domingo, 4 de enero de 2009

Los viejos amigos – Rafael Chirbes

La excusa es una cena donde reencontrar a viejos amigos que en su juventud compartían un ideal sobre la revolución, sobre los cambios para mejorar la sociedad en la que les tocó vivir. Cada uno ha ido afrontando la vida desde su pequeño rincón y, ahora comparten con el lector, a modo de fluir de pensamientos, sus deseos frustrados, sus soledades, sus penas y enfermedades, su desaliento y un constante sobrevivir.

“Inventamos cualidades (bondad, generosidad, energía) y vestimos con ellas los cuerpos que nos gustan, para no sentirnos vulgares (¿o es al revés, y nos gustan los cuerpos en los que creemos detectar ciertas cualidades?)”

“... los niños de ahora son clientes. En cuanto comienzan a hablar, se convierten en clientes. Nosotras heredábamos la ropa de primas, de hermanas mayores, nos vestíamos todas igual, comíamos lo que había, pero estos cachorros quieren marcas; hasta la comida basura la quieren de marca. Es como si vivieran en un supermercado. No quieren ir de excursión, quieren ir de tiendas.”

“... el futuro no forma parte del tiempo, no es una cualidad que tiene el tiempo, es sólo una forma de aceptar sin angustia el tiempo sin dirección, como una inmensa y solitaria explanada en torno a nosotros. El futuro es ponerle una voz al tiempo, dejar que nos hable lo que es silencioso y nos aguarda, dejar de pasear entre mudas ruinas para hacerlo entre los andamios de algo que se levanta.”

Prosa que desentraña lo más íntimo de cada uno de los personajes y, donde cada uno de nosotros, reconoceremos parte de nuestra propia existencia, ilusiones y desengaños. Me ha cautivado por su forma de escribir y por cómo compone magistralmente toda esta voz coral.



2 comentarios:

Pepe del Montgó dijo...

Esa mirada hacia atrás siempre lleva algo de nostalgia pero en este caso también hay algo de mala l... Decir que "los niños de ahora son clientes" es duro aunque no va desencaminado. Saludos

LU dijo...

Pepe, desde luego el argumento dista mucho de la idílica nostalgia de aquellos maravillosos años y las ganas de reencontrarse de los protagonistas. En cualquier caso, es una gozada leer algo tan bien escrito.

Biquiños