Una más, una de tantas
casualidades, deja en mis manos un par de libritos de Agota Kristof. Todo
parece pequeño, breve, minimalista, pero en su interior hay profundas
reflexiones sobre la pérdida, la marcha forzada, el desierto cultural de una
lengua desconocida, la incapacidad para dialogar, para escuchar, para entender.
El deseo de escribir y leer.
Esta vez soy yo quien no puede
resumir lo mucho que me han impactado sus textos.
La analfabeta, un relato autobiográfico
"Leo.
Es como una enfermedad"
"En
primer lugar, hay que escribir, naturalmente. Luego, hay que seguir
escribiendo. Incluso cuando no le interese a nadie, incluso cuando tenemos la
impresión de que nunca interesará a nadie. Incluso cuando los manuscritos se acumulan
en los cajones y los olvidamos para escribir otros. Al llegar a Suiza mis
esperanzas de convertirme en escritora eran casi nulas. Es verdad que publiqué
algunos poemas en una revista literaria húngara, pero las posibilidades de
publicar mi obra se quedaron allí. Y cuando, tras varios años de impaciencia,
por fin conseguí acabar dos obras de teatro en francés, no sabía exactamente
qué tenía que hacer, dónde enviarlas, a quién enviarlas (...). Empiezo a
escribir relatos breves sobre mis recuerdos de infancia. Ni se me ocurre que
algún día esos textos breves se convertirán en un libro. Sin embargo, dos años
más tarde, tengo encima de mi escritorio un cuaderno que contiene una historia
coherente, con un principio y un final, como una novela de verdad. Todavía
falta pasarla a máquina, corregirla, pasarla de nuevo a máquina, eliminar lo
que sobra, corregir aún más, hasta que considere que el texto es presentable.
En este punto tampoco sé muy bien qué he de hacer con el manuscrito. ¿A quién
he de enviarlo? ¿A quién he de dárselo? No conozco a ningún editor, a nadie que
pudiera conocer a uno."
Siempre quiso ser escritora,
desde los doce años.
"Peor
que la guerra fue la posguerra. Hungría se convirtió en una colonia de la URSS "
«Me
dejé en Hungría mi diario de escritura secreta, y también mis primeros poemas.
También dejé a mis hermanos, mis padres; sin avisarles, sin despedirme de
ellos, sin decirles adiós. Pero sobre todo, ese día, ese día de finales de
noviembre del año 1956, perdí definitivamente mi pertenencia a un pueblo.»
"Más
habría valido que mi marido hubiera estado dos años en la cárcel que yo cinco
en una fábrica. Suiza me parecía el desierto. Lo pasé mal."
"Tenía
sus ventajas. La monotonía me permitía escribir poemas mentalmente. Los
transcribía al llegar a casa después de acostar a la niña. En húngaro".
“Aunque
peor que la fábrica fue luego trabajar en la consulta de un dentista. En un
sitio no se podía hablar. En el otro, la gente no paraba".
«Sé
que nunca escribiré el francés como lo escriben los escritores franceses de
nacimiento, pero lo escribiré como pueda. No he escogido esta lengua. Me ha
sido impuesta por el destino, por la suerte, por las circunstancias.»
"Hubiera
escrito lo que fuera en cualquier lengua",
"Me
equivoqué al publicar esos textos. Es una recopilación de narraciones que, hace
años, mandaba a una revista en alemán de Zúrich. No tienen ningún valor. Son
redacciones escolares. ¿Por qué las publiqué? Entonces porque necesitaba el
dinero. Ahora porque se empeñó el editor suizo... De todos modos, no hay quien
entienda nada. Mi editor francés no lo quiso y en Alemania le dieron el premio
de los críticos. Diez mil euros. No fui a recogerlos".
CONTINUARÁ...
Fragmentos extraídos de los
siguientes enlaces:
Entrevista publicada por Babelia en 2007, que nos muestra a
una mujer que ha perdido el interés por seguir escribiendo, que prefiere ver la
televisión o sumergirse en la trama de novelas policiacas. Sorprendentes
declaraciones como:
¿Cree en los sentimientos?
No.
4 comentarios:
Lo leí hace casi tres años. Escribí unas lineas por aquí: http://apuntes-sin-papel.blogspot.com/search?q=analfabeta
Hace unos días me fui a la biblioteca para coger unos DVDs, y, de paso, unos libros. Me fui al final de una estantería, sin rumbo, y vi los dos que reseño de Agora Kristof. El tamaño pequeño me pareció muy atractivo y los cogí, sin más; apenas sin leer la contraportada.
Ya en casa, esa noche, la primera página de La Analfabeta me enganchó por completo. Después leí algo sobre su vida, y todo en conjunto, me dejó muy buenas sensaciones.
Efectivamente el estilo es casi minimalista, pero lo que expresa es muy conmovedor y profundo.
Ese desarraigo, ese desierto que es Suiza y un idioma desconocido….
Me gustó mucho.
Biquiños
Tiene pinta de interesante, lo buscaré para salir de mi analfabetismo, será mi primer contacto con su literatura...
Tienes un blog muy bonito....
Un abrazo lleno de amistad, en mi país hoy celebramos este día.
Monique.
Monique hoy mismo antes de leer este comentario tuyo te escribía un mail añorante y te recomendaba este pequeño libro porque creo que te va a gustar.- Ojalá acierte.
Siempre gracias por tu visita y tus palabras.
Biquiños
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