Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado
Maya Angelou
En mi lista infinita de “lecturas futuras” desde hace tiempo. Le ha llegado el turno, y al principio dudé de si sería un buen momento.
Junio ha sido una noria sin freno, con momentos muy intensos. Las novelas leídas están a años luz de la ligereza, no digamos de la comedia o de una leve sonrisa. Iba advertida: este libro es muy duro.
No sé si por lejanía temporal, geográfica, racial, o porque sencillamente ya había llenado el cupo de “pasarlo fatal” entre páginas, seguí hasta el final; a ratos fascinada por el estilo narrativo, por la vida de la autora (es biográfico) y su detalle al recordar. Cruda y delicada. Niña con carencias afectivas, criada por su abuela (con la religión muy presente). Violada por la pareja de la madre, cuando Maya tenía ocho años (esa parte es un infierno). La familia de la madre y sus formas de resolver conflictos. Su padre y su aventura en México. Su hermano y cómplice. La Tienda, los pelagatos blancos, la escuela.
Deja huella. Una niña que parece una adulta, una adolescencia que parece una vida más larga. Identidad, silencio, dudas, lucha por conseguir un trabajo en el que los negros no son una opción y cómo se convierte en madre. El calor de los libros, el refugio en la escritura.
Selección de fragmentos
"¿Quieres decir que ese hombre te violó y no sabes cómo iba vestido?" Lanzó una risita disimulada, como si yo hubiera violado al señor Freeman. "¿Sabes si te violó?"
El señor Freeman fue condenado a un año y un día, pero no tuvo la menor oportunidad de cumplir su condena. Su abogado (o quien fuera) consiguió que lo soltaran aquella misma tarde.
Se fue y un hombre había muerto porque yo había mentido. ¿Qué equilibrio había en eso? Una mentira no podía valer tanto como la vida de un hombre.
Descubrí que, para lograr el silencio personal perfecto, lo único que debía hacer era pegarme al sonido como una sanguijuela. Empecé a escucharlo todo.
Me resulta interesante que la vida más miserable, la existencia más pobre, se atribuya a la voluntad divina, pero, a medida que los seres humanos se encuentran más acomodados, a medida que su nivel y estilo de vida empiezan a ascender por la escala material, Dios desciende por la de la responsabilidad con la misma rapidez.
No iba a echar de menos a la señora Flowers, porque me había transmitido su palabra secreta con la que convocar a un genio que iba a servirme toda mi vida: libros.
¿A
qué niño no le va a resultar irresistible una madre que se ríe con
ganas y a menudo, sobre todo si el ingenio del niño está lo
bastante desarrollado para entender el sentido de la broma?
(Una
noche los levanta a las dos y media de la mañana y les hace una
fiesta en la cocina. Comida especial, canto y baile).
A los quince años, la vida me había enseñado indiscutiblemente que el abandono, llegado el momento, era tan honorable como la resistencia, sobre todo si no tenías otra opción.
Me sentía como una cometa suelta flotando en un viento suave y mi única ancla era mi voluntad.
Así como el agradecimiento se confundía en mi mente con el amor, así también la posesión se confundía con la maternidad. Tenía un hijo. Era hermoso y mío: totalmente mío.
Sinopsis: Primer volumen de su autobiografía: su dura infancia y los trances por los que tuvo que pasar hasta convertirse en una mujer independiente. Criada en un pequeño pueblo de Arkansas por su abuela, aprendió mucho de esta mujer excepcional y de una comunidad negra extraordinariamente cohesionada. Unas lecciones de vida que le ayudarían a sobrellevar las dificultades que tendría que soportar en los años venideros, en San Luis y en California. Angelou tiene un don extraordinario para contar. Su libro, que es a la vez alegre y triste, misterioso y memorable, como la niñez, nos habla de los anhelos y miedos infantiles, del amor y del odio y de cómo las palabras pueden hacer del mundo un lugar mejor.
Título original: I Know Why the Caged Bird Sings. Traducción: Carlos Manzano de Frutos. Libros del Asteroide, Barcelona 2016. Número de páginas: 352. Tiempo de lectura: 8h 23m. Empezar a leer.
Una preciosidad de cubierta. Un título que llama la atención, que suena a sufrimiento y sabiduría.
Así empiezo este nuevo mes.