domingo, 10 de julio de 2011

Con Pushkin atravesando Rusia

Hablar de literatura rusa tiene nombre propio: Alexander Pushkin, de quien no había leído nada hasta ahora. De la biblioteca municipal elijo estos tres pequeños y variados libros.

El zar Saltán y otros cuentos rusos

Regreso a esos mundos de fantasías infantiles, de los cuentos populares. Una verdadera delicia, desde la portada hasta el interior, ilustrado por Boris Zvorykin. Una preciosidad.


Historias de Belkin

Consta de cinco relatos: El disparo, La tormenta de nieve, El dueño de la funeraria, La parada de postas y La dama campesina. Textos que hablan de misterios, amores imposibles, engaños, duelos. A veces parece un pasado lejano; otras sin embargo, nos brinda historias de siempre, de sentimientos, de anhelos.

Viaje a Arzrum

Se supone que están en guerra, sin embargo el amigo Pushkin parece pasear en su calesa o a caballo por tierras de Georgia y el Cáucaso, cual antropólogo observador y atento, sin perder la oportunidad de una sabrosa comida o agradable charla con alguno de sus amigos decembristas.

Viajes más actuales son los que narran los dos siguientes libros, que tan buenos momentos me han hecho pasar.

Entre rusos – Colin Thubron

Escritor británico e insaciable viajero que recorre con su viejo coche parte de la que por entonces se denominaba Unión Soviética: Armenia, Georgia, San Petersburgo, Moscú, Bielorusia y Ucrania. Charla con personas que le van acercando al modo de pensar de los rusos, su adoctrinamiento, el apego al vodka para el olvido, como anestesia, y esencial convidado en cualquier acto social. Rodeado de rostros vacíos, de gentes con necesidad de explicar su descontento. Cinismo e integridad, uniformidad e ineficacia (10 jefes por cada trabajador), ansia desmedida por poseer unos vaqueros de fabricación occidental, corrupción, vigilancia constante, mentiras históricas, descontextualizadas y nunca puestas en entredicho (o tal vez sí). Carencias y necesidades básicas. Antes de cruzar la frontera, de regreso a casa, sin saber si conseguirá mantener su diario del viaje o le será incautado.

El viaje ruso de un vendedor de helados – Gregorio Morán

Novela basada en las andanzas del protagonista por Rusia, junto a su guía e intérprete. Al protagonista le cuesta hacerse con las costumbres locales: pagar la habitación de hotel por adelantado, hacer interminables colas frente a la pesada burocracia para cualquier consulta con empleo a la par de ordenador y ábaco, regatear con los taxistas o diferenciar el sabor de la carne y el pescado siempre aderezados con idéntica salsa.

Diversión asegurada cada vez que se sube a un medio de transporte, el avión de los borrachos, la parada técnica de los autobuses con bajada primero de los hombres y después de las mujeres.

Los retretes podrían ocupar varios capítulos. El chiste, el gran chiste: lo primero que hace un ruso cuando entra en un baño occidental es pedir el visado permanente. La caída de Varenka en el apestoso agujero…

Poco a poco se va metiendo en la piel de ese inmenso territorio, donde todo es gigantesco, va comprendiendo ese carácter sumiso y preparado para sufrir.

Extraordinario, y muy entretenido, este peculiar libro de viajes.




HACE UN AÑO: Mantis – Mercedes Castro

2 comentarios:

Pepe del Montgó dijo...

la de cosas que me he perdido por culpa de un virus informático y unos maravillosos días en Tarifa. Visto por encima me quedo con el cineasta de todos los tiempos y me alegra que reseñes la película "Como entrenar a un dragón" con la que pasé un rato agradable.

LU dijo...

Pepe, lo de Tarifa genial, espero ver videos y fotos. Y yo te imaginaba así, de viaje, pasándolo bien. No pensaba que habías sido víctima de un ataque de virus, qué cosa mala, de verdad!!!

Se te echa de menos

Biquiños