sábado, 25 de enero de 2025

Elogio de la fragilidad de Gustavo Martín Garzo

Elogio de la fragilidad

Gustavo Martín Garzo

Por fuera, un trazo enigmático y sencillo en la cubierta; tapas duras. Un título que me seduce. Dentro, un tesoro de palabras. Textos repletos de belleza: en su expresión, en su forma de invitarnos a pensar, a sentir.

He guardado muchos párrafos, y podrían ser más. Me he parado, he recordado. Me han entrado ganas de conocer al autor, de charlar largo y tendido, de escucharle.

Fragmentos seleccionados (una muestra)

Nos gustan las historias tristes, porque nos permiten conjurar nuestros propios temores y realizar a través de ellas lo que tal vez en nuestra propia vida no nos atrevimos a hacer, pero algo muy distinto es querer que nos pasen a nosotros.

La desdicha es mucho más literaria que la felicidad.

La realidad necesita de la fantasía para volverse deseable.

A los libros se llega como a las islas mágicas de los cuentos, no porque alguien nos lleve de la mano, sino simplemente porque nos salen al paso. Eso es leer, llegar inesperadamente a un lugar nuevo. Un lugar que, como una isla perdida, no sabíamos que pudiera existir, y en el que tampoco podemos prever lo que nos aguarda. Un lugar en el que debemos entrar en silencio, con los ojos muy abiertos, como suelen hacer los niños cuando se adentran en una casa abandonada.

No vemos la realidad, sino sus múltiples simulacros.

Vivimos bajo el signo de las copias y los ecos.

Sólo el verdadero cine nos lleva a lugares donde ver y soñar se confunden.

Las novelas hablan de lo que somos, los cuentos de lo que nos falta. Y al hacerlo nos ofrecen una segunda vida.

Lo pequeño es el símbolo de lo que está en el umbral, lo abierto a otras formas de realidad, al lugar donde viven los deseos.

La fragilidad es una cualidad de la vida y de la belleza, de todo lo que escapa a nuestro poder.

Nos detenemos absortos ante un pasaje, miramos con embeleso las ramas de un árbol, un animal que cruza por el sendero, dos niños que corren, y sentimos que algo está a punto de suceder, aunque no sepamos qué. Algo que tiene que ver con nosotros, que nos concierne íntimamente.

Ese libro me enseñó que en la literatura debe haber una historia secreta tras la aparente, y que leer tiene que ver con la aventura de desvelarla.

Sinopsis: colección de textos breves sobre las obras y los creadores que le han fascinado y en los que reivindica la necesidad del arte en nuestra vida. Se habla de la lectura como acto de creación, tal vez el más íntimo e imprevisible que existe. No se lee esperando obtener una respuesta a la pregunta de quiénes somos, sino para ver qué nos pasa, en qué nos transformamos. La pregunta que el lector le hace al libro es la pregunta de la ratita del cuento: '¿Qué me harás por las noches?' Leer un libro es caer, como Alicia, por el hueco de un árbol y aprender a amar las preguntas, antes de estar en disposición de contestarlas. Conformarse con 'la mitad del conocimiento'. Sólo quien lo hace, y no busca una explicación inmediata a lo que le sucede, puede sentarse a tomar el té con el Sombrerero y la Liebre de Marzo sin que le importe en exceso no entender gran cosa de lo que oye. Leer es descubrir, como se dice en El gran Gatsby, que 'la roca del mundo está sólidamente asentada sobre las alas de un hada'. Eso son los libros, algo parecido a las moradas de la mística, a los castillos flotantes de las novelas de caballerías o a los bosques en que se refugian los amantes en las leyendas medievales. Un puente entre el mundo del sueño y las cosas reales. El árbol de cuyos frutos se atrevieron a comer nuestros primeros padres, era un árbol de palabras. Y el lector no es sino ese 'barón rampante' que, viviendo entre sus hojas, se alimenta de sus frutos intangibles.

Editorial Galaxia Gutenberg, 2020. Número de páginas: 240. Empezar a leer.

Gustavo Martín Garzo (Valladolid, 1948) ha publicado más de quince libros entre novela, ensayo y literatura juvenil. Muchas de sus obras han merecido premios.

Suena esta canción mientras preparo la reseña.

How I wish I was in Edinburgh





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