Realmente curiosa la perspectiva que se puede tener de este libro cuando lo lees por primera vez pensando en que el siglo XXI o los viajes a Marte son ambos componentes de la más pura ciencia ficción. Ahora, redescubro un texto, que al igual que la primera vez, me ha dejado maravillada.
Con la excusa de un mundo en otro planeta, Bradbury arremete contra los defectos de nuestra sociedad, las ambiciones humanas, los odios y guerras, esa capacidad de destrucción e invasión.
Los hombres de la Tierra llegaron a Marte porque tenían miedo, o no lo tenían, porque eran felices o desdichados, porque se sentían como los Peregrinos… Cada uno de ellos tenía una razón diferente. Abandonaban mujeres odiosas, trabajos odiosos o ciudades odiosas, venían para encontrar algo, dejar algo o conseguir algo; para desenterrar algo, enterrar algo o alejarse de algo. Venían con sueños ridículos, con sueños nobles o sin sueños…. Al principio sólo unos pocos, unas docenas, porque casi todos se sentían enfermos aún antes que el cohete dejara la Tierra. Y a esta enfermedad la llamaban la soledad, porque cuando uno ve que su casa se reduce hasta tener el tamaño de un puño, de una nuez, de una cabeza de alfiler, y luego desaparece detrás de una estela de fuego, uno siente que nunca ha nacido, que no hay ciudades, que uno no está en ninguna parte; y sólo hay espacio alrededor, sin nada familiar, sólo otros hombres extraños…. Y todo el planeta parece una pelota embarrada lanzada a lo lejos, entonces uno se siente verdaderamente solo, errando por las llanuras del espacio, en busca de un mundo que es imposible imaginar.
Edición de lujo que se abre con un prólogo insuperable:
“Sobre el planeta rojo –que su profecía nos revela como un desierto de vaga arena azul, con ruinas de ciudades ajedrezadas y ocasos amarillos y antiguos barcos para andar por la arena”. Jorge Luis Borges
Prosa que nos lleva dulcemente por esos territorios inexplorados.
Esa noche había en el aire un olor a tiempo... ¿Qué olor tenía el tiempo? El olor del polvo, los relojes, la gente. ¿Y qué sonido tenía el tiempo? Un sonido de agua en una cueva y unas voces que lloraban, y una voz muy triste, y unas gotas sucias que caen sobre tapas de cajas vacías… ¿A qué se parecía el tiempo?... a la nieve que cae calladamente en una habitación negra, a una película muda en un viejo cine…
¿Quién es y qué es esa criatura que sale de la soledad, se acerca a gentes extrañas, y asumiendo la voz y la cara del recuerdo se queda al fin entre nosotros, aceptada y feliz?
Un verdadero deleite, un cúmulo de excepcionales sensaciones cósmicas.
Uno de los relatos que más me impresiona es el del hombre que reconstruye a su familia completa, mujer y tres hijos, y muere de un infarto cuando al fin le encuentran para llevarle de regreso a la tierra.
Con la excusa de un mundo en otro planeta, Bradbury arremete contra los defectos de nuestra sociedad, las ambiciones humanas, los odios y guerras, esa capacidad de destrucción e invasión.
Los hombres de la Tierra llegaron a Marte porque tenían miedo, o no lo tenían, porque eran felices o desdichados, porque se sentían como los Peregrinos… Cada uno de ellos tenía una razón diferente. Abandonaban mujeres odiosas, trabajos odiosos o ciudades odiosas, venían para encontrar algo, dejar algo o conseguir algo; para desenterrar algo, enterrar algo o alejarse de algo. Venían con sueños ridículos, con sueños nobles o sin sueños…. Al principio sólo unos pocos, unas docenas, porque casi todos se sentían enfermos aún antes que el cohete dejara la Tierra. Y a esta enfermedad la llamaban la soledad, porque cuando uno ve que su casa se reduce hasta tener el tamaño de un puño, de una nuez, de una cabeza de alfiler, y luego desaparece detrás de una estela de fuego, uno siente que nunca ha nacido, que no hay ciudades, que uno no está en ninguna parte; y sólo hay espacio alrededor, sin nada familiar, sólo otros hombres extraños…. Y todo el planeta parece una pelota embarrada lanzada a lo lejos, entonces uno se siente verdaderamente solo, errando por las llanuras del espacio, en busca de un mundo que es imposible imaginar.
Edición de lujo que se abre con un prólogo insuperable:
“Sobre el planeta rojo –que su profecía nos revela como un desierto de vaga arena azul, con ruinas de ciudades ajedrezadas y ocasos amarillos y antiguos barcos para andar por la arena”. Jorge Luis Borges
Prosa que nos lleva dulcemente por esos territorios inexplorados.
Esa noche había en el aire un olor a tiempo... ¿Qué olor tenía el tiempo? El olor del polvo, los relojes, la gente. ¿Y qué sonido tenía el tiempo? Un sonido de agua en una cueva y unas voces que lloraban, y una voz muy triste, y unas gotas sucias que caen sobre tapas de cajas vacías… ¿A qué se parecía el tiempo?... a la nieve que cae calladamente en una habitación negra, a una película muda en un viejo cine…
¿Quién es y qué es esa criatura que sale de la soledad, se acerca a gentes extrañas, y asumiendo la voz y la cara del recuerdo se queda al fin entre nosotros, aceptada y feliz?
Un verdadero deleite, un cúmulo de excepcionales sensaciones cósmicas.
Uno de los relatos que más me impresiona es el del hombre que reconstruye a su familia completa, mujer y tres hijos, y muere de un infarto cuando al fin le encuentran para llevarle de regreso a la tierra.
8 comentarios:
“El señor Iii abrió la puerta…
-Un minuto de atención – dijo el capitán… - Venimos de la Tierra… Nos gustaría que nos dieran la llave de la ciudad, o algo parecido,…”
Y así en cada uno de los relatos. Leerlo para creerlo y para disfrutarlo.
Estoy con Pepe... sus relatos son siempre un descubrimiento...
Un beso
Genial, otro libro para la lista. Lo leeré.
¡Gracias!
Pepe, el comité de bienvenida y esa estancia donde creen se va a celebrar su llegada. Es que es realmente magnífico. Desde la ironía, a la crítica, a la poesía, todo cabe. Es una gozada leer este tipo de textos. Probablemente lo he disfrutado mucho más que hace años.
Cuando acabo un libro así me entra un poco de miedo porque, generalmente el siguiente lo encuentro soso o flojo…
Biquiños
Miguel, además éste no aumenta tu lista de tareas pendientes, je je
Volveré a Bradbury, pero la próxima vez será con relatos que no conozca.
Biquiños
Thabitha, ya ves que los tres estamos totalmente de acuerdo en relación a este espléndido libro. Una joya.
Biquiños
Dijo Bradbury que escribió el libro confiando que algún niño en el Marte del futuro lo leyese mirando a la Tierra!
Le debo momentos inolvidables, pero sin duda "Crónicas Marcianas" y "El vino del estío" sean mis favoritos!
Zadelia, quién sabe, Marte no está tan lejos….
Yo también tengo muy buenos recuerdos de la época en la que descubrí sus relatos. Y ahora volver a este libro ha sido un gran acierto.
BIQUIÑOS
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