martes, 2 de enero de 2024

Material de construcción + La familia Bloom

Material de construcción

Eider Rodríguez

Recomendada en Página2 el día del libro, y en el Instagram de una persona que me ha descubierto unas cuantas joyas literarias.

Me ha impresionado la riqueza narrativa y la profundidad al abordar un tema personal, familiar (y social) tan complejo y que genera tanto sufrimiento.

Eider se enfrenta al alcoholismo de su padre a través de este texto. Escarba para comprender, y supongo que para poner en orden y apaciguar el remolino emocional. Copio algunos fragmentos:

Nací en una familia salvaje, en la que mi madre insistía en que no me mentiría aunque la verdad fuera terrorífica y mi padre reivindicaba su derecho a odiar libremente. Estaban tercamente comprometidos con la verdad y con la rabia.

¿Qué estoy haciendo yo, muriendo o viviendo? ¿Pueden hacerse ambas cosas a la vez?

¿En qué me he convertido para él después de que dejara de beber? ¿He mejorado o he empeorado?

Contarlo fue entenderlo. Las palabras se abrieron paso en mi boca como una infección. "Se está muriendo". Mi dolor no le causó repugnancia ni espanto, me dedicó una mirada sencilla, y gracias a ella no me desangré.

¿Acaso no tendríamos que demoler también la idea del amor romántico entre padres e hijos?

La muerte del padre es el nacimiento de un hijo, pero al revés.

Quiero estar presente.

Quiero sentir este dolor.

Quiero quedarme embarazada.

Quiero un perro

Quiero cortarme el pelo.

Quiero una autocaravana.

Quiero creer en las promesas que no me hiciste.

Quiero cumplir las promesas que nunca te hice.

Estoy cansada y con el cuerpo dolorido y vulnerable y asustada y sin aliento para ponerme delante de los alumnos, y no quiero medicamentos porque quiero sentir todo esto, y gestionarlo, y aceptarlo, y cambiarlo. Merezco sentir esto, porque mi padre ha muerto.

Últimamente oleadas de vergüenza me asaltan en cualquier lugar. Vergüenza para solicitar la baja, vergüenza para llorar, vergüenza para aparecer maquillada delante de los demás, vergüenza cuando Mikele dice que no sabe en qué continente está Indonesia, vergüenza cuando Peru escribe en un grupo de WhatsApp un mensaje repleto de errores ortográficos, vergüenza cuando una extravagancia de Lander tiene nuevo público, vergüenza cuando alguien me dice que está leyendo el libro mío. En mi relación contigo la vergüenza ha sido el sentimiento predominante. ¿Puede haber algún resquicio de amor ahí? ¿Puedes avergonzarte de alguien a quien no quieres?

No tuviste cojones para dejar de beber. Me abandonaste y aún así te quiero.

¿Qué clase de débil soy? ¿Qué mierda de esclava? ¿Qué farsa de feminista?

Escribir se ha convertido en una manera de estar contigo y de estar para ti. Fuera de aquí se me antoja difícil sentir algo por ti, a través de ti o para ti. Por ti sí, por ti sí que siento cosas, por culpa tuya: rabia, vacío, desgana, cerrazón, ganas de aislarme y de morir.

Yo nunca te hice reír, y aún menos llorar.

Estoy tan triste que soy invencible.

Sinopsis: En esta novela hay veranos, cigarrillos, piscinas, hospitales, caballos, azulejos, cemento, arena, cartas, plantas, fuego, vacaciones, amores, mentiras, verdades, vergüenzas... y también alcohol, que lo impregna todo, estropeándolo y deformándolo. Porque el padre es alcohólico. Y ella, la hija de un alcohólico. Pero ¿qué más hay detrás de ese hombre que vendía materiales de construcción y fabricaba muebles reciclando palés? A pesar de haber vivido en la misma casa durante muchos años, padre e hija apenas tienen trato. No se hablan ni se tocan, pero las miradas, los olores y los sonidos les sirven de vínculo. Y el silencio, eso que no se quiere y no se puede decir, es más un campo de batalla que una fortaleza.

En su primera novela, Eider Rodríguez ha recogido los fragmentos de un padre para reconstruir, desde diferentes perspectivas y con un estilo brutal y descarnado, el relato de una familia, de una época y de un lugar, sacando a la luz los cauces subterráneos por los que circulan el amor y la vida dentro de los estrechos márgenes del entorno familiar.

Nº de páginas: 208. Editorial Literatura Random House, 2023. Traducción: Eider Rodríguez. Así comienza.

La familia Bloom


De un director de series de TV, una historia de superación personal y familiar tras un accidente que provoca una grave discapacidad.

Lo mejor: Naomi Watts. El título en inglés es muy superior a la anodina traducción. Me quedo con esa urraca capaz de volar y de hacer volar (y no soy demasiado amiga de este pájaro en concreto).

Conclusión: prescindible. Se deja ver.

Sinopsis: Sam Bloom es una madre que vive feliz con su marido y sus tres hijos. Un día un accidente la deja paralítica. Mientras ella y su familia luchan por adaptarse a su nueva situación, un aliado improbable se presenta en sus vidas en forma de un pájaro herido al que llaman Penguin por el color de su plumaje. La llegada de este animal es una bienvenida distracción para la familia Bloom, que finalmente marca una gran diferencia en Sam, enseñándola a vivir de nuevo.

Título original Penguin Bloom. Dirección Glendyn Ivin. Guion Harry Cripps, Shaun Grant. Libro: Cameron Bloom, Bradley Trevor Greive. Reparto: Naomi Watts, Andrew Lincoln. Música Marcelo Zarvos. Fotografía Sam Chiplin. Australia 2020, 91 min.



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