Desde pequeño soñaba con viajar a países lejanos, de nombres
extraños. Y ahora está a punto de cumplir ese deseo. Entra erguido en el
Ministerio de Asuntos Exteriores con los nervios propios del primer día. Un
maletín, obsequio de su madre, se convertirá en el juez de su destino: el
destierro fulminante al Departamento de Países en vías de
creación. Sección Europa del Este y Siberia: el frente ruso.
Y
allí le espera un peculiar grupo de compañeros y un jefe que ha pedido el rumbo
y todavía cree que están en guerra y hay que mantenerse alerta ante el enemigo.
Entrevista en Página2, con lectura de varios fragmentos.
Nos cuenta que él es funcionario, sabe de lo que habla. Comparte
con el protagonista esa ingenuidad inicial. Emprendió su carrera en el
Ministerio de Cultura para estar cerca del Arte, y, claro, las tareas administrativas no han cubierto aquellas
expectativas. En este libro nos habla de la frustración, el fracaso personal y
profesional, la pérdida progresiva de las ilusiones y ambiciones. Sátira
agridulce, con momentos divertidos (encontronazo con el mandamás, intercambio
de mails para retirar la paloma muerta estampada contra el cristal de la
ventana o programación del gran desfile).
Diferente a lo que leo habitualmente. Entretenida, he pasado un
buen rato y me he reído.
4 comentarios:
Solo el nombre del autor me hace relacionar esta reseña con el cine. ¿Qué tal si espero a que alguien la adapte para la pantalla?
Yo siempre he defendido al funcionario de verdad. Ya se encargaron los jefes de denigrarlo. ¿Por qué siempre nos han presentado a los funcionarios como gente sin ilusiones?
Jack, pues es una buena candidata al cine. En manos de un director francés, claro.
Biquiños
Pepe, la figura del funcionario está muy deteriorada. Siempre damos crédito a los tópicos, y así nos va. Porque no cabe duda que hay mucho holgazán en las administraciones públicas, pero también hay gente muy trabajadora y con ganas. Creo que es más bien parte del carácter personal. Aunque un jefe destructivo o un ambiente pésimo, no ayuda ni al más ilusionado.
Biquiños
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