Pedro Zuazua Gil
Recuerdo la frase rotunda y repetida en numerosas ocasiones durante mi infancia y adolescencia: “En esta casa no entra un perro”. Mi madre alentando a la emancipación de sus hijas para que pudieran disfrutar de pelos caninos en sus propios hogares. Como el escritor de este maravilloso libro gatuno, mi madre tuvo que comerse sus palabras con patatas. Ni uno, ni dos: tres (de uno en uno); y la última llegó por su propio deseo.
Yo no soy (nunca digas “nunca jamás”) gatuna, aunque en mi entorno varias personas a las que quiero mucho sí lo son y he compartido muchos momentos y conversaciones.
Desde que lo empecé no callo, a quien me tropiezo le suelto lo mismo: es genial, divertido, tierno, aunque no tengas gato… Y me puedo imaginar las delicias de los que sí pertenecen a esa “secta”.
Sé que lo voy a recomendar, seguiré dando la chapa y lo regalaré en alguna ocasión.
Al terminar he buscado información en Instagram y su propia web. Suponía que donde vive una, pueden vivir dos. Confirmado (jajaja).
Como persona perruna (convivo con una galga), algunas cosas me han llevado a lo mío, a lo que he vivido; y salvando las distancias, tenemos mucho en común.
Sinopsis: Pedro pertenecía hasta hace poco al grupo de la Resistencia Gatuna, formado por todas aquellas personas que sin pudor decían «en mi casa no entra un gato, y punto». Hasta que un día conoció a Mía, una gatita blanca y parda que se instala en su piso y no solo se adueña del espacio, sino que también conquista su corazón. Pedro no podía imaginar hasta qué punto Mía iba a cambiar su vida. Divertidas, desenfadadas y emotivas, estas memorias gatunas desvelan todos los entresijos del mundo de los gatos. Y mucho más. Porque, en realidad, ¿quién no ha sido primerizo alguna vez?
Prólogo: Elvira Lindo. Duomo Ediciones, 2018. Número de páginas: 272. Tiempo de lectura: 6h
La avería
Fiedrich Dürrenmatt
Un libro de formato pequeño. Un texto que he devorado (casi como los comensales protagonistas en su cena pantagruélica).
Una avería en el coche, una reparación que no será inmediata, una decisión de no volver a casa en tren, un hospedaje completo que le lleva a la vivienda de un vecino del pueblo en busca de alojamiento para esa noche. Allí será recibido con gran hospitalidad.
Nada parecido a los planes de fiesta que se había imaginado. Será el invitado de una cena con el viejo anfitrión y sus amigos. No parece que vaya a ser divertido. Se equivoca. Va a vivir una experiencia extraordinaria.
Cuánto he disfrutado con la prosa, con la historia, con el fondo y el poso que deja. Intriga y una mirada provocadora hacia las leyes, la justicia, los crímenes y la dignidad. Un final impactante.
Algunos párrafos a destacar
El teatro amenaza con volverse realidad.
¿Quien de nosotros se conoce, quién de nosotros es consciente de sus delitos y de sus crímenes secretos?
Me
siento obligado a felicitar especialmente a nuestro querido y
presunto perpetrador, porque sin perpetrador no es posible descubrir
un asesinato, ni hacer que impere la justicia. ¡Brindemos por
nuestro amigo....!
[…]
y es que en nuestra tertulia, estimado amigo Alfredo, se ha
renunciado al prejuicio de ver en el crimen algo feo, algo terrible,
y de contemplar en la justicia, en cambio, algo bello, si bien tal
vez, una belleza terrible. No. Nosotros reconocemos la belleza
incluso en el crimen, como condición previa que hace posible la
justicia.
No hay nadie que sea trigo limpio. Sin embargo, entre amigos tan comprensivos, ese pudor se convierte en algo ridículo, innecesario. ¡Qué extraño! Me siento comprendido y también comienzo a comprenderme a mí mismo, como si estuviera conociendo a alguien que resulta que soy yo, alguien a quien antes sólo conocía de manera aproximada […]
Pronto seguiré recorriendo la obra del autor. En 2009 reseñaba El cebo, magnífica película basada en una de sus novelas. de este escritor.
Sinopsis: Una avería en su nuevo deportivo obliga al viajante textil Alfredo Traps a pasar la noche en un pequeño pueblo. Sus anfitriones, con quienes comparte la velada (un juez, un abogado, un fiscal y un verdugo), le propondrán un macabro juego: ser el acusado. Impredecible como la mejor intriga policíaca e implacable como una tragedia clásica, es quizá la más perfecta indagación en uno de los temas predilectos del autor: la fundamentación del principio de justicia. La doble moral burguesa, el concepto de libertad y responsabilidad individual o la afinidad entre el juicio moral y el estético en un mundo que trastoca el concepto de mal por el de avería o error, recorren también este texto: gran literatura que no copia la realidad, sino que «amenaza con volverse realidad» ella misma.
Título original: Die Panne. Editorial Periférica, Cáceres 2020. Número de páginas: 112. Tiempo de lectura:2h 35m. Así comienza.
Mi música del mes de julio
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