No encuentro las palabras
adecuadas para definir esta maravilla. Tampoco podría explicar qué se siente al
estar ahí. Una vez más la naturaleza me deja muda, escuchando los rugidos del
interior del glaciar, siendo testigo del desprendimiento de inmensas moles de
hielo y del nacimiento de nuevas formas; apartando el pelo de mi cara para no
perderme ni un instante, agotando la batería de la cámara. Se llama: asombro,
fascinación y FELICIDAD.
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