Presentación del autor
En 1992 creó la productora El Lápiz de la Factoría, con la que dirigió cortometrajes como Bru, Es asunto mío o el aplaudido Manualidades. En 1995, produjo Caracol, col, col, que le valió pisar con calma la alfombra roja de los Premios Goya, que ganó en la categoría a Mejor Corto de Animación. Cuatro años después estrenó la película Mamá es boba. En 2001 abrió, junto a Mer García Navas, Lana S.A., un taller dedicado al diseño de escenografía y decorados. En 2007 estrenó Un buen día lo tiene cualquiera. Harto de los tejemanejes del mundo del cine, decidió cederle sus ideas a esto de la literatura, publicando las novelas Los millones y Los Huerfanitos.
La novela
A Francisco le toca el premio gordo de la Primitiva, y no puede cobrarlo por no tener DNI. Es un ser solitario y marginal, perteneciente a las agonizantes filas del GRAPO. Cada día pasa horas cosiendo etiquetas falsas en camisetas y apostado a la barra de un bar a la espera de instrucciones para una acción inminente. Sobrevive a duras penas, en un cochambroso piso, obsesionado por cualquier gasto improvisado que desajuste su precaria economía.
Me costó engancharme a la historia. La descripción detallada de las miserias del protagonista no me provocaba ni la más mínima empatía o pena. El lenguaje empleado en ocasiones distrae y distancia. A medida que entran en escena otros personajes y la acción se dinamiza, mejora de forma considerable. Enternecedor el momento de la colisión del tren. Amor entre dos desarraigados.
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