos. Era solo cuestión de tiempo
que la casa fuera derribada. Sin embargo, durante los años
siguientes, pasaron largos periodos en ella, reparándola con sus
propias manos, transformándola en un acogedor lugar de encuentro y
celebración. Allí recibieron a vecinos y amigos; con ellos
compartieron comida, música, trabajo y risa. Allí la familia llegó
a convivir con una docena de gallinas, varios caballos y burros, dos
perros y algún ratón. Nunca perdieron de vista que terminarían
llegando las máquinas excavadoras, lo que convirtió la experiencia
en aquella casa en una elocuente metáfora de la vida: nos entregamos
a ella aun sabiendo que termina. Una historia en la que caben la
aventura, la reflexión y el recuerdo. Con el talento expresivo que
le caracteriza, Jesús Carrasco logra que la vida se cuele entre sus
páginas, demostrando que la profundidad no está reñida con la
ligereza y que ambas pueden iluminar un libro inolvidable.
Editorial
Seix Barral, Barcelona 2024. Número de páginas: 320. Tiempo de
lectura 7h 36m. Leer los siete primeros capítulos.