El último paréntesis del año, festivos colocados estratégicamente que invitan a disfrutar de una semana completa de vacaciones. Decisiones rápidas que invalidan todos los planes anteriores.
Viernes 3 por la tarde y la maleta sin hacer. Repaso de lo necesario, y susto al no encontrar el bono canjeable de la agencia. Corriendo y forzando su horario de apertura, cruzo la puerta cuando apenas faltan unos minutos para el cierre (detesto hacer este tipo de cosas). Salgo más tranquila con mi papel y sello, y sin prestar mucha atención a ciertos problemas con los vuelos de esa noche.
Un par de conversaciones telefónicas y como una posesa me lanzo a por el mando a distancia y pongo CNN+ en la tele. Me lo cuentan y no soy capaz de asimilarlo: el espacio aéreo español cerrado. No lo entiendo, ¿qué quiere decir eso? Será una broma, aunque no lo parece. Jodidos controladores, ya la están liando una vez más. Van pasando las horas, noche cerrada y consigo contactar con la compañía aérea. Parecen bastante optimistas, estiman que a las 7 de la mañana todo se habrá solucionado, y yo parezco boba porque quiero creérmelo. Apago la caja tonta que me pone muy nerviosa con ese aire catastrofista. No puede ser…
Cierro la maleta, porque yo me marcho, aunque sea andando… e intento dormir un poco. Llamada de madrugada a Air Europa, siguiendo las instrucciones de AENA. Contestador automático que me informa de que no tendrán novedades hasta después de las 7 de la mañana. En las respectivas webs poco que añadir. Un taxi y al aeropuerto con la total certidumbre de que no volaremos. Nos envían directamente a una cola de reclamaciones – recolocaciones – canjes… Casi dos horas de espera, haciendo amigos a la búsqueda de soluciones comunes, un coche de alquiler un taxi compartido, hay que llegar a Madrid como sea. Es nuestro turno y nos ofrecen cambiar el vuelo para las 3 de la tarde, pero sin garantía de ningún tipo. Imposible, tenemos una conexión a las 5 desde Barajas. Cancelamos ese tramo de ida a la capital, conservando la vuelta, y nos vamos con un papelito que nos asegura el cobro de la parte proporcional.
La diosa fortuna nos quiere y pone en nuestro camino a una amiga que esa misma mañana se marcha a Madrid en coche. Un café para templar la rabia, mails a la agencia y teléfonos que siguen sin aportar nada nuevo.
600 kilómetros de carretera con la oreja pegada a la radio, estado de alarma, militares (es más grave de lo que podíamos imaginar). Más de 600 mil persona afectadas. La han liado gorda estos tipejos. El móvil no cesa de sonar, pero las certidumbres son nulas. A medio día, la mayorista me asegura que volamos esa noche a las 21 horas.
Entrada a la T4, más medios de comunicación que pasajeros. Aparecemos en pantalla y abren la facturación. Tren al satélite de la Terminal, mientras desde megafonía Iberia anuncia una y otra vez que se reanudarán sus salidas a partir de las 6 del día siguiente. Esto se pone feo. Larga espera hasta el momento señalado, 23 horas. Y de pronto desaparece el vuelo en pantalla, aunque pocos minutos después se anuncia una puerta de embarque hacia la que corremos.
LO CONSEGUIMOS, más de 7 horas de retraso, pero nos montamos en el avión y despegamos rumbo a Amman. Posteriormente sabremos que fuimos unos privilegiados, de los primeros en salir ese día.
Aterrizamos de madrugada, trámites y al hotel, un buen desayuno, una ducha reconfortante y comienza la ruta jordana.
Viernes 3 por la tarde y la maleta sin hacer. Repaso de lo necesario, y susto al no encontrar el bono canjeable de la agencia. Corriendo y forzando su horario de apertura, cruzo la puerta cuando apenas faltan unos minutos para el cierre (detesto hacer este tipo de cosas). Salgo más tranquila con mi papel y sello, y sin prestar mucha atención a ciertos problemas con los vuelos de esa noche.
Un par de conversaciones telefónicas y como una posesa me lanzo a por el mando a distancia y pongo CNN+ en la tele. Me lo cuentan y no soy capaz de asimilarlo: el espacio aéreo español cerrado. No lo entiendo, ¿qué quiere decir eso? Será una broma, aunque no lo parece. Jodidos controladores, ya la están liando una vez más. Van pasando las horas, noche cerrada y consigo contactar con la compañía aérea. Parecen bastante optimistas, estiman que a las 7 de la mañana todo se habrá solucionado, y yo parezco boba porque quiero creérmelo. Apago la caja tonta que me pone muy nerviosa con ese aire catastrofista. No puede ser…
Cierro la maleta, porque yo me marcho, aunque sea andando… e intento dormir un poco. Llamada de madrugada a Air Europa, siguiendo las instrucciones de AENA. Contestador automático que me informa de que no tendrán novedades hasta después de las 7 de la mañana. En las respectivas webs poco que añadir. Un taxi y al aeropuerto con la total certidumbre de que no volaremos. Nos envían directamente a una cola de reclamaciones – recolocaciones – canjes… Casi dos horas de espera, haciendo amigos a la búsqueda de soluciones comunes, un coche de alquiler un taxi compartido, hay que llegar a Madrid como sea. Es nuestro turno y nos ofrecen cambiar el vuelo para las 3 de la tarde, pero sin garantía de ningún tipo. Imposible, tenemos una conexión a las 5 desde Barajas. Cancelamos ese tramo de ida a la capital, conservando la vuelta, y nos vamos con un papelito que nos asegura el cobro de la parte proporcional.
La diosa fortuna nos quiere y pone en nuestro camino a una amiga que esa misma mañana se marcha a Madrid en coche. Un café para templar la rabia, mails a la agencia y teléfonos que siguen sin aportar nada nuevo.
600 kilómetros de carretera con la oreja pegada a la radio, estado de alarma, militares (es más grave de lo que podíamos imaginar). Más de 600 mil persona afectadas. La han liado gorda estos tipejos. El móvil no cesa de sonar, pero las certidumbres son nulas. A medio día, la mayorista me asegura que volamos esa noche a las 21 horas.
Entrada a la T4, más medios de comunicación que pasajeros. Aparecemos en pantalla y abren la facturación. Tren al satélite de la Terminal, mientras desde megafonía Iberia anuncia una y otra vez que se reanudarán sus salidas a partir de las 6 del día siguiente. Esto se pone feo. Larga espera hasta el momento señalado, 23 horas. Y de pronto desaparece el vuelo en pantalla, aunque pocos minutos después se anuncia una puerta de embarque hacia la que corremos.
LO CONSEGUIMOS, más de 7 horas de retraso, pero nos montamos en el avión y despegamos rumbo a Amman. Posteriormente sabremos que fuimos unos privilegiados, de los primeros en salir ese día.
Aterrizamos de madrugada, trámites y al hotel, un buen desayuno, una ducha reconfortante y comienza la ruta jordana.
8 comentarios:
Preciosas fotografías.
Jordania, qué maravilla!!! Preciosas las fotos. Habrán más?? Me apunto esa escapadita. Qué envidia!!
Bueno, y qué nervios pasarías con los controladores, pero al final, todo fue bien...yo tuve una suerte increíble, llegué horas antes de todo el follón. Pero bueno, yo sé lo que es pasar muchas más horas de retrasos y en mitad de una escala, que no tienes cama.
Un abrazo y si celebras las fiestas, qué sean muy felices para ti.
Penélope, y más se disfrutan en un día tan lluvioso como hoy.
Gracias
Kashtanka, sí, habrá más, y en mi opinión mucho mejores que éstas porque son de los lugares más espectaculares de ese país, y vecinos.
Muchos nervios, pero ahora al recordarlo lo vivo como una aventura más de este extraño año. Cada viaje ha ido acompañado de algo…
Hoy, de momento, toca celebrar que tenemos salud, eso es lo que se dice para consuelo de los que vemos en la tele a la gente saltar de felicidad con sus premios de lotería.
Biquiños
¡Cómo nos gusta!
Hemos echado unas risas recordando el 3 D!!!
Por fa, continua relatando el viaje.
Nos tienes en ascuas hasta el próximo episodio.
Hoy es el día de la SALUD, porque lo que es la lotería... NADA DE NADA
Bsos,
José y Conce
Conce y Jose, ahora se ve de otro color. Yo, tan tranquila siempre, teníais que haberme visto en ese coche camino a Madrid….
Habrá más episodios, para recordar en común, para reirnos y para volver a disfrutarlo.
Biquiños a los dos y gracias por la visita.
Yo también celebro el día de la salud. Mañana comprobaré si al menos recupero un pellizco de lo gastado.
Uno de los viajes que recuerdo con gran cariño es el que hice por Jordania. Como yo explicaba a mis alumnos, me sente en el agua, flotando y leyendo un periódico. ¿Tu sombra se proyecta sobre las arenas del Wadi Rum? Subir a una enorme duna fue una gran experiencia. Tenerife y La gomera tampoco están mal. Felicidades.
Pepe, ya de vuelta (por navidad). Esa sensación de flotar, de lo difícil que resulta moverse, de patalear hacia arriba, es de lo más divertido, y a la vez relajante. Si añadimos el no haber dormido apenas las dos noches anteriores, es casi el nirvana,
Premio, mi sombra se hace una foto sobre una duna del Wadi Rum.
Felices fiestas y un besote navideño
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