jueves, 23 de mayo de 2024

Dorayaki - Una pastelería en Tokio

Dorayaki

Durian Sukegawa.

La imagen de la cubierta, sobre fondo rosa, es un cerezo (sakura) en flor. Invita a observar, a adentrarse entre sus páginas. Esta novela se adaptó al cine en 2015 como Una pastelería en Tokio (más explicativo que el título original). En aquel momento me pareció una maravilla. ¿Y ahora el libro? Mejor todavía. Profundiza en los personajes. La prosa es pura emoción y calidad narrativa. Muy recomendable.

Selección de fragmentos:

Una cosa que puedo hacer en Tama Zenshoen es sentir el aroma del viento y escuchar el murmullo de los árboles. Presto atención al lenguaje de las cosas que existen en el mundo pero que no pueden usar palabras. A eso lo llamo "Escuchar" y lo he estado haciendo durante los últimos sesenta años.

Creo que todas las cosas de este mundo tienen su lenguaje propio. Todo: las personas que transitan por el centro comercial, los seres vivos, las casas, incluso todo lo relacionado con la luz del sol y el viento. Creo que no hay nada que nuestros oídos no sean capaces de escuchar. Para usted tal vez yo haya sido solo una vieja quisquillosa y me arrepiento de no haberle transmitido estas cosas tan esenciales.


Esa noche, Sentaro tuvo un sueño. En él estaba subiendo una colina en un lugar desconocido, la zona estaba llena de ondulaciones. Abajo podía ver algo de un azul resplandeciente: un río ancho que corría con calma. Se detuvo a mirar esa superficie azul, a una docena de metros debajo de donde estaba él . Vió con claridad las distintas corrientes que había en el río. Varias líneas blancas se acercaban y separaban formando tramas que cambiaban todo el tiempo.
¿Qué era eso? Sentaro no podía desentrañar lo que estaba mirando. Finalmente lo comprendió: eran pétalos de flores. Su mirada siguió la corriente que iba hacia arriba y terminaba en una nube color tiza que cubría la pendiente de la colina por completo. La nube estaba formada por sakuras en plena floración.

Se dirigió paso a paso hacia esa escena deslumbrante. Los pájaros cantaban y la brisa venía cargada con el perfume de las flores. La nube de cerezos se aproximaba poco a poco. Algunos pétalos caían alrededor de Sentaro.

Comencé a entender que nacemos con el propósito de ver y escuchar. Eso es todo lo que el mundo nos pide: que estemos atentos.

Descubrimos que una vez que experimentamos la dicha de estar afuera del sanatorio, libres por fin, la alegría era directamente proporcional a la pena que sentíamos por el tiempo perdido que nunca iba a regresar.

Todas las experiencias aportan algo a una vida que solo usted puede vivir.

Pero creo que lo que ella quería decir es que deberíamos acercarnos como si de verdad pudiéramos escuchar sus voces.

Una gran fuerza que ha creado a los seres humanos; la idea de que hemos sido creados por el universo para probar su existencia. Si no hubiera una mente consciente singular, la existencia del universo en sí mismo sería inverificable. No existiría.


Sinopsis: Una historia universal e inolvidable de amistad entre dos generaciones donde la cocina y las recetas concilian el Japón tradicional con el moderno.
Sentaro, un joven solitario, pasa los días trabajando en una pequeña tienda de pasteles dorayakis con un árbol de cerezo en frente. Una tarde conoce a Tokue, una anciana un poco excéntrica que prepara una pasta de judías azuki excepcional. Ella comienza a enseñarle la manera precisa de preparar esa pasta y, de a poco, el vínculo entre ellos se convierte en una inesperada y entrañable amistad.
El paso del tiempo acompasado con los cambios en la naturaleza, la belleza de lo pequeño, las marcas que dejan las heridas del pasado, la forma en que las personas lidian con la injusticia y el mal, la posibilidad de encontrar algún consuelo en realizar tareas cotidianas con absoluta dedicación: la prosa de Sukegawa aborda todo esto con sutileza en una historia sencilla y profunda.

Nº de páginas: 196. Tiempo de lectura estimado: 4h 36m
Chai Editora, 2023. Traducción: Amalia Sato. Leer el comienzo

No pude evitarlo y volví a ver la película. No me decepcionó. Creo que es complicado transmitir la esencia, lo que no se ve. Y lo hace, con mimo, con ternura, y llega muy hondo. Hay algunos cambios en relación al texto, pero se mantiene en la misma línea. 

En mi imaginación estaban las caras de los actores y algunos paisajes mientras leía.







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